La química del Carnaval

Hará como algo más de 4 años asistí en el Bar «La casapuerta» a una charla de Fran Quintana que como Psicólogo analizaba al carnavalero. Es tanta química cerebral la que mueve esta fiesta que pasamos por todos los estados mentales que podamos imaginar. En un mes y poco condensamos una explosión de sentimientos que son difíciles de controlar. La dopamina, serotonina, el cortisol, adrenalina y noradrenalina campan a sus anchas por nuestra mente, se puede pasar de la euforia a la depresión en solo cuestión de horas. Es tal la bomba química que nuestro cerebro maneja que es difícil de asimilar y saber controlar. Aunque lo que sí queda claro es que el carnavalero está loco, loco de amor por estas fiestas, completamente enganchado a las drogas fisiológicas que nuestro cuerpo genera en grandes cantidades en estas fechas, sino no seríamos capaces de repetir año tras año esta locura llamada carnaval de Cádiz. Único, irrepetible, inigualable, sublime y cuantos adjetivos positivos se le ocurra.

Un carnaval que nace libre y al que cada vez queremos cercar más: hay que obligar a las agrupaciones a no salir de Cádiz en la semana del carnaval, que si por imperativo legal se debe asistir a la cabalgata, que si el dinero puede más que la devoción por nuestra tierra, peseteros... Cádiz, tierra de la libertad, pero la libertad que a mí me da la gana. Vamos a dejarnos de pamplinas y permitamos que cada cual haga o diga lo que le venga en ganas, siempre y cuando no haga daño a nadie, sin señalar con el dedo. Aprendamos que solo se vive una vez, que no hay nada más bonito que vivir tranquilos, libres y felices. Hasta el carnaval 2025 en el que volveré a la carga.

PD: Va por ti. Claro que puedes.