Cuatro pistas que indican que vuestra relación está dañada tras las vacaciones

La falta de diálogo o de tiempo juntos, la negación de los problemas y sentir deseo por otras personas son algunas de las señales que pueden poner en cuestión la salud de la relación de pareja

Pasar más tiempo juntos puede ser un arma de doble filo.

R. Alcolea

Durante las vacaciones de verano aumenta el número de horas que se pasa en pareja o en familia. Y, aunque algunas personas pueden ver ese mayor tiempo juntos como una oportunidad para disfrutar y conocerse mejor lo cierto es que, tal como opinan Juanjo Poyg y Mariana González, fundadores de la Escuela de Relaciones Conscientes Árbol Dúo, ese periodo puede convertirse en un foco de tensión , no por el aumento de horas juntos sino por cómo se gestionan. «A más tiempo juntos, más cosas hacemos y más nos comunicamos. La falta de habilidad o de empatía a la hora de hacerlo es lo que puede conducirnos a una ruptura», comentan.

Ponerse de acuerdo en el destino y en las fechas, atender a los compromisos familiares o el cuidado de los hijos —que pasan de estar muchas horas en el colegio a estar al 100% con los padres— pueden ser factores que contribuyan a aumentar los desencuentros y la tensión.

Por eso la vuelta a la rutina tras pasar ese tiempo juntos durante el verano puede no ser fácil, sobre todo si durante ese periodo se han quedado asuntos por resolver o conversaciones pendientes . Por eso los expertos invitan a tener en cuenta cuatro pistas o señales que pueden indicar que la pareja se está dejando llevar por conductas tóxicas que pueden dañar su relación.

1. Negación

La primera señal para comprender que algo no está funcionando se da cuando uno (o los dos integrantes de la pareja) es capaz de ver que sus problemas se prolongan en el tiempo y que es necesario tomar una decisión. Como explican Poyg y González, muchas veces se tiran balones fuera en lugar de abordar las posibles soluciones.

2. Falta de diálogo

La segunda señal es no dar la importancia que se merece al diálogo . Lo esencial es que sea constructivo , y no destructivo. «No se debe herir al otro con las palabras, se debe sugerir en vez de imponer y exigir; no se debe dar por sentado el pensamiento de la otra persona; hay que escuchar , buscar soluciones constructivas para las dos partes y hablar de sentimientos y respetarlos», propone Mariana González.

3. No pasar tiempo juntos

Es cierto que los momentos individuales, el espacio propio y compartir tiempo con otros amigos o familiares es esencial, pero también puede resultar preocupante cuando la pareja deja de hacer las cosas que antes sí que hacían juntos.

Familia, trabajo, hijos, suegros... No siempre es fácil encontrar un momento para disfrutar en pareja sin intromisiones de otras personas. «Hay que saber combinar el tiempo en familia con el que se dedique en exclusiva a la pareja para que ésta no se resienta, especialmente si es por culpa de las influencias que puedan tener otras personas», comentan los expertos de Árbol Dúo.

Es importante, por tanto, recuperar ese tiempo de calidad juntos , como si fuera una especie de vuelta al tiempo de noviazgo. «Recordar lo que os enamoró el uno al otro y lo que tenéis en común puede ayudar a afianzar la relación», añaden.

4. Sentirse traicionado

Cuando los deseos y las expectativas que uno tiene de su pareja no son satisfechos, es más probable que puedan aparecer deseos hacia otra persona. Esto puede suceder, por ejemplo, cuando uno de los dos integrantes empieza a sentirse solo, a pesar de estar compartiendo su vida y de tener una relación.

Afrontar una infidelidad en pareja no es nada fácil y en muchos casos, incluso aunque las dos personas tengan voluntad de superar la infidelidad no consiguen reconstruir la relación porque esta se va deteriorando puede acabar en una ruptura.

¿Tiene solución?

Debemos tener en cuenta lo que se dice y cómo se dice, lo que no se dice y se espera que se hubiera dicho, ese 'lo siento' que nunca llega o que no llegó por no creer que fuera necesario y, sobre todo, el no ser capaz de dar a las cosas la relevancia que tienen, olvidándonos de ponernos a nosotros y nuestra relación como lo más importante, por encima de una lucha de egos ofendidos y del estrés al que nos podamos ver sometidos.

«Aunque dos personas se quieran y tengan un proyecto de vida en común —subraya el especialista—, es normal que a lo largo de la vida se den situaciones en las que no todo sea perfecto y haya enfrentamientos. Lo importante es saber cómo gestionarlos y cómo superarlos. Pueden llegar a ser una lección de vida que nos haga más fuertes incluso como pareja y mejores personas», concluye.

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