AutorLuismi Rossi, José Manuel Martínez 'Taka' y Mario Rodríguez Parra
Estos rumanos se sienten como si estuvieran en Astilleros, cantando entre Chapa y Chapa, entre su coro y su comparsa. Chirigota muy agradable de ver y escuchar, por la frescura que desprenden los chavales tanto en la escena como en la interpretación. El tipo deja de ser una burla xenófoba al personaje, más bien una simpática caracterización tocada con sensibilidad y empatía. Con estilo, no hay límite en el humor, salvo para los 'ofendiditos'.
La chirigota de Diego Letrán ha protagonizado un enorme pase en estos cuartos de final, magnífica noticia de un grupo que comienza a echar los dientes en el Concurso, ya se le han caído los de leche. Actuación muy redonda que quizás no le aúpe a semifinales por la extrema competencia en la modalidad, pero que no sobraría que regresaran de nuevo.
La música del pasodoble es una delicia. Curiosa interpretación de la segunda letra, en silencio, sin instrumentos, ni caja y bombo. Bien desarrollada, en apoyo a los niños que sufren autismo.
La tanda de cupletinas les impulsa hasta alcanzar las estrellas, que «se mueren todas de sobredosis». Del verde al negro y con toques blancos, Rossi y compañía tocan los diferentes espectros cromáticos. Para que luego venga el daltónico...
De entre la sucesión de pamplinas en el popurrí, cuajan algunas de ellas. Vuelan como los pajaritos.
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