Los 88 peldaños de la gente feliz

Peldaño 66: «El mundo exterior se cambia mejorando el mundo interior»

En este peldaño te enseño a cómo no proyectar en los demás tus propias frustraciones

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Anxo Pérez

Anxo Pérez

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Este Peldaño te va a encantar. No sólo cuando lo leas, sino cuando con él consigas sellar un montón de grietas en tu vida. De esto trata.

Cada vez que algo de lo que percibes te molesta, eso que te molesta fuera de ti tiene un homólogo dentro de ti, y el motivo por el que te molesta esa área exterior es porque está enfermo su homólogo interior. Presta atención a lo que viene ahora... La forma de curar lo que te molesta fuera no es cambiando lo de fuera, sino sanando lo de dentro. Cada vez que cures el homólogo interior que está enfermo, estarás desactivando esa área exterior que te molesta. ¿Significa esto que al curar el homólogo interior se elimina el exterior? Definitivamente no, ya que el mundo exterior no puede ser controlado ni eliminado. Por tanto al sanar el interior, no eliminarás el área exterior, pero ésta dejará de molestarte.

Observa este relato.

Elisabeth vive en un pequeño apartamento de Nueva York, muy acogedor y muy de su agrado. Se ha levantado una tormenta de nieve y el termómetro marca las temperaturas más bajas del año. Elisabeth cuenta con una calefacción muy potente que hace que su hogar siempre esté perfectamente caldeado. Sin embargo, por algún motivo, hoy está gélido. Hace un frío polar en su interior, a pesar de que la calefacción está al máximo. Elisabeth inspecciona la casa y finalmente encuentra la causa del problema. Hay una grieta en una de sus paredes. Inmediatamente se pone a sellarla como buenamente puede y en cuestión de minutos toda su casa vuelve a la normalidad. Elisabeth respira hondo, suspira y disfruta de la renovada paz de su hogar.

¿Ha conseguido elevar un grado la temperatura exterior? No. ¿Ha detenido la tormenta? Obviamente no. ¿Tendría sentido intentarlo? Sería absurdo, ya que las tormentas no se detienen. ¿Por qué entonces ha funcionado? Porque ha curado el problema dentro y con ello ha desactivado el de fuera.

Cada vez que algo te moleste fuera, pregúntate: «¿Cuál es mi grieta?»; tu grieta de dentro.

Si te molestan las fotos que cuelga en redes sociales tu compañera de clase exhibiendo su cuerpo de gimnasio y deseas bloquearla para no volver a verlas (ésta es tu tormenta), quizá sea porque te recuerde lo descontenta que estás con el tuyo. O quizá sea porque, si tú no te permites a ti misma presumir del tuyo, «¿por qué puede ella presumir del suyo?». La solución no está en bloquearla, sino en analizar qué te molesta. Si no te gusta tu cuerpo, puedes observar ese hecho y aprender a amarte como eres, o puedes tomar la decisión de ponerte en forma. Si era lo segundo, puedes prestar atención al hecho de que te moleste que ella presuma cuando tú no lo haces y centrarte en sanar ese desasosiego interno tuyo (esto es sellar tus grietas), y a ella hacerle un regalo mental de once letras: «Te deseo bien».

Si te irrita que alguien sea el centro de atención (tormenta), a lo mejor es porque tú no has superado tu timidez (grieta). Si te preocupa que tu hermano se vaya de mochilero por el mundo (tormenta), a lo mejor es porque tú nunca te has atrevido a salir de casa (grieta). Si te da rabia que tu jefe tenga mucho dinero (tormenta), a lo mejor es porque lamentas no haber emprendido algo (grieta). La solución nunca está en eliminar las tormentas, sino en sellar tus grietas. Sellar una grieta no elimina el problema de fuera, pero sí cura el de dentro. No hará que deje de nevar, pero sí hará que ya no sientas frío.

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«El mundo exterior se cambia mejorando el mundo interior»

@Anxo

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