Carnaval

El jarrón de la Casa del Carnaval, parte de la exposición temporal de la obra de Antonio Accame

Obra de la empresa gaditana RAS Artesanos, es una reproducción de la obra que se construyó para el Carnaval gaditano de 1929

Antonio vázquez
José María Aguilera

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Nada más cruzar la maravillosa puerta del palacio de los Marqueses de Recaño, la mirada enfila hacia el centro del patio de la Casa del Carnaval. Un enorme jarrón iluminado con bombillas preside el espacio. ¿Qué es? ¿Qué significa? Esta es la primera pregunta que genera el museo y es de agradecer estos detalles que obligan a interesarse e informarse.

El jarrón, obra de la empresa gaditana RAS Artesanos (encomiable su trabajo, llenando todas las salas con los colores de las serpentinas), es una reproducción de la que hicieran Antonio Accame y Federico Godoy para ornamentar la plaza en el Carnaval de 1929.

Javi Osuna, junto a David Franco Montiel y personal de la plantilla municipal, se ha encargado del contenido que actualmente existe en la Casa del Carnaval. Y explica por qué decidieron reproducir este elemento. «El jarrón árabe fue una de las más singulares y bellas arquitecturas efímeras de Antonio Accame y Federico Godoy. Se construyó para el Carnaval gaditano de 1929. De trece metros de altura, estaba colocado sobre un tablao circular y, como otros muchos exornos de arquitectura efímera de ellos, se alumbraba por la noche con bombillas. El Domingo de Piñata de 1929, los costados del jarrón árabe, en su parte central, se alzaron a modo de marquesinas, dejando ver el interior del exorno, convertido en un lujoso salón rojo, desde el que aparecieron asomadas varias mujeres arrojando al público flores, palomas y dulces».

«El jarrón tuvo mucha similitud con otro jarrón nazarí, descubierto en 1927 en Jerez de la Frontera. Es plausible que Accame y Godoy se inspirasen en dicho hallazgo que, casualmente y formando parte de la superficie exterior de una bóveda, apareciera a finales de febrero de 1927 en la Cartuja de Jerez de la Frontera. El referido jarrón nazarí, meses después de la ejecución de este exorno, fue exhibido en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, para finalmente, el 29 de julio de 1930 ingresar en el Museo Arqueológico Nacional. Se ignora cómo llegó la pieza a Jerez, pero por sus características técnicas se incluye en el grupo de grandes vasijas conocidas como «Jarrones de la Alhambra».

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