Ressur, junto con las máximas autoridades. :: CRISTÓBAL
Jerez

La historia del paso avala la restauración

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Que el paso de la Sagrada Cena es una de las grandes joyas de nuestra Semana Santa no es un secreto. Y por supuesto, así lo han sabido tratar tanto desde la propia hermandad, como desde las máximas instituciones de la ciudad. La alcaldesa Pilar Sánchez acudió al acto de presentación de la pieza, y destacó que una de las grandes responsabilidades de las instituciones es «conservar su patrimonio. Por eso felicitó a la hermandad de la Cena, porque no ha elegido la opción más barata o más fácil, sino la más adecuada».

No fue la única autoridad presente en un acto al que acudió el máximo dirigente de las cofradías de nuestra ciudad, Manuel Muñoz Natera, que recordó la historia reciente del paso de misterio que se comprara en el año 1974 a la hermandad del Cachorro, o la del delegado diocesano de hermandades y cofradías, Joaquín Perea Montilla. Otras autoridades que quisieron acompañar a la Junta de Gobierno que preside Daniel Romero fueron la delegada de Cultura y el de Bienestar Social.

Pero sin duda, es la propia historia del paso de la Sagrada Cena la que avala su restauración, ya que nos encontramos ante una de las piezas artísticas más importantes de nuestra Semana Santa. La populosa hermandad del Cachorro de Sevilla decidió en el cabildo extraordinario del 18 de mayo de 1923, además de encargar unas nuevas potencias, una nueva candelería y otras obras suntuarias, restaurar la capilla y reformar completamente el paso del Cristo.

A pesar de aquella decisión de 1923, la realidad es que la corporación sevillana fue dando prioridad al resto de propuestas hasta el punto de llegar a 1928 sin acometer la acordada reforma total del paso. En aquel año se solicitaron algunos diseños al escultor Antonio Castillo Lastrucci, que ya gozaba de considerable prestigio entre las cofradías hispalenses, para las que había realizado ya numerosas obras. En el mes de agosto, se mostraron los diseños elegidos a los hermanos y el día 18 se firmó el contrato entre el escultor y la hermandad de Triana. En dicho contrato se acordaron tanto las condiciones técnicas del proyecto como las económicas, iconográficas y de plazos.

Fue en 1974 cuando Juan Cervilla, una vez encargado a Guzmán Bejarano el nuevo paso del Cachorro, quiso adquirir el Castillo para la hermandad de la Defensión, aunque finalmente recaló en la hermandad de la Sagrada Cena por el precio de 325.000 pesetas. 35 años después, ha sido restaurado por la empresa Ressur. Y 35 años después, el paso de la Sagrada Cena se ha convertido en un referente de la Semana Santa jerezana.