A partir de los 50 hay que dar un golpe en la mesa: «¡Ahora me toca a mí!»

Almudena Reguero Saá, divulgadora de salud, periodista y autora de la obra 'Estar mejor a partir de los 50' explica cómo afrontar de forma positiva los cambios físicos y emocionales que se producen durante la madurez

La madurez puede ser la oportunidad para redescubrir nuestro interior.
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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Vacía, agotada, confundida, perdida, invisible... Estos son algunos de los adjetivos con los que algunas (muchas) mujeres se definen cuando se acercan a su madurez. Sienten que han dedicado una gran parte de su vida a «mirar por los otros» y que a menudo lo han dado todo por todos. En su trabajo, con su familia, con su pareja... Su constante mirada hacia afuera ha hecho que se olviden de mirar hacia dentro, hacia sí mismas. Y cuando por fin lo han hecho se han encontrado con algo que no les ha gustado: «¿Qué fue de mi esencia?», «¿Y de mis sueños?», ¿Dónde está aquello que me hacía sentirme viva?», «¿Dónde estoy yo?».

Almudena Reguero Saá, leyendo su obra.

Si cuando has visto el titular de este artículo has seguido leyendo hasta llegar a esas líneas tal vez te encuentres en ese momento de tu vida en el que sientes que podrías estar mejor de lo que estás pero no sabes cómo. O tal vez hayas pensado en alguien cercano y quieras saber cómo ayudarle. Esto es lo que se propone precisamente la periodista y divulgadora de salud Almudena Reguero Saá con su obra 'Estar mejor a partir de los 50' (Amat Editorial), donde aporta las claves necesarias para mejorar la salud física, mental y emocional en la madurez.

Para ello la autora aporta una guía para adoptar hábitos saludables , practicar ejercicio con regularidad, llevar una dieta equilibrada , dormir mejor y cuidar la mente, además de aportar pautas para conseguir el bienestar emocional, prestar atención a nuestro interior y aprender a querernos más. Conversamos con la experta para saber cómo afrontar esa etapa de transición (con la menopausia por bandera) en la que se producen cambios significativos tanto físicos como emocionales.

«No importa la edad que tengas, siempre hay algo de ti deseando despertar»... Esta es una frase de Mario Alonso Puig que me vino a la mente después de leer su libro, ¿Qué es lo que diría usted que se nos despierta a partir de los 50?

Esta es una etapa en la que la mujer se descubre a sí misma . Descubre su interior y se da cuenta de que tiene una valía que, por el momento y las circunstancias tal vez no lo haya hecho palpable, pero que está ahí. Se encuentra más madura, más estable, sabe lo que quiere y le apetece descubrir de lo que es capaz Creo que es el momento de demostrarse a una misma que debe aprovechar todo lo que tiene dentro. Incluso algunas personas se atreven a acometer retos que antes temían bien por indecisión o por falta de iniciativa o actividades que nunca iniciaron por falta de tiempo o de energía.

La mayoría de las mujeres son tan polifacéticas y tan activas que a lo largo de su vida se han dedicado a cuidar de todo el mundo menos de sí mismas. Es el momento de pensar en una misma y de hacer lo que se desea y no lo que esperan los demás que haga como madre, como esposa o como hija... Es el momento de dar un golpe en la mesa y decir: ¡Ahora me toca a mí! Además de madre, soy mujer, pero también puedo ser empresaria, tener un trabajo estupendo, cuidarme y hacer muchas cosas más...

Algunas mujeres, sin embargo, se sienten algo «invisibles» a partir de cierta edad

Bueno, con unas mujeres sucede al revés, pues en esa etapa se quieren hacer más presentes y más potentes en todos los ámbitos de su vida, pero sí que es cierto que cuando hablamos del ámbito profesional suceden dos cosas cuando se superan los 50 años. Por un lado viene detrás una generación más joven, con otros talentos también necesarios y, por otro, las empresas prefieren contratar mano de obra más barata en lugar de dar valor a las personas de cierta edad y de mayor prestigio que requieren remuneraciones más altas. El índice de paro entre las mujeres de más de 50 es alto precisamente por eso porque, de alguna manera, se las aparta. Pero esto es un error porque a partir de esa edad se tiene una experiencia, un empuje y una energía tan grandes que puedes ser un tesoro para una empresa.

