Los 88 peldaños de la gente feliz

Peldaño 11:«Para matar la sombra de la gente gris solo hay una manera: encendiendo la luz»

En este capítulo de «Los 88 peldaños de la gente feliz» te explico uno de los errores que todos cometemos con más facilidad

A veces es complicado enterder el «amor incondicional» Unsplash
Anxo Pérez

Anxo Pérez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Durante la mayor parte de mi vida viví convencido de que el amor incondicional no tiene sentido. Se ama a alguien porque él o ella cumple con una serie de requisitos a modo de lista de la compra : no faltarte al respeto, quererte de vuelta, no fallarte un solo día que necesites ayuda, tratarte bien y mil exigencias más. Y si no se cumplen, entonces es normal que tu amor descienda incluso hasta llegar a desaparecer, tanto con una pareja como con otro tipo de relaciones. Suena correcto, ¿verdad? Un día descubrí que no sólo no lo es, sino que, además, es uno de los mayores errores cometidos sobre la Tierra, y yo he sido tan culpable de cometerlo como el que más.

Igual que la generosidad no es dar a quien te dio a ti primero, sino a quien quizá nunca te dé nada, amar incondicionalmente es dar amor incluso a aquellos que lo merezcan menos. Pero, si eres como yo era, esto debería sonarte completamente ilógico. «¿Cómo poder dar amor a quien te tiene odio?». Tranquilo, no tienes que hacer eso... de momento. Si te identificas con esa pregunta, entonces yo soy tu mejor aliado , ya que te entiendo perfectamente porque fue mi único modo de pensar durante años pero a diferencia de lo que muchos creen, lo peligroso no es cambiar de opinión, sino que ésta no cambie nunca. Cambiar de opinión indica apertura de mente.

Si nos ponemos en casos extremos, como amar a alguien que hace daño a un ser querido tuyo, está claro que animarte a amarlo sería como animar a un bebé a que saque adelante un doctorado. Por tanto la regla número uno es no intentar alcanzar el Belt 8 de amor incondicional el primer día, sino centrarse en simplemente dar el siguiente paso en esa dirección .

Como en muchos otros de mis Peldaños, éste también se compone de un binomio que divide al mundo en dos grupos de personas, aquellos cuyo interior está compuesto por mucha luz y poca sombra y aquellos cuyo interior está compuesto por mucha sombra y poca luz. Seguro que si te pidiera hacer una lista de diez personas de tu día a día a las que puedas incluir en cada uno de los dos grupos, tras reflexionarlo un poco, no tardarías demasiado tiempo en dar con ellas, y sin embargo pocos reparan en el hecho de que la gente que es más gris lo es simplemente porque ha permitido que en su interior se instale un poco más el odio (como resultado del miedo), y la que lo es menos simplemente ha hecho que en su interior se instale el amor. Lo interesante es que tanto nuestro Éxito Interior como nuestro nivel de felicidad son matemáticamente proporcionales a la cantidad de amor (en detrimento del odio) que llevemos dentro. Éste es el motivo por el que el número de méritos que la otra persona haga para ser amado es irrelevante. Si el objetivo es retirar la tendencia al odio de nuestro interior y aumentar la tendencia hacia el amor, entonces fomentar el amor en función de los méritos es la peor manera de aumentarlo, ya que la mayor parte de la gente nunca hará los méritos suficientes.

Te explicaré por qué el mayor interesado de tu cambio no son otros, sino tú. Imagínate la felicidad como un sol y el odio como un rango que va desde un cielo con nubes hasta la peor de las tormentas. Cada vez que te encuentras una persona llena de rabia, es que tiene su interior agitado por las miles de gotas de lluvia que produce su tormenta interna. Es gente gris (que todavía no ha sabido cómo superar ese estado). Y cada vez que te encuentras con alguien que ha aprendido a reducir el odio en su interior y aumentar su amor , ha logrado una vida interna sin agitación, sin nubes y con sol. Es lo que se denomina la paz interior y es la mayor responsable de la felicidad. A mayor paz interior, mayor felicidad (y viceversa).

Cuando hablo de amor, no me refiero a un amor espiritual o de misiones religiosas. Hablo de algo mucho más simple. Hablo de una domesticación de tu mente que tira de las riendas cada vez que tu cuerpo se quiere enfadar con otro ser humano, tenerle rabia a la forma de ser de alguien, sentirte irritado por un gesto o acción de otra persona, querer devolver odio con odio . (Como dije, yo rechacé este tipo de propuestas durante años por considerarlas injustas.) Y una vez conquistada esta primera etapa, conquistar la segunda y más importante: no parar de entrenar todo tu ser para sentir los mejores deseos (si no quieres usar la palabra «amor») por cada ser humano con el que te cruces. Efectivamente es más justo devolver odio con odio, pero infinitamente menos acertado. Un día algo hizo clic y me di cuenta de mi error. Supongo que es una forma de madurez y tarde o temprano todos pasamos por ella . Igual que el bebé debe pasar por numerosos grados escolares antes de poder cursar un doctorado, tú deberás pasar por los tuyos. Lo importante no es que alcances el destino hoy, sino que cada día te acerques un poco.

#88PeldañosGenteFeliz

«De las muchas formas para matar la sombra de la gente

gris sólo una es la más acertada: encendiendo tu luz» .

@Anxo

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación