Jerez

Los 700 viñistas de la cooperativa La Caridad confían en que haya salida

JEREZ. Actualizado: Guardar
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No son solo las 400 familias de los empleados de Nueva Rumasa en la provincia las que esperan que el proceso que se ha iniciado en el grupo de empresas pueda terminar con un final feliz. Y es que también siguen en vilo la crisis los alrededor de 700 viñistas socios de la cooperativa de Sanlúcar Virgen de la Caridad, cuyo futuro depende directamente de que la compañía de la familia Ruiz-Mateos pueda tener el suyo.

Así lo explicó ayer el portavoz de la junta rectora, José Manuel Gallardo, que no ocultó que los muchos centenares de cooperativas solo esperan que haya una solución que les saque de «una situación caótica y que nos empuja al desastre».

Hay que recordar que hace unos años que esta cooperativa vendió la bodega de su propiedad, Caydsa, a Nueva Rumasa, que la transformó en la actual bodega Teresa Rivero. Además de esa operación, los designios de viticultores y la familia Ruiz-Mateos quedaron unidos por el compromiso de compra de las cosechas durante 25 años.

Sin embargo, ese acuerdo que fue ventajoso en su momento es el que agobia ahora a los socios, que saben que desde el pasado mes de noviembre no se les abonan los 25.000 euros semanales por la compra de la bodega, y que tienen también varios pagarés de la materia prima (cada uno de 116.000 euros) sin pagar.

En esta tesitura, y como mantienen fluidos contactos con los Ruiz-Mateos -el último de ellos ayer-, han decidido dar un compás de espera y confiar en que fructifiquen los acuerdos con el fondo de inversión Oaktree.