CALLE PORVERA

Algo se mueve en Jerez

Soy de las que me quejo, y mucho, de la poca oferta cultural musical que me encuentro temporada tras temporada en Jerez. Sí, sé que el Villamarta siempre trae perlas en sus programaciones -aunque ahora que le han retirado la subvención estatal veremos cómo de fea se pone la cosa-, y que en verano Noches de Bohemia garantiza un par de meses de buenos conciertos que satisfacen a casi todos los públicos.

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Pero esas citas del calendario siempre resultan escasas para una ciudad de las dimensiones de Jerez, que tiene que conformarse con algunos pocos grandes eventos y en la que muchos nos frustramos mientras miramos con envidia el movimiento que hay en otras localidades, sobre todo en lo que se refiere a la escena musical más alternativa, menos conocida, más indie o cómo se quiera llamar a los grupos que no suenan a destajo en la radio pero que arrastran a incontables y fieles seguidores.

Tampoco está mal algo de autocrítica, y no se puede olvidar que hay que luchar en demasiadas ocasiones con la desidia de los ciudadanos, que sin ir más lejos responden con mala gana a la llamada de un Bob Dylan que no está en su mejor momento, pero que sigue siendo una leyenda de la música.

Pero ahora algo se mueve en Jerez, y hay gente que trabaja para que el otoño sea lo menos silencioso posible y para que artistas como Vetusta Morla o Colin Bass nos visiten en el circuito de salas más minoritarias como la Compañía. No son políticos, son ciudadanos de a pie implicados y a los que además les gusta que haya profetas en su tierra. Por eso, también ha reunido a lo largo de noviembre a grupos como G.A.S Drummers, Mi Eje Central o Leda 3 en un ciclo que esperamos que no sea el último.