Sería entonces un momento ideal para emprender..

Sí, para emprender e incluso para cambiar de profesión pues puede ser que sientan la necesidad de hacer algo diferente a lo que han hecho hasta ahora. Suelen necesitar algo que les aporte beneficios no solo a nivel económico sino también a nivel personal.

Pero ese «sentirse invisible» va a veces mucho más allá de lo profesional

Sí, puede haber también una cierta invisibilidad debido a los estereotipos reinantes. Y a nivel familiar se podría dar el caso, si se tienen hijos mayores, que estos no nos necesiten tanto y, de alguna manera, nos sintamos en un segundo plano. Y algo distinto, pero similar en esencia, sucede con la pareja, pues puede ser que el vínculo haya cambiado con los años.

Pero también en su obra se hace eco de los informes en torno a la felicidad en los que se asegura que nos sentimos mejor a medida que envejecemos...

Quizá seamos más felices a partir de los 60, que es cuando se logra un mejor equilibrio corporal y cuando nuestro cerebro funciona de otra manera. Entonces se valora lo que es la vida, se disfruta más del día a día, se tienen menores expectativas y baja en general el nivel de exigencia. Somos más estables y más felices. Sin embargo, en torno a los 50 es cierto que aún el componente hormonal puede llegar a afectar mucho, pues tan pronto estás bien como triste o apagada. Y eso tiene que ver con la revolución hormonal que sucede en la menopausia. Esas alteraciones en el estado de ánimo son puramente químicas y afectan mucho. Por eso podría decirse, de una forma más acertada, que en realidad somos más felices a partir de los 60.

«Lo que se percibe con más claridad durante la menopausia es el sobrepeso porque se empiezan a ganar kilos casi sin darte cuenta y además se concentran en esa especie de flotador que rodea la cintura y que no baja ni a la de tres, hagas lo que hagas»

¿Cuáles son los síntomas que peor se llevan o peor se aceptan durante la menopausia?

Lo que no podemos pensar es que es algo que «cura el tiempo». No, hay que tomar medidas porque ese tiempo puede hacer daño en tu organismo. A nivel médico hay unos cambios que pueden ser peligrosos. Por un lado en esa etapa te sube mucho el colesterol aunque sigas la misma dieta y con el mismo estilo de vida. También tiende a subir mucho la tensión . Se empieza a perder calcio y es necesario valorar los niveles de vitamina D pues la osteoporosis supone un gran riesgo. Y lo mismo sucede con la reducción de la masa muscular ( sarcopenia ), que es más que evidente.

Pero lo que se percibe con más claridad en la menopausia es el sobrepeso porque se empiezan a ganar kilos casi sin darte cuenta y además se concentran especialmente en esa especie de flotador que rodea la cintura y que no baja ni a la de tres, hagas lo que hagas. Y no solo es una cuestión estética sino de salud, pues esa grasa abdominal es peligrosa ya que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

A todo esto hay que sumar la flacidez, las arrugas y las canas. Además desde el punto de vista cognitivo suele fallar algo la memoria y cuesta más concentrarse. Y a nivel emocional es una etapa difícil, con episodios de tristeza inexplicables y eso hace que algunas personas corran el riesgo de sufrir una depresión.

Es una visión interesante esa llamada a la acción para no ser pasivas ni dejarlo estar ni creer que son «cosas de la edad»...

Sí, porque todo lo que no se haga en esa etapa lo pagaremos a partir de los sesenta, cuando pase la menopausia, y nos llegará un mazazo en forma de cansancio constante, osteoporosis, pérdida de masa muscular, desgana, bloqueo y falta de ánimo...

Se impone por tanto un cambio de hábitos. ¿Cuáles son los más importantes para combatir la ganancia de peso?

