En carretera. Su parque móvil. :: L. V.
Jerez

Un empresario ejemplar

Sabino Hoces destacó por su actividad comercial en los campos de la radio y la electrónica

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Ya en la letra H, después de haber publicado la vida de los hermanos Herrera, recalamos hoy en la familia Hoces, cuyo patriarca Sabino Hoces fue todo un ejemplo como profesional del comercio y como jerezano; no en vano, en el año 1973 y en premio a su trayectoria y labor profesional, el cabildo municipal le otorgó la distinción de Jerezanísimo.

Natural de la provincia de Granada, nació el 20 de marzo de 1922 en el bonito pueblo de Campotéjar, donde vivió su infancia y juventud y llevó a cabo sus estudios y formación, así como realizó sus primeros trabajos. Eran años de posguerra y en un pueblo pequeño como Campotéjar había poco futuro para un muchacho tan inquieto e interesado en el progreso y en el desarrollo como Sabino, por lo que con apenas 20 años, buscando un futuro mejor, se vino a Jerez, ciudad que debido al negocio del vino comenzaba a prosperar y a expansionarse económicamente. Para instalarse entre nosotros buscó la estabilidad económica que le ofrecía la Policía, presentándose y aprobando el ingreso en dicho cuerpo. Una vez en él, como era un hombre de gran autoestima y afán de superación, en sus días libres y entre medio de los servicios se dedicó a leer, consumiendo toda la literatura que caía en sus manos, sobre todo técnica.

Capacidad de sacrificio

Debido a su capacidad de trabajo y sacrificio, siempre estaba presto a colaborar y llevar a cabo cualquier actividad que se propusiera. Por este motivo conoció a Gabriel Costas, un ingeniero catalán entonces director de la Fábrica de Botellas, quién simpatizó con el muchacho y trabó amistad proveyéndole de todo tipo de libros, aficionándolo, si cabe más, a la lectura.

Al conocer el ingeniero su inclinación y entusiasmo por la radio y la electrónica le propuso que estudiara esta especialidad, por lo que lo matriculó en unos cursos de radio por correspondencia de una editorial catalana llamada Maymó. Ni que decir tiene que Sabino estudió y llevó a la practica con éxito las enseñanzas de aquellos cursos, llegando incluso a montar y vender sus propias radios., regalándole la primera que hizo a Mercedes Costa, la hija mayor de Don Gabriel. Y al ver sus grandes dotes en este campo, Gabriel Costa le ofreció un puesto de trabajo en la Fábrica de Botellas, a lo que nuestro protagonista respondió negativamente, aunque agradecido, manifestando que prefería continuar por sí solo su negocio de electrotecnia y radio para lo que tenía pensado darse de baja en la Policía y después abrir un pequeño taller.

Así, apenas abrió su primer taller, que estaba ubicado en el Arroyo, le llovían los trabajos de reparaciones, pero él estaba empeñado en sacar adelante su proyecto, que era la fabricación y comercialización de un aparato de radio. Con un pequeño préstamo que obtuvo de un pariente suyo de Campotéjar, compró el material para llevar a cabo su proyecto, fabricando una radio que bautizó con el nombre de Campero, porque las vendía especialmente por la campiña jerezana, las que él mismo distribuía en una motocicleta Ossa que adquirió para tales menesteres. Los aparatos de radio Campero funcionaban con baterías, ya que en el medio rural no había entonces electricidad; baterías que él mismo comercializaba y recargaba en su taller.

De la plaza del Arroyo se trasladó a la calle Juana de Dios Lacoste, para más tarde hacerlo a la calle Alvar López, donde además del taller tenía el punto de recarga de baterías.

Apenas se encontró instalado y con el negocio aportándole la seguridad económica que él deseaba, se marchó a su pueblo, Campotéjar, para pedir la mano de su amor de toda la vida, Antonia Molina Díaz, con la que se casó el 4 de septiembre de 1954. Con ella en Jerez, Sabino encontró el equilibrio que necesitaba, por lo que a partir de entonces el progreso no se hizo de esperar, montando su primera tienda de venta de electrodomésticos en la ciudad. La abrió al público en nuestra céntrica calle Larga, y en honor a sus aparatos de radio la denominó Radio Hoces.

Expansión

Al poco tiempo abrió otra tienda en la también céntrica calle Algarve y, dado que el negocio fue próspero, lo amplió con otra magnífica en la calle Ancha, en donde diversificó su oferta con muebles y objetos de decoración.

Dado que el negocio iba viento en popa, Sabino montó una gran tienda en la calle Honda esquina a Santa María, cuya inauguración fue un verdadero acontecimiento social y comercial por la diversidad de su oferta. Era un edificio de cuatro plantas, dedicando una a los electrodomésticos, otra a muebles, otra a ropa para el hogar y en la última montó su centro de operaciones, es decir, sus oficinas. A este edificio la voz popular lo llamó el edificio Sabino. En su afán de servir a Jerez y de dotar a nuestra ciudad del número y la diversidad de tiendas que merecía, abrió otro negocio más en la calle Porvera, estando ésta especializada en electrodomésticos.

Provincia

Simultáneamente, su visión de negocios le hizo comprender que otras ciudades y pueblos de nuestra provincia también en expansión necesitaban las tiendas que con tanto éxito había montado en Jerez, por lo que extendió su red comercial a El Puerto de Santa María, a San Fernando y a Cádiz, donde abrió dos en calles tan céntricas como la de Cánovas del Castillo. Su incansable afán de progreso y expansión le llevó a rodearse de una eficiente plantilla de agentes comerciales, a través de los cuales amplió sus ventas a prácticamente toda la provincia de Cádiz, por lo que vendía en los pueblos de la sierra e incluso en el Campo de Gibraltar.

El montón de negocios que llegó a tener y el cómputo de sus ventas le permitieron hacerse con la exclusividad de algunas importantes marcas comerciales, entre las que podemos destacar la de los televisores Vanguard, de la que fue distribuidor oficial para toda Andalucía. Como recordaremos, Vanguard fue marca pionera en España y una de las líder en el mundo de la imagen y el sonido.

Tándem

La relación profesional con la casa Vanguard le llevó a trabar una gran amistad con el propietario de ésta Juan Cahué, quien a instancias de Sabino terminó invirtiendo en la provincia de Cádiz, llegando a tener importantes propiedades en nuestro término. Hoces y Cahué formaron un magnífico tándem fraguando importantes operaciones de la que obtuvieron pingües beneficios.

Sabino Hoces hizo de Jerez su patria y su ciudad y, aunque nacido en Campotéjar (Granada), Jerez fue la ciudad donde realizó todos sus sueños, donde plantó el árbol de su vida, su familia, ya que fruto de su matrimonio con Antonia Molina Díaz tuvo siete hijos: Sabino, Toni, Mary Luz, Montse, Inmaculada, Jorge y Mónica.

En agradecimiento a la ciudad en la que triunfó en los negocios, Sabino fue un hombre generoso y desprendido, que se volcó con los más desfavorecidos ayudando económicamente en numerosas obras benéficas, participando en sorteos, patrocinando y subvencionando actos culturales y deportivos, partidos de fútbol, etc.

Sabino fue un empresario ejemplar que creó riqueza e innumerables puestos de trabajo en Jerez y en la provincia de Cádiz. Dinamizó con su actividad empresarial un comercio que por aquellos años estaba aletargado.

Su popularidad le llevó a ser nombrado Rey Melchor en la cabalgata de la ilusión en el año 1974 falleció cristianamente, rodeado de su mujer y de sus hijos el 28 de junio del año 2006.