El IES El Molino sería donde Martín hubiera cursado la secundaria. :: C. R.
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Educación niega una plaza de instituto a un joven disminuido

Según un dictamen negativo, Martín debe cursar la secundaria en Upace (San Fernando), donde aseguran que no hay matrícula para él

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Martín sufre una parálisis cerebral desde que, hace trece años, fue víctima de una infección estando en la incubadora. Sin embargo, desde entonces siempre ha intentado adaptarse al ritmo de todos sus amigos, incluso asistiendo a una academia privada para recibir clases de inglés o a la piscina para practicar la natación.

También, desde que alcanzó la edad escolar, ha cursado sus estudios en dos centros públicos de Conil, en el Menéndez Pidal y en el Tomás Iglesias Pérez, solo con la ayuda de un monitor de apoyo. Para ello, todos estos años han sido una lucha continua para sus padres, Mariló y Francisco. Sin embargo, la pelea se ha vuelto más cruenta desde que le han denegado a Martín una plaza en el IES Los Molinos, a pesar de haberla solicitado en su momento.

¿El motivo? Un dictamen negativo elaborado por el Equipo de Orientación Educativa (EOE) de Conil en el que, según Mariló, se expone que el joven «tiene un lenguaje oral incomprensible, no controla esfínteres, no puede comer solo o que no es autónomo». Ante esta conclusión, con la que los progenitores no están de acuerdo, han presentado ante la Delegación provincial de Educación un contrainforme.

Sin embargo, la Administración alude a que la plaza de Martín está en un centro específico, en la Unión de Parálisis Cerebral (Upace) de San Fernando; aunque su directora ha comunicado a Francisco y Mariló que allí «no tienen plazas disponibles, incluso se han quedado cuatro alumnos fuera».

Además, ambos tampoco quieren que Martín curse la secundaria en Upace, «es una discriminación en toda regla, nosotros queremos que se relacione con todo el mundo y que no pierda su círculo de amigos y compañeros en Conil», reclama Francisco. Por eso, agregó que su petición es «la integración».

Ya ha comenzado el curso y Martín no está escolarizado. La única opción que les dan desde Educación es que se matricule en Upace para repetir el dictamen, algo a lo que sus padres se niegan «porque si vuelve a ser negativo y dejo de llevar a mi hijo al centro, me enfrento a un delito de absentismo escolar», comentó Francisco.

Por ello, Francisco y Mariló no van a dejar de luchar por su hijo y, con el apoyo municipal y del pueblo, están dispuestos a «abrir puertas para otros casos similares que vengan detrás».