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Jerez

Familia de pescaderos y cantaores

Francisca Méndez Garrido 'La Paquera de Jerez' conquistó con su arte a toda España

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Escribir del apellido Méndez es hacer referencia a una honesta familia de pescaderos y cantaores que nos hacen recordar a un eco único, cuyo «rajo» y maneras de templar son singularísimos, sobre todo en las salidas; en suma, unas formas de cantar propias de éste apellido, que el aficionado cabal conoce a través de la matriarca: Francisca Méndez Garrido, de nombre artístico «La Paquera de Jerez»; artista jerezana de renombre, cuyos amplios registros de voz, tesitura y personalidad cantaora difícilmente se volverán a dar en la historia del arte flamenco o, mejor dicho, del cante gitano andaluz.

Nacida en nuestra ciudad en el barrio de San Miguel, concretamente en el Cerro Fuerte, en el otoño de 1934; la Paquera se crió en los aledaños de la Plazuela, en el seno de una familia flamenca de cantaores y vendedores de pescado: «Los Méndez». Sobrina de «El Pili» y de Eduardo, hermana de Alonso, tía de Joselito Méndez y de las Paqueras -Paca y Manuela- así como tía segunda del nuevo valor Jesús Méndez.

Nuestra admirada Paquera fue una de las figuras cumbres del arte flamenco en la segunda mitad del siglo XX. Debido a su crianza, rodeada de buenos aficionados, ya desde niña despuntaba en las fiestas familiares y de su barrio, por lo que, allá por los años cincuenta grabó su primer disco con temas de Antonio Gallardo y acompañada por la guitarra maestra de Manuel «Morao». A raíz de esta primera grabación, comenzó su popularidad ya que los programas radiofónicos estaban constantemente retransmitiendo las canciones de sus discos. Dadas sus características de voz, pasó pronto a formar parte de los elencos de diferentes Compañías Flamencas, con las que realizó algunas giras destacando por su fuerza y personalidad artística.

Aún muy joven debutó en el tablao flamenco madrileño «El Corral de la Morería».

Corría el año 1957 cuando comenzó a recorrer los teatros de España con espectáculos flamencos: «España por Bulerías» y «Arte Español», los que compartía con figuras de primera como Antonio «El Chocolate», Juanito Maravillas o Farruco. A comienzos de la década de los sesenta, participó junto a otros artistas jerezanos en un espectáculo titulado «Así se canta en Jerez», a la vez que presentó «Carrusel de Canciones» en el Circo Price de la capital de España.

Avanzados los años sesenta fijó su residencia en Madrid pues era reclamada por todos los tablaos, trabajando en el de «Torres Bermejas» y en «Las Brujas»; actuaciones que iba alternando con una gira por España con el espectáculo «Ronda de Canciones». A mediados de los sesenta, montó dos espectáculos con el gran cantaor Rafael Farina, que titularon «Bronce y Solera» y «Embrujo y Tronío», ni que decir tiene, que ambos artistas obtenían clamorosos éxitos en todas las representaciones. En los años setenta y con el resurgimiento de las Peñas Flamencas, la Paquera recorría toda la geografía española a la vez que continuaba con sus actuaciones en los tablaos de «Los Gallos» y «La Trocha», ambos en la ciudad del Betis.

Pero su gran popularidad le llega en la temporada de 1972, cuando es contratada por Manolo Caracol para su tablao madrileño de «Los Canasteros». Allí actúa como primera figura, mostrando cada noche su gran empaque artístico y, aunque tiene sobrada capacidad para ejecutar todos los palos, destaca especialmente con su cante por bulerías en el que muestra su original forma de decirla, con la inusitada brillantez de su voz y ajustadísimo compás. Obvia decir, que con el reclamo de su personalidad cantaora, «Los Canasteros» registraba un lleno absoluto cada noche, abundando los artistas de teatro y de otras salas y tablaos, que al terminar sus actuaciones acudían a oír a la joven cantaora jerezana, en ciernes, de bella estampa gitana.

Triunfa en Sevilla y Madrid

Allá por los años ochenta, en pleno apogeo de los Festivales Flamencos de verano, recuerdo como la Paquera era la figura estelar en la mayoría de ellos, participando también en la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla en 1984, así como en la Cumbre Flamenca de Madrid de 1986.

Considerada la mejor cantaora por bulerías de todos los tiempos, la Paquera hizo múltiples grabaciones, sobre todo, durante los años que comprenden de 1955 a 1980, alcanzando importantes éxitos, ya que fue la creadora de una forma de cantar por bulerías personalísima, cuyo original marchamo unido a un excelente repertorio, con buenos textos y composiciones musicales, le hicieron alcanzar cotas de gran popularidad.

