Te equivocas si crees que sentir tristeza o ansiedad es de personas débiles

Las psicólogas Inés Santos y Silvia González, del equipo de En Equilibrio mental, ayudan a desterrar ese mito que lleva a algunas personas a pensar que son más débiles si tienen emociones incómodas

Llorar o estar triste no es un signo de debilidad.

Inés Santos / Silvia González

A veces tenemos fiebre y esa fiebre es molesta, desagradable e indica que algo no funciona bien en nuestro cuerpo. Es la alarma que nos señala que estamos luchando contra una enfermedad. Sin embargo, no nos ponemos la etiqueta de 'personas débiles' cuando sentimos esa fiebre, sino que nos metemos en la cama o vamos al hospital. Consultamos a un profesional y tomamos el medicamento correspondiente y seguimos las pautas que nos dicten hasta que se nos pase esa fiebre o estemos mejor.

Al igual que los problemas físicos o las enfermedades no se eligen y nadie quiere padecerlos, los problemas emocionales tampoco son elegidos por las personas que los sufren. Nadie desea atravesar una depresión ni pasar por momentos de ansiedad .

Y la cuestión es que la ansiedad o la tristeza funcionan de la misma manera que la fiebre. Son las alarmas emocionales que exteriorizan que algo en nuestra vida no está sucediendo según lo esperado, que estamos atravesando por un momento complicado y que necesitamos poner atención a lo que está sucediendo para poder solucionarlo. Hacer como que no existe o intentar ocultarlo solo mantendrá el problema y empeorará los síntomas de la ansiedad y el bajo estado anímico.

«Tenemos que aprender que la tristeza y el miedo forman parte de las emociones primarias junto con el enfado, el asco, la sorpresa y la alegría»

Inés Santos

Psicóloga

Todos sentimos las mismas emociones, y todos sentimos todas las emociones. Las personas que los demás ven como estables emocionalmente no significa que no vivan emociones desagradables, sino que la diferencia con otras personas radica en su capacidad para gestionarlas correctamente y con rapidez, permitiendo que sean suaves y cortas. Por tanto, sentir emociones no es de personas débiles sino de humanos . Tenemos que aprender que la tristeza y el miedo forman parte de las emociones primarias junto con el enfado, el asco, la sorpresa y la alegría.

Además, no podemos olvidar que nadie está libre de relacionarse con la ansiedad y la depresión en algún momento de su vida, sea de manera directa o indirecta. No existe un escudo protector que nos haga inmunes a estos problemas emocionales, como no existe un escudo que nos haga inmunes a los problemas de salud generales, a los accidentes de tráfico o a las lesiones deportivas.

Lo que sí que existen son los factores de protección que podemos poner en marcha para para que cuando esas emociones aparezcan en nuestra vida podamos gestionarlas de manera eficaz. Uno de esos factores de protección va a ser el control de pensamientos intentando mejorar la manera en que nos tratamos (que nos tratemos con amabilidad, aceptación y compensión) cuando estamos pasando por esos momentos de dificultad.

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