CÁDIZ SE VACÍA MIENTRAS JEREZ DESPEGA

Cádiz capital se vacía. Poco a poco, año a año, en un goteo incesante que, al cabo de la última década, ha dejado un saldo negativo incontestable: hay 14.235 vecinos menos en enero de 2010 que en enero de 2000. El porcentaje del 10,16% de diferencia entre ambos padrones la sitúa como la capital de provincia española que más población ha perdido en ese periodo. Incluso ciudades del interior, tradicionalmente afectadas por el 'éxodo' al litoral, como Salamanca o Valladolid, no han sufrido ni la mitad de la sangría de Cádiz, tanto en términos absolutos como porcentuales. El dato admite, según los expertos, pocas discusiones, coartadas o eximentes. La única corrección que cabe es, precisamente, a la baja: Julio Pérez Serrano, catedrático de la UCA y experto en demografía, matiza que el informe no recoge por completo la realidad de la ciudad, ya que el registro ignora «a los muchísimos gaditanos que optan por residir en localidades vecinas, pero que no se borran del padrón municipal». Porque tienen la perenne intención de volver, porque no lo consideran imprescindible, o por una simple cuestión emocional. Puerto Real, El Puerto o San Fernando cuentan con colonias crecientes de ciudadanos de la capital que, aunque lleven años viviendo fuera, continúan censados en sus residencias de origen. Por lo pronto, la revisión anual del padrón ha dejado en Cádiz 940 habitantes menos que en 2009, y en Jerez 1.364 más.

José Blas Fernández, primer teniente de alcaldesa del Ayuntamiento de Cádiz, cree que, en efecto, las estadísticas no contabilizan a todos sus vecinos, aunque piensa que los que las elaboran se equivocan en perjuicio de la capital: «Nosotros tenemos un censo paralelo al del INE que apunta a que hay 140.000 gaditanos», sentencia. Al delegado municipal de Hacienda no le salen las cuentas. Explica que las estadísticas autonómicas y nacionales no contrastan sus datos con los estudios municipales, que no incluyen desde hace años «a la mayoría de los vecinos que viven en régimen de alquiler, ni a los propietarios de muchas VPO, como las de la Barriada de La Paz». Además, subraya otro motivo del 'desfase': «Cierta picaresca ha hecho que haya gaditanos que han construido o adquirido segundas viviendas en otras poblaciones, y las hayan declarado como su residencia habitual para beneficiarse de los incentivos fiscales». Para el responsable político, el mejor método para cuantificar si la población crece o decrece es «el aumento del consumo eléctrico, o de servicios básicos como el agua o la basura», que le hacen pensar «que la caída del padrón no es tal».

En la otra punta del espectro, Jerez. Desde enero del año 2000, el padrón contabiliza a 25.219 nuevos vecinos. Un 13,7% más, que la consolidan como la quinta ciudad de Andalucía, por delante de Almería, Huelva y Jaén, y a escasos 20.000 habitantes de Granada. En ambos casos (Jerez y Cádiz) el crecimiento vegetativo (nacimientos menos defunciones) es prácticamente el mismo en términos relativos, lo que significa que el problema no es que nazcan menos niños, sino que cada vez llegan más habitantes a Jerez, mientras que se van de Cádiz.

Desde una perspectiva provincial, dado que en el conjunto del territorio la población aumenta de forma progresiva (6.145 más en 2010 que en 2009, y 11.634 que en el año 2000), no hay un descenso demográfico, sino un proceso consolidado de redistribución de sus habitantes. San Fernando, El Puerto, Chiclana y Puerto Real se benefician del éxodo de la capital, y Jerez absorbe población de la Sierra e incluso del exterior de la provincia y la comunidad. Para Casto Sánchez, portavoz del Gobierno municipal del Ayuntamiento de Jerez, el crecimiento demográfico de la ciudad, «incluso en periodo de crisis», se debe al «efecto llamada que ejerce el motor de la provincia». Casto Sánchez define Jerez como «la capital económica», y argumenta su juicio «en el desarrollo industrial y comercial», además de a «una mayor disponibilidad de suelo y a una buena política en materia de vivienda».

Perspectivas futuras

Las mismas razones que, a la inversa, motivan el 'exilio' de Cádiz de muchos de sus vecinos, según el experto Julio Pérez Serrano: «Hay una limitación física evidente para el espacio urbanizable, de lo que se deriva un elevadísimo coste de los pisos». A ello, hay que sumar «el desempleo endémico, explicable por la falta de tejido productivo tras la crisis de las grandes empresas estatales (Tabacalera, CASA, Astilleros...), y la precariedad de los trabajos vinculados al turismo y los servicios (estacionalidad, escasa formación, bajos salarios...)». ¿Cómo subsiste la gente de Cádiz? «Por la red protectora de las familias: los jóvenes viven en casa de los padres hasta edades por encima de los 30 años, y reciben apoyo económico porque hay una capa de empleados activos y de jubilados o prejubilados que puede ayudar a sus hijos en paro. El problema vendrá cuando esta cohorte de gente que trabaja o ha trabajado (y recibe una pensión) desaparezca».

A la abstracción de los datos y a las valoraciones políticas o académicas, le vienen siempre bien algunas historias personales. Como la de Leo Parra, enfermera de la Plaza de las Flores, que vive en Chipiona desde hace 20 años, después de dejar «una ciudad que parecía muerta, en plena crisis industrial y con la vivienda por las nubes», o Francisco Javier Navarro, que emigró a San Fernando en 1984 «para buscar un trabajo», y donde actualmente tiene cargo en la Federación de Vecinos, o Fany Valladares, catalana y veintañera, que optó por Jerez después de encontrar alquiler y trabajo en menos de dos meses...