Una crisis más abierta que nunca

Ya casi no se molestan ni en disimular. La verdad es que tampoco quedaría bien negar algo tan obvio; supondría quedar en evidencia. La factura en el PSOE es más que preocupante. Tanto que hay quien, incluso dentro del mismo partido, habla de un proceso de descomposición irreversible.

La maniobra de Chaves, Pizarro y González Cabaña -que cada uno los ponga en el orden que quiera en función de su grado de implicación- ha puesto de relieve que las espadas vuelven a estar en todo lo alto tanto en el PSOE gaditano como en el regional, que el enfrentamiento entre griñanistas y chavistas -o antigriñanistas y antichavistas, tanto monta- es ya a cara de perro. Y eso se puede trasladar también a Madrid y Andalucía.

Y al PSOE provincial. Se ha reabierto la crisis interna en una formación cuya paz, digan lo que digan, estaba cogida con alfileres. Apretaban los dientes cuando había cámaras, pero luego seguían conspirando. Intentaron cerrar heridas de cara a la galería por la proximidad de las elecciones.

Jerez es el escenario del último pulso entre familias socialistas. Seguramente no sea el último, aunque sí puede resultar determinante en la resolución final de la contienda. La candidata, alcaldesa y secretaria local del PSOE en la ciudad, Pilar Sánchez, está alineada claramente en un bando. González Cabaña y ella no se tragan. Realmente, nunca lo han hecho. Como mucho, se han soportado cuando las aguas bajaban menos revueltas. La primera edil tampoco se lleva precisamente bien con un buen puñado de concejales que comparten con ella el gobierno municipal.

Aunque a estas alturas de la partida ya pocas cosas pueden sorprender, que nadie se lleve las manos a la cabeza si en las próximas horas se producen nuevos movimientos para intentar desbancar a Pilar Sánchez. Es la única solución que bastantes ven para evitar una hecatombe electoral del PSOE en Jerez. Y para impedir que se pierda el gobierno de la Diputación.