Slow sex

El Slow sex consiste en conectar profundamente, en descubrir cada gesto, en recrearse en las miradas

ABC Bienestar

En tiempos trepidantes en los que todo parece llegar tarde, cuando contamos los minutos y segundos que quedan para que llegue el siguiente metro y paranos con el coche para que nos alimenten por la ventanilla con fast food, el ‘slow’ va ganando enteros desde el slow cooking al slow sex. Se trata de una corriente que nos lleva a reparar en los detalles , a saborear cada instante, a disfrutar del camino y no solo del destino. Introducir el slow obliga a dejar a un lado el modo piloto automático y detenerse en el ritual que es practicar el sexo.

El slow sex permite adquirir conciencia del uno mismo y del otro. A medio camino entre la percepción que tenemos del sexo en occidente y sexo tántrico de tradición oriental. La percepción occidental del sexo ha estado basada en la penetración y en los últimos tiempos de la inmediatez en la rapidez, una combinación que lleva a la rutina más absoluta cuando no al desaliento e incluso a la inapetencia. Especialmente en el caso de las mujeres que, según los estudios, necesitan entre 10 y 20 minutos para estar suficientemente excitadas para el clímax.

Cuando hablamos de sexo tántrico puede que lo primero que pensemos sea en retardar la eyaculación. Sin embargo, el slow sex no se basa en eso, sino en conectar profundamente , en descubrir cada gesto, en recrearse en las miradas. Una especie de meditación consciente del sexo en el que se saborea con detenimiento cada instante.

Desde luego, no hay normas más allá que las que la propia pareja establezca pero sí unas pautas que ayuden a favorecer la excitación plena y, por supuesto, la agenda tiene que estar liberada de compromisos y los teléfonos móviles alejados para evitar distracciones. Debe haber predisposición absoluta a pasar tiempo juntos sin mirar el reloj. Dejarse llevar por la excitación inicial y por los ritmos rápidos habituales romperá la magia, por eso debe ser una decisión consciente de la pareja para parar la penetración durante un rato, cambiar de postura y mirarse a los ojos. La delicadeza, que no la cursilería, es imprescindible para el sexo pausado.

Te puede ayudar

- Miraros el uno al otro y descubrir los pequeños detalles de cada centímetro de piel

- Respiraciones acompasadas

- Masajes con aceites y cremas aromáticas

- Crear un ambiente a media luz donde os podáis ver que sea cálido e íntimo

- Preparar juntos el lugar incluyendo detalles como un aroma, un aceite de masaje, una luz

- Abrazarse durante un tiempo

- Todo aquello que convierta el sexo en un ritual de felicidad y placer

Beneficios

  • Quitar el foco de la penetración retira la presión sobre él y ella dejando de estar pendientes del momento de clímax

  • Dedicar tiempo y parar permite mayor variedad de posturas

  • Facilita descubrir nuevos placeres y la capacidad de exceitación de las diferentes partes del cuerpo

  • Intervienen de forma más aguda todos los sentidos

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