En esta etapa hay que cuidarse más que nunca, pero no solo para no ganar peso, sino para vivir mas y mejor, por salud. Si en un momento se nos disparan los niveles de colesterol comemos igual o peor, estaremos haciendo un flaco favor a nuestro cuerpo. No soy partidaria de las dietas ni de las restricciones de alimentos , pero lo que sí que se puede hacer es poner de nuestra parte con un alimentación equilibrada, comiendo de todos los grupos de alimentos pero primando las proteínas, reduciendo los hidratos de carbono y minimizando al máximo las grasas trans. ¿Por qué? Porque es una etapa en la que se necesita la energía sostenida que nos da la proteína y porque además ésta nos puede ayudar a paliar esa reducción de la masa muscular que se sufre en esa etapa. Se puede seguir una alimentación correcta con unas pautas sencillas y sin tener que privarte en un momento dado de algún dulce, por ejemplo.

¿Cuál sería el tipo de ejercicio más adecuado en esa etapa? ¿Se puede comenzar a cualquier edad?

No solo se puede, sino que se debe. Lo que es importante es adaptarlo a las características de cada persona, pero siempre hay que moverse. El ejercicio de fuerza es vital para no perder la masa muscular. Es el más adecuado en esta etapa, aunque algunas personas se empeñen solo en el cardio. Es cierto que el cardio es adictivo porque con él se segregan endorfinas y después te sientes bien, pero el ejercicio de fuerza es absolutamente imprescindible a partir de los 50. Se puede combinar además con las caminatas intensas, con el pilates, con los ejercicios hipopresivos para trabajar el suelo pélvico y con los ejercicios funcionales con los que se puedan trabajar la elasticidad y la movilidad .

Otra cosa que sucede en la madurez es que se experimenta una reducción del periodo en el que se descansa con un sueño profundo. ¿Por qué?

Tiene mucho que ver con los estrógenos , pues como éstos ayudan a tener un sueño más regular, se produce una alteración del suelo cuando bajan sus niveles. Y si además se padecen sudoraciones nocturnas (que tienen mucho que ver con los sofocos de la menopausia) dormir se puede convertir en una misión imposible.

Lo que sucede, por tanto, es que no se duerme del tirón sino que se tienen microdespertares o incluso macrodespertares que nos mantienen en vela durante unas horas. Y eso afecta al rendimiento diario pues no se ha descansado bien.

Otro factor que influye en el descanso es que en este periodo se produce un descenso de la serotonina . Las mujeres llegan a tener hasta un 30% menos que los hombres, por eso tienen una mayor tendencia a ser más nostálgicas o depresivas. La serotonina es importante para generar melatonina por la noche, que es la que induce al sueño. Por tanto, todo esto se convierte en un círculo vicioso, físico y químico, que impide el buen descanso.

«El ejercicio de fuerza es absolutamente imprescindible a partir de los 50 años para reducir la pérdida de masa muscular que se produce con el paso del tiempo»

Hablemos de sexo. Puede suceder de todo a esta edad, según nos explica en el libro, unas mujeres pierden totalmente el interés por él y otras, sin embargo, ven en esta etapa un momento de esplendor sexual...

El sexo es algo que hay que trabajar a esta edad, pues así como cuando se es joven uno tiene las hormonas revolucionadas y apenas tiene que hacer nada para ponerse a tono, cuando pasan los años cuesta más sentir ese deseo y esas ganas. Puede que haya menos apetencia porque cueste más ponerse a punto (aquí la cuestión hormonal es importante) y puede que se haga con menos frecuencia, pero también es cierto que el sexo es de más calidad. Los orgasmos son más intensos y las relaciones son más placenteras porque, según corroboran los estudios, tanto hombres como mujeres conocen mejor nuestro cuerpo, saben lo que les gusta y lo que no y se comunican más.

Además hay que destacar que las mujeres nos volvemos más exigentes porque sabemos lo que queremos y sabemos mejor cómo disfrutar tanto solas como en pareja.

Es importante no dejar esa parte de tu vida aparcada, especialmente en esta etapa, porque es buena no solo a nivel emocional y para conseguir placer sino también a nivel físico, pues mejora la salud cardiovascular y porque desde el punto de vista químico el cuerpo segrega unas sustancias que necesita. El sexo es un embellecedor natural.

Pero qué sucede cuando tu cuerpo no te responde, es decir, muchas mujeres aseguran a esa edad que no les apetece tener relaciones porque les resultan molestas...

