Jerez

«El maltrato es el delito estrella entre las chicas»

Experta en tratar a menores infractores, considera complicada la recuperación de este tipo de delincuentes

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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En sus diez años de experiencia como psicóloga judicial, Nora Hernández ha sido testigo del «incremento progresivo» de los casos de maltrato contra familiares por menores en la última década; un delito tan grave como el de la violencia de género y sin embargo, menos perseguido y casi olvidado por las administraciones.

-¿En qué medida ha sido patente ese crecimiento?

-Se ha notado un aumento progresivo de los delitos relacionados con violencia en el ámbito familiar. En 2001, apenas llegaban casos de violencia doméstica a los servicios sociales. No era una problemática habitual y era raro que las familias denunciaran por ello.

-Este tipo de maltratadores no se ajustan al perfil de hijos de familias desestructuradas.

-Lo cierto es que, con respecto a otros menores que cometen delitos como los hurtos o robos con fuerza, los infractores de maltrato familiar pertenecen a una clase media o media alta. Y, sobre todo, se da entre las niñas. De hecho, es el delito más común entre las chicas, es el delito estrella. No podría dar un porcentaje, pero diría que sí que llegan más casos de niñas que de niños.

-¿Cree que la crisis puede agravar la situación en familias que no pueden conceder ya a sus hijos todo lo que piden?

-Es bastante probable, porque son niños con los que se ha tenido una educación muy permisiva, a los que se les ha dado todo y cuando los padres tengan que poner freno a ese gasto puede surgir el conflicto y plantear: ¿si antes me lo daban, por qué ahora no? Sin embargo, más que la crisis, el problema es una cuestión de falta de límites y normas en una época anterior a la adolescencia, en la que los niños han hecho lo que les ha dado la gana, porque los padres quizá no han podido ocuparse de ellos.

-¿Hasta qué punto suele llegar la violencia?

-Sobre todo agresiones verbales y vejaciones. A veces incluso llegan a un maltrato físico, pero normalmente se trata de una violencia más sutil, con agresiones como empujones o el destrozo de los muebles de la casa.

-¿Está este maltrato tan protegido por la ley como el de la violencia de género?

-Para nada, los padres se sienten totalmente desprotegidos. Se sienten además culpables, porque tienen que denunciar a sus hijos, y se lo piensan mucho antes de hacerlo, porque sienten que han fracasado al educarlos. Aunque pueden llegar a soportar años de maltrato.

-¿Qué tipo de medidas se suelen tomar con este tipo de delincuentes, desde el punto de vista psicológico?

-Cuando se les somete a una medida de internamiento, por ejemplo, los educadores suelen trabajar aspectos relacionados con el control de los impulsos, la ira, la tolerancia a la frustración, el aprendizaje de convivencia y el cumplimiento de normas y disciplinas, que se aplican en los centros desde el momento en que entran.

-¿Y la recuperación es alta?

-Por desgracia, es bastante complicada, porque se trabaja con los menores -pero casi nunca con los padres-, sobre todo cuando entran en un centro de internamiento. Así, cuando los niños vuelven, se suelen reproducir las situaciones. Yo siempre les decía a los padres, cuando los hijos salían del centro, que iban a tener un mes de luna de miel, hasta que vuelvan a aparecer los problemas. Porque en realidad, la dinámica de la familia es la misma que antes y los padres siguen funcionando de la misma manera. Y es que los padres también se tienen que reeducar.