'Los atrapaos', sin salida: la comparsa de Huelva depende demasiado de la fortuna para pasar de fase

Los atrapaos

• Autor Alberto Giraldo e Iván Giraldo

Debe ser un suplicio actuar en el Falla inmediatamente antes que el Selu. Más si además este es el año de su regreso. Pero la comparsa onubense 'Los atrapaos', con letra de Alberto Giraldo y música de Iván Giraldo, tampoco ha presentado un repertorio con las credenciales suficientes como para pasar a cuartos de final en el concurso de agrupaciones del Carnaval de Cádiz.

Son piezas de un juego de mesa, luego están a merced de la fortuna. La presentación, en la que hemos comprobado cómo la octavilla se impondría —de un modo un tanto estridente— hasta los compases finales del pase, se muestran atrapados por los poderes fácticos.

El primer pasodoble redunda en la idea, si bien escogen el prisma de los colores: el negro, que representa los peores valores del ser humano, y el verde, claro, la esperanza. Hacia la mitad de la pieza emerge otra vez la octavilla con un giro extraño que, lejos de pellizcar al respetable, lo desconcierta. La amnistía «para comer y para cenar» es el pretexto del segundo de la tanda. Dardos a los fachas y a la burguesía catalana para resolver, de nuevo, con el tipo: «Nos tratan como piezas».

El arranque de los cuplés está claramente inspirado en las ya míticas 'Ricas y maduras' del Canijo de Carmona, esa chirigota que ganó un concurso por el salto mortal en esta pieza. No son tan brillantes los de estos 'atrapaos', que tiran un dado en el que siempre sale un tres para darle a los cuplés y se ocupan, en el primero, de Rubiales, al que han llamado para hacer el anuncio de la Lotería de Navidad, y del aceite (ya van dos en la misma noche) en el segundo.

Primera cuarteta de nuevo al tipo en el popurrí. Luz tenue para la segunda, sobre la vida como proceso marcado por el azar, jugando con el recurso de la probabilidad que ofrecen las cartas. El clero, los bancos y otros poderes fácticos manejan este tablero. «Únete a luchar», exhortan, aunque «este juego está amañado para que ganen siempre los mismos». Y que no perdamos el tiempo, nos dicen. «Ríe, canta y baila, no dejes de soñar», mensaje positivo de formulación pobre. Al final, la sensación de que la octavilla tiene más protagonismo que el contenido del repertorio.