coac 2024

'Las mujeres de la vida' esperarán al menos otro año para «alumbrar» el pase a cuartos de final

Las matronas, tipo de la comparsa sevillana de Ramón Ruiz Lorenzo, no mantienen el nivel de 2023 en el Falla

Fotos: 'Las mujeres de la vida' sobre las tablas del Falla

Jaime Cedillo

Cádiz

Las mujeres de la vida

Imagen - Las mujeres de la vida
  • Autor Ramón Ruiz Lorenzo y Damián Gómez

Ramón Manuel Ruiz Lorenzo había colaborado con Pepe Martínez a la música en comparsas como 'El Reino de Don Carnal', pero fue el año pasado cuando trajo por primera vez al Teatro Falla una comparsa mixta, procedente de Sevilla, que dejó mejores sensaciones que en este 2024.

'Las mujeres de la vida', con música de Damián Gómez Reina y dirección de María Fiamma Durán Morillo, son unas matronas que nos invitan en la presentación, de ritmo frenético, a que cojamos su mano para renacer. El primer pasodoble, de música olvidable, se ocupa del estigma social al que se ven sometidas las madres solteras. Estas parteras vuelan en cada pieza, lo cual no habría de ser necesariamente negativo. El problema son los pasajes chillados.

Naciones Unidas es una basura y en Gaza se juegan la piel, aseguran en el segundo pasodoble, dedicado a los bombardeos injustos, cómo no, que caen sobre los niños de la guerra. Ni rastro de sarcasmo o doble sentido. Tampoco habría problema en esta cuestión, tratándose de un pasodoble cuyo discurso resulta manido y abiertamente sensacionalista. El problema esta vez es que el punto de partida no es, en ninguno de los casos, original. Denotativo, sin más. Tampoco la resolución, que se ve venir de lejos.

El «cuplecito extra de picante» con el que abren la tanda en realidad es un trampantojo. El segundo, al tipo, que por cierto podrían haber explotado mucho más a lo largo del pase de preliminares. La parturienta es «la Pedroche» con el vestido de Nochevieja. También al tipo el estribillo, pues acunan a Cádiz.

Juegan, en el popurrí, con el cordón umbilical como motivo poético para esgrimir consignas del tipo «no consientas ataduras» y otras obviedades. Más tarde, luz bajita para recrear los primeros compases de la maternidad en una nana que, paradójicamente, se erige en el momento más alto del popurrí. Cádiz es la matrona —ahora sí está bien lograda la analogía— que alumbra los cantes y, al mismo tiempo, les dan vida. Raro será que la mantengan en este concurso.

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