Los puestos del mercado y el sector del taxi ofrecen la cara y la cruz de las ocho semanas de huelga del transporte. :: ESTEBAN
Jerez

Un ligero alivio para el taxi frente a la ruina absoluta para el mercado

Los dos meses de paros indefinidos han cambiado rutinas en la ciudad y, sobre todo, han golpeado de lleno al comercio local

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Las paradas de autobuses siguen estando concurridas en las horas punta de la mañana en Jerez, pero los ciudadanos ya saben que lo de tratar de llegar a tiempo y acortar distancias gracias al transporte urbano es una misión imposible desde hace ya la friolera de dos meses.

Por eso, los ciudadanos que se dan cita ahora en las paradas, y que ven con desesperación como los minutos pasan sin que aparezca el único coche que realiza cada una de las rutas de la red de autobuses, han aprendido a combinar intereses y viajar en grupos siempre que lo permita el destino.

«Son dos meses de huelga, ocho semanas durante las cuales los jerezanos han tenido que abandonar viejos hábitos y adoptar nueva costumbres», explicaba ayer José, uno de los muchos taxistas que trabajan en la ciudad y que reconoce que, aunque la situación sigue siendo complicada para su sector, «la huelga de los autobuses la estamos notando positivamente, sobre todo en este segundo mes cuando ya se ha impuesto la sensación de que el conflicto va para largo».

Según explica este conductor, la metodología que siguen muchos de sus clientes es la de compartir taxi según las rutas o los destinos. «Los jerezanos se están dando cuenta de que una carrera media puede estar en torno a los cinco euros, por lo que si cuatro personas se montan juntas y pagan entre todos el viaje van a acabar gastando más o menos lo que cuesta un billete de autobús (1,10 euros)».

Claro que el sector de los taxistas, que paso a paso ha experimentado un ligero alivio gracias a que dos meses de huelga están dando tiempo de sobra para hacer carreras y para que los usuarios se familiaricen con las tarifas, es de los pocos que tiene algo positivo que contar de esta eterna huelga.

Y es que la cruz de esta historia, como no podía ser de otra forma, el comercio local, el del centro de la ciudad, que tiene como símbolo de su dramática situación a la Plaza de Abastos.

La imagen del mercado desde hace semanas es desoladora: hay muchos puestos vacíos, caras serias entre los propietarios, y sus pasillos no recuerdan ni de lejos el hormiguero lleno de gente de sus buenas épocas.

El balance de pérdidas que han dado los responsables de este espacio desde que se inició la protesta es contundente: se habla de hasta una bajada en las ventas de entre el 80 y el 90%.

Y lo peor es que, como coincidían ayer algunos de los propietarios de la zona de las verduras consultados por este medio, está calando la sensación de que los jerezanos «se están acostumbrando a comprar en otros sitios, en las tiendas de sus barrios, a no tener que desplazarse al centro porque les resulta incómodo y caro. Y al final va a ser imposible que podamos recuperarlos cuando esto acabe».