Sí, aquí conviene hablar de la sequedad vaginal . Se producen unos cambios tremendos durante la menopausia en este sentido y hay que estar preparada para ello. La vagina se acorta y se arruga. Pierde su elasticidad y la mayoría de las mujeres lo notan mucho. Y si a eso sumamos la atonía del perineo y de la pelvis, nos podemos encontrar con situaciones difíciles. Existen en el mercado un montón de remedios para reducir las molestias de la sequedad vaginal, hay que cambiar el chip, probarlos y usarlos para prevenir ese problema.

Y si tenemos en cuenta que el orgasmo contribuye a mejorar esta situación de sequedad, pues está claro, no puedo dejar de repetirlo: hay que trabajar el deseo para tener más orgasmos.

Una vez pasada la menopausia es cierto que las paredes vaginales recuperan algo de elasticidad, pero hay que tener en cuenta que nunca volverán a tener la de antes de la menopausia.

También habla en su libro de la importancia de entrenar el cerebro y las capacidades cognitivas para minimizar esos pequeños despistes o esa dificultad de concentración...

No podemos tirar nunca la toalla porque seamos mayores. Nadar a favor de la corriente es fácil: soy joven, me encuentro bien, me acuerdo de todo, hago todo con rapidez... Lo que es difícil es nadar a contracorriente, como sucede cuando se van cumpliendo años. No hay que dejarse llevar y abandonarse pensando que no merece la pena. La ciencia confirma que es una etapa buenísima para aprender cosas nuevas , ponerse a estudiar lo que más nos apetezca, iniciarse en el conocimiento de un nuevo idioma o tocar por primera vez un instrumento.

Potenciar el cerebro es fundamental y no hay que dejar de hacerlo nunca. Podemos trabajar la mente en nuestro día a día con ejercicios sencillos que podemos convertir en hábitos, desde lavarse los dientes o cepillarse el pelo con la mano izquierda o cambiar el reloj de mano, hasta leer, hacer crucigramas o sudokus, cambiar de ruta para ir al trabajo o a ver a la familia... Y cientos de ejemplos que nos pueden servir para reducir los automatismos del cerebro y para dejar de ir por la vida con el piloto automático.

No podemos terminar esta conversación sin hablar del bienestar emocional...

Muchas personas tienen de todo y son muy infelices. Y eso sucede porque se han olvidado de la parte más importante que es su interior . Es importante encontrar paz y calma en nuestro interior, porque eso nos ayudará a saber afrontar las situaciones difíciles, gestionar los momentos malos, buscar la mejor salida y usar las herramientas que tenemos a nuestro alcance para no hacer un drama de todo.

Hay que nutrirse de lo que más nos guste porque eso es algo que reporta una satisfacción tremenda. Yo ahora estoy practicando tiro con arco y no es que se me haya ido la olla o esté mal de la cabeza, es que quería probar algo diferente que además me sirva para otras cosas que, físicamente, me resultan útiles. Pero hay infinitas posibilidades. Puedes hacer un viaje al polo norte, estudiar una segunda carrera disfrutando de ello, descubrir nuevos hobbies y actividades que te hagan sentirte más vida, hay que reír siempre que se pueda y rodearse de personas que nos hagan reír, hay que decir: «¿Por qué no?». Y como decíamos al principio, hay que tener claro que ha llegado el momento de dar un golpe en la mesa y decir: ¡Ahora me toca a mí!

Almudena Reguero Saá.

Sobre la autora del libro : Almudena Reguero Saá es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, diplomada en Naturopatía, Dietética y Nutrición, Máster en coaching con PNL e intervención sistémica. Es profesora de yoga, de técnicas de relajación y de desarrollo personal y ha colaborado con diversos medios de comunicación especializados en salud, bienestar y belleza. En la actualidad imparte cursos y talleres de hábitos saludables y wellness y es presidenta de Cruz Roja Jarama. En 2011 publicó el libro ' Mi hijo es hiperactivo y distraído ', sobre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y, en 2019, ' Que no se pare tu vida ' (Terapias complementarias y estrategias para afrontar el cáncer de mama y mejorar la calidad de vida), este último en Amat Editorial.

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