Carnaval de Cádiz

David 'Carapapa' regresa con 'El joyero' tras un año de descanso: «El año de 'Los indomables' hubo compañeros que se pasaron en sus críticas»

El laureado autor agradece el parón «porque no me salían las cosas», y ahora presenta una comparsa «muy gaditana» con un grupo de élite

«Con Kichi empeoró la situación. Es un poco desesperante pues si uno de los nuestros no ha tenido voluntad de cambiar el Concurso, la verdad que te hace perder la esperanza»

David Carapapa no descarta volver a sacar una chirigota con sus antiguos amigos

David Márquez Mateos, David 'Carapapa' Nacho Frade
José María Aguilera

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David Márquez Mateos regresa al Gran Teatro Falla tras permanecer en barbecho un añito, el de 2023, el del retiro elegido. Un reposo entendido y hasta agradecido, especialmente por él mismo. Desde las época de 'Lo que quedó de la banda del tío Perete', 'El Rey Mauricio y sus fenicios' o 'Blancanieves' han pasado más de tres décadas donde el autor, de música primero y completando con letra después, ha alternando agrupaciones y modalidad con una exuberante prolificidad.

Y el cuerpo habla, pide a gritos un descanso. Hasta en la pandemia se embarcó en un proyecto singular en el que fue desgranando como hacer una comparsa a través de las redes, durante el confinamiento, con estreno en plena faena mientras los compañeros se mantenían al margen. Además, no hay nada mejor que faltar para que te echen de menos. Este domingo estrena 'El joyero', que ha levantado muchas expectativas entre quienes algo han escuchado y por la magnitud de las voces que la cantan. A pocas horas del bautismo, nos encontramos a un David mucho más calmado que en ediciones anteriores y huyendo un tanto de la polémica que siempre le persigue. Hay un cambio de filosofía que esta noche se apreciará al completo sobre el escenario.

-¿Cómo ha venido ese descanso?

-Pues muy bien. Cuando me puse, noté que estaba más fluido de lo que estaba últimamente. No me salían las cosas. Teníamos la idea, el grupo, la presentación, pero de ahí no fui capaz de pasar. Ni el pasodoble. Notaba un cansancio que no lo había tenido en mi vida.

-Es paradójico porque hasta en la pandemia fue el único autor que compuso una comparsa durante el confinamiento y estrenó un repertorio en esos días convulsos.

-Ese año sacamos fuerzas de flaqueza. Quizás haber estrenado 'Carretera y manta' a final de abril. Luego no tuve tiempo para reposarlo hasta 'Los indomables', que lo estrenamos en febrero, y la modificación para cantar en junio. Son casi tres comparsas en menos de dos años, y eso fue la puntilla.

-¿Qué recuerdo le queda de 'Los indomables'?

-Un poquillo agridulce. Dulce por el estreno y la cantidad de actuaciones que tuvimos de febrero a mayo, pero agrio por el Concurso. No por donde nos quedamos, porque ese año sabíamos que no íbamos a concursar, sino con otra historia. Pero críticas medidas, algún pasote de algún compañero, me dolió un poquillo.

-Es cierto que el Carnaval es muy despiadado con sus hijos, los mismos los levanta al cielo que luego le dedican críticas feroces, como aquel año a Aragón y a vosotros mismos por decidir no participar en el Falla.

-Curioso porque es la fiesta de la libertad. No tenemos ningún contrato ni obligación a pasar por el Concurso. Es más, muchos autores han alternado agrupaciones callejeras, y no se les dio la cera que nos dieron en aquel año. Esa fea costumbre de decirle a los demás lo que tiene que hacer, como tiene que escribir y cómo tiene que cantar.

-¿Qué fue lo que más le molestó?

-Hubo una comparsa que se extralimitó. Entró en temas delicados. Entiendo que se critique lo que hicimos, el que se sube a un escenario y critica a todo debe tener la piel gruesa. Pero se me llamó 'señoro' por parte de una agrupación y no creo que fuera justo ni tuviera que ver con esa historia. Entiendo que no guste la idea, que dejemos en evidencia la reglamentación, el tipo, las chanclas, el cachondeíto... pero lo otro me llegó un poquito.

-¿Y usted ha hecho autocrítica? ¿Ha pensado que se equivocó en algo, que cambiaría ahora?

-La idea la teníamos y nos lo puso a huevo que se cancelara el Carnaval en su época, en febrero. Le daba más significado al nombre, porque lo íbamos a estrenar en esa fecha.

-¿Y sirvió para algo?

-No, no, que va. Tampoco buscábamos eso. Sólo queríamos mostrar que se podía hacer una agrupación, como en otras localidades, con las precauciones debidas. Entiendo que era algo muy complicado, aún respetándola al 100%, y la que tenía que tomar esa decisión (Lola Cazalilla) y lo mejor que hizo fue curarse en salud. Era una cosa bastante seria. Pero viendo que actuábamos en los teatros, no terminábamos de entender por qué en Cádiz no.

-Tocaba heridas, cicatrices, como el asunto de los derechos de imagen. Una lucha en la que se ha convertido en bandera.

