Una chirigota para escuchar con una sonrisa perpetua en la cara. Con una presentación muy divertida, carente de golpes de efecto pero que sirve para empezar a definir a este personaje singular. Hipócrita, caradura, tragicómica...
Selu García Cossío es un genio y sigue haciendo sus cosas de genio, al margen de las modas. Es más, cada vez que se ha salido de esa linde se ha equivocado con el traje. Ha regresado a su origen, al tipo reconocible, nacido de las entrañas de Cádiz. «Cuidaíto con la Juani». En su contra juega su enorme historial, que deriva en comparaciones odiosas, y el actual momento del Carnaval, efervescente y gaseoso. Y obviamente, ni es la mejor chirigota, ni tiene los golpes y los chistes de muchos competidores.
Mejor en los pasodobles que en los cuplés, ¿qué pensaban? Reflexionan sobre el cambio climático y es que «se ha perdido el entretiempo». Tanto mensaje verde ha horadado su conciencia. Ante las quejas de sus clientes, se niegan a poner el aire acondicionado, «que eso contamina mucho».
En su comunidad de vecinos, el presidente es un tal Pedro Sánchez porque Feijoo (¿o Rajoy?) no ha querido. El del tercero, Abascal, está totalmente en contra de los inmigrantes. Les da hasta miedo ponerse morenas en La Caleta. Buena letra, con la sensación de que podría tener más recorrido.
Mejor el cuplé de la dura vida de los actores que el primero, perfectamente olvidable. La Juani es un personaje que poco a poco se va ganando el cariño de la gente. La agrupación posee numerosos detalles que la hacen especial, sobre todo en las partes habladas, las coletillas, los gestos... a falta de un repertorio que pudiera elevar el nivel de la propuesta.
El método Seluslavsky nos deja un personaje de su factoría, con mucho recorrido, perfectamente reconocible y muy bien interpretado. Rebosante de detalles, construido con la precisión de un orfebre en cada gesto, cada nota, cada palabra
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