Hasta los cimientos

El pasado martes comenzó un nuevo concurso oficial de agrupaciones, un concurso viejo con un «repellao» de cara que poco soluciona cuando realmente los que fallan son los cimientos.

Necesita remodelación urgente comenzando por el concejo de participación que el equipo de gobierno actual creó donde se da cabida a dinosaurios que aún viven en el pleistoceno y ni se han preocupado de evolucionar con los tiempos, donde la voz de entidades, que ni pinchan ni cortan en el concurso y, con 27 miembros vale lo mismo que la de aquella que tiene 1400, donde se puede estar representado por 8 entidades a la vez y votar en toda. Unas bases que usa reales decretos del año 2007 cuando, y sobre el mismo tema, existen del 2022, esas mismas que cuando finaliza se grita a los cuatro vientos que hay que modificar comenzando de cero y jamás se hace.

Un concurso con un foso lleno de «no periodistas» que usurpan el puesto a verdaderos profesionales porque a los medios de comunicación les sales mas barato regalar un «cuelo» en el teatro que pagar a profesional; periodistas que se creen dioses manipulando críticas, comentarios y puntuaciones paralelas. Un jurado al que se le permite que se salten las normas por las que ellos mismo deben velar y cuando se impugna se indignan. Un concurso que nos muestra el escaparate real de la sociedad en feminismo, en homofobia, en chauvinismo, en racismo… temas en los que pensamos que hemos avanzado y la realidad es justo la contraria.

Donde los aficionados escondidos tras las redes sociales se sienten con el poder y el derecho de insultar, pisotear y menospreciar a quien le plazca porque esto es carnaval; donde autores, autoras y agrupaciones pueden ser encumbrados porque «este año me caes bien» pero el año siguiente eres vapuleado y pisoteado por placer. Un concurso que ahora mismo es un cáncer y una calle cada vez más sana y libre. Donde somos los que le ponemos barrotes y luego contamos que es prensa y libertad cantada.

Digan si no es para derrumbar hasta los cimientos…