La aeronave cayó en plena calle San Juan, junto a la Prioral, el domingo por la tarde. :: ESTEBAN
ACCIDENTE AÉREO | EL PUERTO

El piloto del helicóptero siniestrado sigue en la UCI

La aeronave está en el Aeropuerto de Jerez donde los técnicos ya investigan las causas del accidente, que se sabrán en varias semanas

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El piloto del helicóptero que se estrelló el domingo en pleno casco histórico de El Puerto continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Puerto Real. Según las fuentes consultadas, Polf Ingo Muller, de 43 años, se encuentra sedado y estable. El hombre, de nacionalidad alemana, sufrió un traumatismo craneoencefálico cuando la aeronave que pilotaba se desplomó en la calle San Juan por causas que aún se desconocen.

Sus compañeros de vuelo, Pieter Matthy y Alexander Kaiser, austriacos de 49 y 48 años, ya han sido dados de alta. El segundo salió del hospital Santa María del Puerto el mismo día del siniestro, y el primero lo hizo tras pasar varias horas en observación. El piloto fue trasladado al clínico de Puerto Real por la gravedad de sus heridas, aunque según las fuentes los médicos consideran que se encuentra fuera de peligro y confían en su pronta recuperación.

Entretanto, el helicóptero que sorprendió a los vecinos del centro en la apacible tarde de domingo se encuentra en el Aeropuerto de Jerez, donde dos peritos de Aviación Civil y un mecánico investigan las causas del accidente. Las pesquisas podrían alargarse aún durante dos semanas, con lo que es posible que hasta dentro de un mes no se ofrezcan datos exactos sobre qué sucedió para que el helicóptero contratado por la empresa alemana Traffics estuviera a punto de causar una tragedia durante un simple vuelo de grabación de imágenes con fines de promoción turística.

Y es que, según los testigos, el helicóptero estuvo una hora sobrevolando El Puerto antes de caer: primero por Barrio Alto, después por el río Guadalete y por el centro donde intentó aterrizar en el solar trasero a la Iglesia Mayor Prioral, para desistir e intentar hacer lo propio en la azotea de la casa parroquial, desde donde se desplomó en la calle. Uno de los vecinos que ayudo a salir a los ocupantes, Juan Luis González, explicó que la mayor dificultad fue con el piloto, que tenía puesto el cinturón de seguridad. Tanto él como los demás vecinos estaban temerosos de que el helicóptero explotara, algo que no sucedió.