Además de ser catalogada «la mejor cantaora por fiesta de todos los tiempos» y calificada como la Reina de la Bulería; nosotros vamos más allá, por lo que invitamos a los aficionados a que se detengan a escuchar su discografía, lo que les hará llegar a la conclusión de que nuestra paisana es una cantaora completa, larga como el que más, con una voz redonda que la clasifica como una de las mejores de la historia del cante flamenco.

Ahí están las bulerías de «La Plaza del Arenal» de Antonio Gallardo, las zambras en homenaje a Caracol o sus magníficos tientos, o los tangos, «Te tengo que ver llorar». Como también sus fandangos naturales o los del «Gloria», los de Huelva... Como decíamos antes, sus enormes facultades les permitieron abordar cualquier tipo de cante por lo que dejó grabado: Malagueñas del Mellizo, espectaculares Cantiñas, «En la puerta de un Colmao», «Soleares del querer» o las dolientes siguiriyas «Remedio no encuentro».

¿Y qué decir de sus saetas o los magníficos villancicos grabados con Manuel Fernández Molina «Parrilla de Jerez», donde «La Paquera» deja dicho para la historia la verdad del cante por villancicos. Pero para este humilde cronista, cuando la Paquera tocó techo fue en el homenaje a nuestro paisano Manuel Alejandro con su inefable interpretación de «Soñadores de España».

A lo largo de su vida artística, Francisca Méndez Garrido ha recibido algunos de los más importantes premios y distinciones del flamenco; estando en posesión de: Premio Nacional de Flamenco de la Cátedra de Flamencología, Premio Nacional «Niña de los Peines» del Concurso de Córdoba, Copa de Jerez, «Premio Popular 1972» del Diario Pueblo, Madrina de Honor de la Fiesta de la Bulería de Jerez, Medalla de oro de la Velá Flamenca de Arcos y Premio de Honor «Compás del Cante», que ya recibió a título póstumo.

No creo que sea casualidad, predilección o favoritismo de los críticos, que no hayamos encontrado en las hemerotecas ninguna crónica desfavorable de nuestra paisana; en todas las que hemos leído, los especialistas la alaban y ensalzan sus actuaciones con calificaciones como: portentosa, colosal, inefable o inigualable...

Sin lugar a dudas, ahora que no la tenemos entre nosotros, comprendemos que los elogios de los especialistas eran más que justificados, porque por más que buscamos, no hayamos quien sustituya la magnitud de su arte y cualidades cantaoras.

Comprometida

No sé si cuando pase un siglo volverá a nacer quien pueda equiparársele, lo dudamos, porque es difícil sumar tantas virtudes artísticas: su pureza, su flamenquísimas maneras de afrontar y decir el cante; en cada salida, en cada uno de los tercios, en los remates...

Francisca Méndez Garrido vivió de su arte y para su arte. Honesta y fiel cumplidora de sus compromisos y contratos, llegó a tener uno de los «cachés» más altos de los artistas de su generación, por lo que su presencia en los escenarios daba prestigio a los festivales y teatros en los que actuaba.

Su historia vital dejó en su familia una profunda huella de sentimientos artísticos, esto ha hecho, que con su ejemplo hayan brotado semillas cantaoras que nos la hacen recordar constantemente con sus ecos valientes, salidas y remates. Cabe destacar entre ellos a sus sobrinas Paca y Manuela, grandes e inigualables artistas, a su sobrino Joselito Méndez cantaor curtido en mil escenarios y la joven promesa Jesús Méndez cuya presencia es cada vez más requerida por los empresarios. Aunque el resto de la familia Méndez continua «pescaera» y cantaora, entre las nuevas generaciones ya existen universitarios y licenciados que llevan con orgullo su nacencia y el legado genético de su estirpe.

Tras la complicación de una crisis diabética, nuestra paisana Francisca Méndez Garrido «La Paquera de Jerez», falleció rodeada de los suyos el 26 de abril de 2004 dejándonos huérfanos del eco inmarchito de su voz.

Soneto a la Paquera de Jerez

Sentada en Navidad frente a una hoguera,/ me acuerdo de su cara iluminada,/ al ritmo de su gente acompañada,/ cantaba aquella noche La Paquera.

Por bulerías no había quien le pudiera,/ por tientos o soleá iba sobrada,/ por fandangos valientes renombrada/ y no la hubo mejor caracolera.

Pero fue aquella noche en La Asunción,/ que no tuvo La Paquera parangón,/ cantándole a Jesús un villancico.

Mientras yo muy jovencito en un rincón,/ borracho de compás y de emoción,/ vibraba con su eco y su pellizco.

Del libro 'Sarta de Sonetos'