Carnaval de Cádiz

Pablo Simón, el politólogo romancero: «El sentimiento de comunidad del carnaval mantiene a Cádiz vivo»

El prestigioso docente y analista es un gran aficionado a la fiesta grande gaditana y desde el año pasado se ha echado al monte, más bien a La Viña, y ofrece sus versos por las calles

Álvaro Mogollo

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Quien tenga más o menos interés en la política, seguro que reconoce a Pablo Simón (Arnedo, La Rioja, 1985). Y quien no, también, porque se lo habrá encontrado en algún programa de televisión, pues no en vano es uno de los politólogos más reputados de España.

Y muere con Cádiz, que no es cosa menor. O dicho de otra forma, es cosa mayor, que diría el expresidente Rajoy, por no salir de su ámbito profesional. Su afición por el carnaval es bien conocida para quienes le siguen, pero no lo es tanto que saque un romancero y recorra las calles con su cartelón. Lo pueden ver si tienen suerte este mismo fin de semana.

Su vínculo con la fiesta es natural, explica, porque su madre es de Puerto Real y siempre ha tenido arraigo por la Bahía: «Iba siguiendo el carnaval con los vídeos en VHS cuando sólo lo daba Canal Sur. Me hacían mucha gracia las chirigotas y desde chico lo fui mamando».

Sin embargo, de gustarle el carnaval a salir hay un trecho considerable: «Es un poco una locura», dice. En su caso, se trataba de una apuesta: «Aposté que si sacaba mi plaza de titular en la universidad, que eso implica convertirse ya en funcionario, me iba a animar a hacer un romancero. La saqué y dije que iba a salir».

Y cumplió su palabra echándole poca vergüenza al asunto, «que es como se hace esto». Con 'El Politoloco' se desvirgó en 2023 en materia romanceril y este 2024 repite experiencia con 'Son rimas y sátiras': «Es el segundo año y cada vez me gusta más y me atrevería a decir que lo hago algo mejor».

«Le vas cogiendo el tranquillo, te vas relajando, ya no hablas a todo correr, las cosas van cambiando, interactúas con la gente, vas viendo las calles que mejor funcionan y qué día», expone sobre su evolución carnavalera, que puede asimilarse al ensayo y error.

En esas, te enganchas y a ver quién te saca de ahí: «Te da la oportunidad de ver el carnaval desde una óptica distinta. El problema es que es superadictivo y ya no te quitas el veneno de encima». Ni falta que hace: «Siempre que pueda, saldré y lo haré con gusto».

Pero no sólo de la calle vive el politólogo, así que Simón ve con ahínco también el Concurso del Falla: «Yo sigo las preliminares desde que arrancan y es genial porque es como ver un torneo de la Champions. Ves la evolución y lo disfrutas».

«He tenido suerte porque he podido estar en el teatro y vivirlo desde dentro en una semifinal y en una Final», cuenta. ¿Se le verá alguna vez sobre las tablas? «Tarde o temprano yo creo que en algún momento ocurrirá, de manera natural».

La magia de la calle

«La calle es otra cosa», afirma rotunda y acertadamente. «He vivido el carnaval como espectador en el teatro, que es muy profesional, y en la calle he estado viendo y ahora como persona que actúa. Y el ámbito y el ánimo es muy distinto».

Entre quienes salen, el sentimiento de hermandad es grande: «Te encuentras con la chirigota del Perchero, la del Airon o Ana Magallanes y son supercariñosos. Son nombres que yo sigo y veo en Youtube, y te agradecen un montón que vengas y te animan».

El público al que se enfrenta es muy heterogéneo y eso lo hace absolutamente imprevisible: «Es una cosa mágica y no sé por dónde pillarlo nunca. Si son de Cádiz, te pillan las bromas de aquí. Si son de fuera, no las entienden. Y a veces la gente ha bebido ya más y se ríen con todo o no se ríen con nada. Es algo extrañísimo. Cada pase es un mundo y es algo muy guay».

Política y carnaval

Para Pablo Simón, el Carnaval de Cádiz es una manifestación «que mezcla lo folclórico y lo artístico con lo reivindicativo y esto lo hace desde unas ópticas muy plurales». «Me parece espectacular como expresión cultural y una manera de mostrar tu apoyo o descontento con diferentes cosas».

«Muchas veces pensamos que lo política es lo que tiene que ver con los políticos y no es verdad. Aquí se habla de todo tipo de temas sociales, muy vinculados con el día a día, con letras supercríticas y muy reivindicativas, desde el doble sentido y la gracia», expone.

Hay un elemento imperceptible que subyace de la fiesta y que es el más importante políticamente para el politólogo: «Las agrupaciones, la gente que ensaya o los que se ven en las peñas, al final terminan generando un sentimiento de comunidad. Creo que es lo más importante del carnaval y lo que mantiene a Cádiz vivo».

«La gran desgracia que está ocurriendo en muchos sitios es que cada vez estamos más individualizados, más solos, no hay tejido en el que uno se pueda refugiar. El carnaval hace lo contrario, amortigua desde una parte más divertida. Las cofradías de Semana Santa también tienen algo de eso, pero el carnaval lo hace desde un punto de vista más reivindicativo y más popular».

Uniendo pasión y profesión, este viernes ha presentado su nuevo libro 'Entender la política' en la librería gaditana María Zambrano junto a la periodista de Onda Cádiz Mirian Peralta y el cuartetero Ángel Gago, lo que da buena muestra de su vínculo con la fiesta. Y con el tipo puesto, que luego había que dar algún pasecito.

Mirian Peralta, Pablo Simón y Ángel Gago durante la presentación. L. V.

'Fatigas' ilustres y los forasteros

Cuestionado sobre si hay carnavaleros en las tertulias políticas a las que asiste, asegura que sí, poniendo de ejemplo a algunos andaluces como los periodistas Santiago Martínez-Vares e Isabel Morillo. Pero destaca que el presentador de La Sexta Antonio García Ferreras es un 'picao' de Martínez Ares. También del Selu: «El día que cantaba en preliminares dijo en antena que esa noche era muy importante porque volvía el Selu. Yo creo que no lo entendió nadie en España más que él y yo y nos reímos».

«Hay mucha gente fuera de Cádiz que, aunque no lo parezca, sigue el carnaval», expresa. «Tenéis una fiesta que es patrimonio universal y hace que todos pongamos el ojo encima. Aunque luego también vengan muchas personas y eso haga perder algo de la esencia».

Para el carnaval en sí, importa el respeto y el cariño y no la procedencia: «El forastero está en la cabeza. Puedes tener muy adentro todo lo que implica el carnaval habiendo nacido en Oviedo. La cuestión fundamental es cómo te acercas a la fiesta y cómo la vives».

«Efectivamente hay gente que viene de afuera y lo vive como si fuera San Fermín, de botellón y ya está. Y hay gente que viene con un respeto tremendo y eso se nota y cambia totalmente el enfoque». Y el que esté libre de pecado, que se tire por los bloques: «También hay gente de aquí que es muy metepatas y que en realidad están a otra cosa».

Lo que hace falta es disfrutar de los repertorios, sin molestar y comprendiendo el espíritu del carnaval: «Dónde nace uno es circunstancial, lo importante es cómo vivas la fiesta». Y Pablo Simón ha encontrado aquí «algo fabuloso»: «La magia que tiene es que cuando estás dentro, se forma una gran familia».

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