MÁS ALLÁ DEL LÍMITE

Lo sucedido anoche en la Catedral debe calificarse, cuanto menos, de bochornoso. Nadie puede -ni debe- discutir el derecho de unos empleados a reivindicar sus derechos, en este caso el cobro de sus nóminas, y a defender sus puestos de trabajo cuando los ven peligrar. Pero ese juego democrático exige también unos límites que ayer fueron peligrosamente traspasados. Aunque solo fuese por unos pocos que hicieron, eso sí, mucho ruido y reventaron la Pisa de la Uva, acto que abre las Fiestas de la Vendimia. Más allá del debate de si la ciudad está para celebraciones en estos momentos, conviene tener presente que la libertad de unos termina siempre donde empieza la de otros. Y anoche no se respetó eso. Tampoco a la figura institucional de la alcaldesa. Por muy poco que gusten sus decisiones.