COAC 2024

Julio Pardo: «Cada cosa que hago me pregunto: ¿esto le gustaría a él?»

El coro 'Los luciérnagas' se estrena después de la locura maravillosa de 'Los Martínez'. «Es diferente pero sigue su senda, con un personaje con el que mucho gente se va a sentir representada»

«La modalidad no está de moda; goza de buena salud pero cuesta mucho encontrar componentes, sobre todo para la orquesta»

«La clave es hacer un coro de Carnaval y que el nuestro no pierda su sonido; por eso no me planteo incluir voces femeninas»

LA VOZ
José María Aguilera

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De Julito a Julio. De Pardo a Pardo. El cariñoso diminutivo que servía para diferenciar al padre del hijo, al maestro del alumno, ya desaparece ante la triste ausencia del hombre que amplió los límites y las fronteras del coro. Pero Junior hace tiempo que se hizo mayor, y este curso cumplirá curiosamente 40 años. Los 40 años de una vida marcada por el Carnaval, por los primeros recuerdos de los ensayos de 'El Guateque', las bateas de los carruseles y la infatigable figura de su progenitor arrancando a golpes cada tango con un descomunal afán de superación y un soberbio espíritu competitivo.

Pero él ya no está. Hace tiempo que comenzaron esa transición en la que manera paulatina el 'viejo' le iba otorgando mayor protagonismo en los quehaceres musicales. «Mi hijo me da mil vueltas, tiene mayor formación y sabe mucho más que yo», no se cansaba de repetir Julio I. Ya con 'Tócame' se advertía una presencia fácilmente perceptible y con 'Los Martínez' se consumaba la herencia, justo en ese mismo momento en el que llegaba la amarga despedida. No quiere hurgar en la herida, se le echará de menos pero ya se enjugaron las lágrimas. No obstante, este año, en el que ha perdido esa red de seguridad que insufla confianza al equilibrista, se sigue haciendo la misma pregunta: «¿Esto le gustará a él?».

En la búsqueda de esa respuesta aparecen 'Los luciérnagas', sucesores de 'Los Martínez'. Curioso. Pardo y Martínez, dos ilustres apellidos que se han convertido en leyenda y de los que habrá que escapar de su alargada sombra para reencontrar el sol. Es lo que tiene crecer entre gigantes.

-Muy buenos días, ¿Julito o Julio?

-Siempre he sido Julito, pero ya me lo estoy quitando. Me 'lo' están quitando desde que no está Julio. Ya está bien porque esta Semana Santa cumplo 40 años. Jajaja.

-Y muchos de ellos en el coro.

-Sí. Entré en 2001 con 'La gaditana', como componente, aunque yo he estado en el coro prácticamente desde que nací. Y en los últimos tres años pues haciéndome con la autoría junto a mi padre, cada vez un poquito más, hasta llegar a este momento.

-Su progenitor siempre decía que usted era mucho mejor que él, que estaba más formado.

-Es verdad que recibí el grado elemental en el conservatorio, allí en Tavira, de piano y solfeo, y luego he seguido formándome. Soy ingeniero de telecomunicaciones aunque me quedo con la música. Como afición, porque de la música no se come bien. Y además, él ha sido mi escuela de Carnaval. Pero lo suyo tenía un mérito tremendo. No tenía formación musical, aprendió música a palos, y además hizo sonar muy bien a un grupo que individualmente no tenía esa calidad.

Mi padre no tenía la preparación de hoy en día y los grupos no contaban con la calidad de este momento. Yo trabajo con componentes a los que es muy fácil dirigir, son una maravilla. Músicos de primer nivel en los que me apoyo muchísimo. Antes todo era mucho más amateur y por tanto más complicado, el mérito es mucho mayor.

El mérito del anterior autor

-¿Qué significa el Carnaval para usted?

