Joaquín Quiñones: «El pasodoble y el cuplé deberían estar protegidos como el jamón y el aceite de oliva»

Este orfebre del folclore popular recibirá en parte el cariño por toda una vida entregada a su tierra y a su fiesta. «Me siento un poco desbordado», reconoce el poeta en una amplia entrevista en Cope. «Lo que más me gusta es que muchos amigos y compañeros me dicen: 'ya era hora'. Yo he pregonado Cádiz por toda España», y ahora regresa al punto de partida. El que nunca abandonó.

Quiñones se ha visto obligado a tomar distancia para que los demás aprecien su inmenso legado. Resulta nostálgico recorrer la ciudad del ayer, en sus últimas cuatro décadas, a través de sus pasodobles. «Siempre me quedé con la frase de Bartolomé Llompart, de que el Carnaval es periodismo cantado. Y en mis letras conté lo que sucedía. Soy un ladrón de oídos: escribo sobre lo que charlan en la barra de un bar, en un patio de vecinos...».

Ha elogiado y criticado, piropeado y denunciado, «y nunca me he significado políticamente, porque le he dado a la persona cuando había que darle. A Carlos Díaz le hice un pasodoble en 14 años, a Teófila Martínez le cayeron dos en 20, y a Kichi... es que todavía no me ha dado tiempo. A ver si en el pregón...». Porque Joaquín, 'Joaqui', tiene mucha gracia y mucha guasa contando sus cosas, con una incontinencia verbal elogiable en los tiempos de la corrección hipócrita. «El Carnaval no puede servir sólo para quemar a tu antagonista político sólo porque piensas diferente». Para quien lo quiera recoger.

Quiñones tiene un idilio especial con este Carnaval al que quiere pero le cuesta reconocer en la actualidad. Por ello sus amigos se tiran por la Alameda con él, como reconoce Noly, o le atizan entre bambalinas acusándolo de carca, de antiguo, de no querer evolucionar. «Me sorprende que en toda esta vorágine de autores modernos, cuando leo este año en prensa el interés que despierta el pasodoble de 'Los quinquis' (de Vera Luque). 'Es que tiene encanto, huele a los 80 y los 90, tiene que ganar'. Pero si lleváis 20 años encumbrando otro estilo y éste lo denostáis. No lo entiendo. Los medios encumbran o hacen que pase desapercibido una forma de hacer Carnaval, y lo digo con sinceridad, que yo no me quedo del trato recibido en general. Pero hay quien mea en lana y suena y quien mea en lata y no suena», ilustra.

«El pasodoble de la comparsa y el cuplé de la chirigota deberían estar protegidos como el jamón y el aceite de oliva. Con denominación de origen. Porque ahora nos encontramos con pasodobles de cuatro minutos y seis más de 'punteao', que son trocitos de canciones, sin trío... Así que o se protege, o se va a perder», lamenta.

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Se retiraba en 2013 tras 'Los peleles del XXI' al reconocer que su estilo ya no encajaba con los gustos del gran público, y no se plantea el regreso pese a la insistencia de músicos como Bustelo, Pepe Martínez o Noly. «El mismo grupo me insistió los primeros años. Pero no. Uno tiene su corazoncito. Lo más bajo que he estado en el Concurso ha sido el octavo, y no quiero seguir para acabar el 22. Nuestro estilo no gusta y yo no me quiero alejar de él. En todo este tiempo no he tenido mono de Concurso, aunque sí de calle».

El poeta del Mentidero ha contado con los mejores grupos y los músicos que han marcado una época: Aurelio del Real, Pepito Martínez, Manuel Sánchez Alba 'Noly' y José Luis Bustelo. «Aurelio fue quien me dio la mano para que empezara a destacar. Venía de Pedro Romero, de primeros premios, pero estaba encasillado con la peña Nuestra Andalucía y buscaba un cambio». Sin su apuesta, posiblemente no habría llegado a ser Quiñones. Con el 'Guitarra' firmó su época dorada. «Se adaptaba siempre al tipo. La música de 'Hombres azules' olía a árabe, 'Charrúas' sonaba a Latinoamérica... Se ajustaba tanto que uno se quedaba con un sabor divino. En 17 años no hemos discrepado ni una vez. El único defecto es que me traía el pasodoble muy tarde», recuerda entre risas.

Con el Noly, su implicación fue decisiva. «Teníamos dos músicas para el pasodoble de 'Los vikingos'. Había división de opiniones y el grupo me dijo que yo tenía el voto definitivo. Yo no podía dejar esa música en un armario, no me lo habría perdonado en mi vida». Y así llegó el Beethoven de la Viña a la modalidad. «La música del Noly es una delicia. Es cierto que es corto y a veces tenía que dejar de meter letras porque se me acababa. Pero en otras ocasiones tenía ya todo desarrollado y debía inventarme más versos. Considero que 1 minuto 50 segundos es la medida ideal». Y finalmente se unió a Bustelo. «Hoy día hay siete contraltos y no suena la cuerda de tenores. Lo difícil es lo sencillo. Quedé tan satisfecho que no tengo mono de Concurso».

En cuanto a los directores, guarda una amistad inquebrantable con Faly Mosquera. «Era fácil trabajar con él porque le gusta el trabajo, el ensayo. Lo que menos le apetecía era el Concurso, porque como a mí le entraba el 'entripao', la mala uva. Y yo no le podía discutir nada porque no tengo dos oídos, sino dos zapatos en las orejas».

«Mi éxito en el Carnaval es en gran parte por el músico y los componentes. Siempre que recogía un premio decía que yo era la decimoséptima parte de ese galardón».

El pregón ha comenzado a escribirlo «este mismo lunes. Se había hablado mucho pero no tenía nada oficial». Recibe cada día el apoyo y cariño de muchos componentes con los que contará en San Antonio, «y son tantos que probablemente tenga que hacer dos grupos para cantar diferentes coplas. Uno que dirija Faly y el otro veremos. También estará el coro de Julio Pardo. Quiero hacer un pregón muy gaditano. 'Artisteo' de fuera, poco. Si hay artistas, serán de Cádiz».