Comparecencia por el caso Formación

Susana Díaz en el Senado: cuatro cocacolas, dos cafés y muchos circunloquios

La presidenta creía acudir a un acto electoral y reservó la solemnidad para defender el honor de sus familiares

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, comparece en el Senado Jaime García

J. J. Borrero

El lenguaje gestual de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, evidenciaba este jueves que estaba muy incómoda en el Senado. Pronto se dio cuenta de que no iba a ser una experiencia similar a la que vivió en el Parlamento andaluz a cuenta del caso formación. Ayer se enfrentaba a un largo interrogatorio de una sola fuerza política sobre un asunto tan vasto como la corrupción en Andalucía. De los ERE a los cursos irregulares, del enchufismo a la inversión en propaganda, de la Faffe a la financiación del PSOE ... Todo fue hilado por el correoso portavoz del PP Luis Aznar durante cinco horas marcadas por una tensión que se retransmitía desde la web del Senado.

Durante el tiempo de su comparencias Susana Díaz tomó cuatro cocacolas y dos cafés . A eso achacó Aznar el nerviosismo de la presidenta. «Son zero-zero», le respondió Díaz. La sesión fue un intercambio de golpes trufado de ironía y gañafones dialécticos. Díaz entró en la Cámara asegurando que acudía al primer acto de campaña electoral convocado por el PP. La presidenta de la comisión, María Rosa Videl , tuvo que recordarle en alguna ocasión dónde se encontraba. Pero de su arsenal de respuestas Díaz usó sobre todo las que reducían aquello a «una comisión del PP» en época electoral. Su interlocutor le dio la razón en alguna fase de la comparecencia, especialmente al final de la misma, con una larga disertación acusatoria, de tono mitinero en el que generalizó y con la que se traslucía el resquemor de los populares por la desproporción con la que el PP y el PSOE han pagado políticamente sus casos de corrupción.

En el resto de la comparecencia, Díaz utilizó todo tipo de evasivas para no responder a preguntas directas, del tipo: «¿Conocía usted a Nieves Hernández?» . Los circunloquios de la compareciente, por eludir la respuesta y atacar a su inusual adversario, y del portavoz por alargar la sesión y recrearse en el mensaje con juicios de valor, convirtieron la comparecencia en un galimatías para llegar a ninguna parte. La fase más tensa fue la referida al enchufismo de familiares y amigos del PSOE andaluz. Díaz sabía que se utilizaría el vínculo laboral de su marido en UGT. Extrañó que se refiriera a él como «criatura» . Pero a partir de ese momento se mostró más nerviosa y cariacontecida cuando Aznar citó a su cuñada y a la empresa Biodiésel. Fue cuando adoptó el tono más solemne para asegurar: «En mi familia no hay enchufados hay trabajadores honestos y honrados» .

La comparecnecia deja como noticia el anuncio de que el PP llevará al juzgado las contrataciones en esa empresa subvencionada por la Junta y la Diputación de Sevilla y que los nervios de la presidenta no son fruto de su «vicio» por la cocacola, su única confesión ayer en el Senado.

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