-Uff. Buena pregunta. Por la crianza, el Carnaval forma parte de mi vida, pero mi vida no es el Carnaval. Es más, cuando termina, yo me desconecto y no me engancho hasta que volvemos a montar una nueva agrupación, donde entonces te absorbe muchísimo y acapara casi todo. Pero hay muchas cosas más allá de esto.

-¿Cómo ha sido el montaje de este año?

-Muy distinto. En los últimos años ya estaba al frente, especialmente en 'Los Martínez', en la composición musical y la afinación. Julio estaba en un segundo plano, pero estaba. Y siempre tenía la última palabra. Era un resguardo, me otorgaba tranquilidad y confianza. En este Carnaval, desde el punto de vista de la dinámica de los ensayos se ha seguido la misma línea, y no nos gusta hurgar en la herida ni estar llorando constantemente. Han sido ensayos alegres, bonitos, felices; lo 'único' es que la red del trapecista... pues ya no hay red.

-Ha sido un proceso natural porque su implicación ha sido paulatina. Pero los 'viejos', y en ese coro hay gente con solera, decían que cuando Julio el padre hablaba, daba una voz, ahí todos callaban.

-Así es. Todo esto ha sido poco a poco. Además, él ha sido mi única escuela de Carnaval. Yo tengo un estilo diferente en cuanto al manejo del grupo y los ensayos, especialmente porque son generaciones distintas, épocas diferentes y el Carnaval de ahora no tiene nada que ver con el de antes. Pero él siempre está presente en mis pensamientos. Cada cosa que hago me pregunto: ¿esto le gustaría a él?

-Era necesaria esa evolución...

-...Es que el Carnaval ha cambiado mucho. No tiene nada que ver con el de los 80, 90 e incluso principios del 2000. La sociedad es diferente y se nota en los ensayos. Antes eran diarios y eran hombres de otra generación, que se quitaban de sus casas, se escapaban de los móviles... hoy tienen que madrugar, llevar adelante la familia, con los niños, y el tiempo escasea. En los ensayos se prima la calidad, son menos pero optimizamos ese tiempo. Y el grupo tiene mucha más calidad, los conocimientos musicales de mis componentes permiten meter tangos, cuartetas, presentaciones, en poco tiempo.

Debe seguir sonando, siempre a coro de Carnaval

-¿En qué momento se inició la transición?-

-No ha sido sólo cosa mía. Hay personas como Juan (Lucena), Antonio (Rivas), el Canijo... que han participado en esto aunque me haya tocado liderar ese cambio. Pero esto lo ha hecho mi padre muchísimas veces, cambiando su propio estilo. Por eso ha ganado en los 80, 90, 2000, 2010, el 20...

Ahora faltaba darle una vueltecita a la tuerca, sabiendo que el coro no puede perder su identidad ni su sonido. Actualizar para que siga sonando, siempre, a un coro de Carnaval. Eso es lo más importante.

-Precisamente se han unido ahora en la modalidad numerosos estilos, diferentes. ¿Qué piensa de ellos?

-Yo lo veo bien porque cada uno es libre de hacer el coro que quiera. Y esta modalidad te permite hacer muchas cosas musicalmente hablando. Han venido a enriquecer la modalidad. Otra cosa distinta es que a mí me guste más o menos. Soy partidario de que el coro de Carnaval tiene que sonar a coro de Carnaval de Cádiz. No es suficiente con hacer un grandioso espectáculo, porque entonces tienen cabida otros coros polifónicos, orfeones, que son brillantes. Pero son otra cosa.

El coro no puede perder su idiosincrasia. Y en los últimos tiempos veo que el artificio está por encima del repertorio. Debe estar siempre al servicio, como complemento, del mensaje. Porque encima ya ha dejado de funcionar.

-¿A qué se refiere?

-A que a veces uno piensa en el coro más en el artificio, en el montaje, el decorado, los movimientos, la instrumentación... más que en el repertorio. Y ya no impresiona al público, que lo ha visto antes. Hay que aprender de la comparsa. El aficionado ahora demanda algo más allá que la coreografía y la instrumentación. Por ejemplo, al comparsa se escucha con otros oídos.