-Estamos muy atrasados en ese tema. Esto era un concurso local que se nos ha ido de las manos. Han entrado factores con los que no se contaba cuando hicieron las bases y está todo en el aire, bordeando la legalidad. Merece una revisión y que se cumpla la Ley de Propiedad Intelectual, como en todos los órdenes de la vida. No se trata de más dinero, sino que ese dinero que se sepa en concepto de qué y para qué, se hace al bulto.

-¿Puede ser el autor del que se canten más pasodobles en bares y salas de fiesta?

-De los que más se canten, sí. Siendo sinceros, ese montante es pequeño. El quid de la cuestión es el estreno de la obra en el Falla. Sabemos que cuando pasa a ser de dominio público, cualquiera por el 10% lo puede utilizar y cantar.

«El descanso no ha sido tan largo como para echarme de menos»

-Hablemos de Carnaval puro y duro, de la comparsa. ¿Qué sensaciones tiene? ¿No hay nada mejor que irse para que a uno lo echen de menos?

-Muy buenas sensaciones. Estamos muy contentos con el resultado, con la incógnita hasta que no se canta. Puede ser que cuando uno descansa, pues se le echa de menos. Pero el descanso no ha sido tan largo como para echarme de menos.

-Rafita Velázquez, Laly, Pacoli, Tato, Zeus, Fali Figuier... de gran categoría.

-El grupo es una pasada en todos los sentidos. Mucha experiencia, calidad, sabiduría, con tres antifaces de oro. Es un gustazo haber podido trabajar con ellos.

«Yo no era de los que cobraba la parte y media, sino que eran otros componentes»

-¿Le molesta que se hagan bromas con lo de la parte y media o las dos partes que siempre cobra usted?

-Un poco sí, porque la mayoría de veces se hace con una gracia que no corresponde a la realidad. Yo no era de los que cobraba la parte y media, sino que eran otros componentes. Y hay gente que da eso por eso entendido. Yo cobraba mi parte. ¿Y cómo se para esa bola?

-Precisamente fue de los primeros en intentar dar un salto profesional desde el Carnaval con espectáculos que exploraban nuevos caminos, y que poco a poco han continuado compañeros como Tino, Selu o Bienvenido.

-Sí, Un poco por inquietud, otro por hartura de lo mismo. El año que nos fuimos con Juan Carlos (Aragón) veníamos del año de los gatos callejeros, en el que se cometió una injusticia muy tonta. Por dos cosas mías se ha cambiado el reglamento. Primero con Los Hijos del Lama, por cantar en un pasodoble partes de la música de otros compañeros. Y a partir de entonces se cambiaron las bases, se llegó a la conclusión de que no se podía coartar la creatividad. Y se podían cantar hasta ocho músicas diferentes. Y luego con los gatos. Empezamos a movernos metiéndonos en el tipo de felinos, porque se ha dado por hecho que la presentación comenzaba cuando empezaba la música o la interpretación. Y ese año nos penalizaron por ello.

«Con Kichi empeoró la situación»

-Un reglamento muy enrevesado y con tanto parche que no hay manera de meterle mano.

-Algunas cosas están muy mal redactadas, contradictorias unas con otras.

-¿Qué ocurre? ¿No hay intención de cambiar nada?

-Hasta ahora te tengo que decir que no. El momento de cambiarlo es marzo o abril, en cuanto termine el Concurso. Cuando llega septiembre, autores y grupos tienen la cabeza en otro lado.

-Han pasado Carlos Díaz, Teófila, Kichi, ahora Bruno... pasan por la Alcaldía diferentes partidos y las críticas son similares.

-Con Kichi empeoró la situación. Es un poco desesperante que si uno de los nuestros no ha tenido voluntad de cambiarlo, la verdad que te hace perder la esperanza. El Kichi es de los peores equipos de Gobierno para el Carnaval, sin duda.

-Le noto menos crítico, menos reivindicativo, con cierta desesperanza. ¿Es así o prefiere 'atacar' con su comparsa?

-La verdad es que este año hemos dado un cambio a eso. Mi opinión está más que clara y hemos tirado por otro lado esta vez.

-¿En qué se ha inspirado para 'El joyero'?

-En Cádiz, me he inspirado en Cádiz. Es una comparsa muy gaditana.

-¿Está siguiendo el COAC? Hay quien dice que después de la actuación 'La oveja negra' ya no hay Concurso.

-Estamos acostumbrados a eso. Es una comparsa de las grandes y cuando canta pone un listón. No lo estoy siguiendo por completo, entre los ensayos y lo que me queda por escribir, pero la de Antonio es una grandísima comparsa. Como no podía ser de otra manera. Aunque hay que escuchar a todas.

-Y luego están los jóvenes. Manolo Cornejo, Piru...

-...Germán, Jona, Cheza, Fran Quintana... esa es la generación que nos tendría que dar el empujón a nosotros. Ahí está. Quizás ha tardado un pelín, pero ahí están.

-¿La comparsa está de moda?

-Sí. Es la modalidad que tiene más pasión. Sí que es verdad que hemos perdido a grandísimos nombres. Hace poco tiempo, te pones a ver la lista de semifinalistas y es una pasada.

-Aragón, Tino, Bienvenido....

Martín, Quiñones... Todos coincidiendo. Una locura. Una barbaridad.

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