-¿Hay más exigencia en la comparsa? Sobre todo en el apartado literario, en el contenido.

-Vale. Pero es mucho más difícil, y lo digo a boca llena, escribir, componer y cantar tangos que pasodobles. Y es más difícil que un mensaje te llegue cuando cantan 45 que cuando cantan 15. Lo que quiero explicar es que el efectismo y la reacción rápida no pueden estar por encima de la calidad.

Nosotros con 'Tócame' o 'Los Martínez' hemos dado ese giro, pero con mensaje y calidad. Hoy cantan muy bien los coros, están muy bien afinados, la interpretación es excelente, la calidad vocal todos la tienen, por eso hay que dar un poquito más.

«De moda está la comparsa; el coro, no»

-¿El coro está de moda?

-No, sinceramente creo que no. De moda está la comparsa. Me meto en fango. Tenemos culpa de ello los coristas por pensar que por un camino lograríamos atraer a más gente, y se ha demostrado que no es así. Hemos fomentado la mediocridad también clasificando a grupos a cuartos y a semifinales que no tenían calidad, y el público se ha cansado de nosotros.

No estoy de acuerdo con lo de culpar al espectador cuando abandona el Teatro al cantar un coro. El aficionado se queda si le ofreces calidad. Debemos hacer autocrítica.

-Decía lo de la moda porque es un año en el que están prácticamente todos. No falta nadie.

-Sí, echo de menos a Valdés. El coro goza de buena salud, pero no está de moda. Cuesta mucho trabajo confeccionar un grupo en condiciones, sobrre todo en la instrumentación. La orquesta, el punteo... por eso muchos grupos se han visto abocados a contar con mujeres. Unos lo han hecho por querencia, porque creían en ello; otros porque no han tenido más remedio.

Por suerte nosotros no tenemos grandes problemas, pero compañeros han tenido que tirar de gente de fuera de Carnaval, de tunos, de componentes de Sevilla y Huelva, porque si no es imposible.

-¿No han pensando en contar con voces femeninas?

-No. Seguiremos siempre sin voces femeninas porque respetamos el sonido del coro. Es distinto a la orquesta, donde primo la calidad musical, y hemos estado cerca de contar con una mujer pero finalmente no se dio el caso. Cuando tenga que llegar, llegará. Pero el sonido que me gusta para mi coro no es con voces femeninas, además no sabría hacerlo. De eso se trata, de que haya diversidad.

-¿Cómo se puede solucionar el problema de la orquesta en esta modalidad?

-Es un tema gordísimo. Hoy cualquier niño o niña lo que quiere es tocar la guitarra y hacer el 'punteao' en una comparsa, y cuesta encontrar gente nueva. Montamos un proyecto de cursos de pulso y púa, pero sólo se apuntaba gente mayor. Sé que el coro juvenil de la Viña está haciendo una labor elogiable, pero obviamente, los chicos cuando cumplen 18 años se tienen que ir.

-Ahora que lo dice. Que lástima que se perdiera aquel coro de la Viña. No sé si alguna vez volverá.

-No se le espera, la verdad. Era una agrupación que venía de la mano de la peña, de su personal histórico. y ya eso no está. Y tiene un hombre, un peso y una historia que, si no es para hacer algo grandioso, es mejor recordarlo por lo que fu. A mí me encantaba. Me ponía de pequeño 'Bátmonos que nos vamos', Takatá, chin chin, pon pon', y es que marcaron un antes y un después por su forma de cantar el tango.

-Y con tanta charla apenas hemos hablado de la 'manteca', el estreno de esta noche. ¿Qué esperamos de 'Los luciérnagas'?

-Estamos muy contentos por cómo han discurrido los ensayos, pero queda ver cómo responde cuando se enfrente al público. No se parece a 'Los Martínez', pero sigue su senda: transmitir un mensaje y emocionar con un personaje en el que mucha gente se sentirá reflejada.

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