Susana Díaz lamina a todo su círculo de confianza en el Gobierno andaluz

Inicia la «regeneración» del PSOE nombrando a José Fiscal como portavoz en el Parlamento y sin dar explicaciones del cese de Mario Jiménez

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La secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz junto a Juan Cornejo y Micaela Navarro este lunes en Sevilla Juan Flores

Stella Benot

La explicación de Susana Díaz a su Ejecutiva Regional ha sido tan parca que casi ha sorprendido a los asistentes a la misma. «Es necesaria la regeneración y el cambio» dijo para justificar el cese de Mario Jiménez como portavoz parlamentario y sustituirlo por el exconsejero de Medio Ambiente, José Fiscal. Una decisión que se aprobó este lunes sin ninguna opinión contraria entre los asistentes, una ausencia de críticas que el secretario de Organización del PSOE, Juan Cornejo, anunció oficialmente como «unanimidad».

Con una intervención llena de loas y agradecimientos a los servicios prestados y a su valía como político y como socialista, Susana Díaz ha laminado a quien ha sido un pilar indiscutible del PSOE andaluz en los últimos doce años, a una persona que —con sus luces y sombras y su particular estilo agresivo de hacer oposición— ha sido ante todo leal a la dirección del partido en Andalucía.

Incluso en los momentos más duros. Mario Jiménez fue vicesecretario general del PSOE con Griñán y aspirante a la Secretaría General, cargo que le ganó una avispada Susana Díaz. A pesar de ello, continuó trabajando para el partido y acató las decisiones que l e pidieron por «responsabilidad» como la presidencia de la Gestora contra Pedro Sánchez, puesto que no quería pero que ocupó cumpliendo órdenes de Díaz.

Su salida ha dejado perplejo a una buena parte del PSOE andaluz, por más que ahora las críticas se hacen entre bastidores, a excepción de un tuit del hermano de Jiménez que fue muy revelador: «Cuando la lealtad se paga con deslealtad» . Porque la salida de Mario Jiménez del círculo de confianza de Susana Díaz sorprende sólo a medias.

La expresidenta de la Junta de Andalucía ha cesado, más bien ha apartado de su lado, a todos los que la han acompañado en sus momentos de gloria al frente del Gobierno andaluz. De su más estricto círculo de esos momentos dulces sólo quedan junto a ella el exvicepresidente, Manuel Jiménez Barrios, quien cada día está más lejos del núcleo de toma de decisiones y que es portavoz adjunto del grupo parlamentario, un cargo testimonial para quien lo ha sido todo en la Junta; y el secretario de Organización del PSOE andaluz quien ayer, en su comparecencia ante la prensa, quizás cometió una indiscreción —¿o no?—. Cornejo explicó que el partido tiene sus normas y que al secretario de Organización sólo lo puede quitar un Congreso.

Todos los demás están fuera: Miguel Ángel Vázquez, Máximo Díaz-Cano, Félix García y Juan Carlos Blanco son sólo una muestra de cómo Susana Díaz entiende la renovación de su partido.

La secretaria general del PSOE andaluz ha elegido para este momento, «para impulsar» el trabajo del grupo parlamentario nada menos que a cuatro exconsejeros de su Gobierno. Todos ellos, curiosamente, con poco peso político en los Consejos de Gobierno, salvando al exvicepresidente Jiménez Barrios.

Susana Díaz confía ahora en José Fiscal , exconsejero de Medio Ambiente y a quien este lunes nombraron nuevo portavoz parlamentario; en Rodrigo Sánchez Haro , exconsejero de Agricultura y ahora secretario del grupo; y en Rosa Aguilar , exconsejera de Cultura y que será portavoz adjunta en el Parlamento. Cuatro exconsejeros para dirigir la ingente labor de oposición, una elección que tampoco muchos comparten —ni comprenden— en el seno del PSOE andaluz.

Más cambios

La «regeneración» del PSOE andaluz no terminará con estos movimientos . La propia Susana Díaz lo dejó entrever en su intervención ante la Ejecutiva Regional, en un ambiente marcado por los rostros serios y por un turno de palabra marcado por el reconocimiento al trabajo de Mario Jiménez. El nuevo portavoz, José Fiscal, también intervino para resaltar el «listón muy alto» y mostrar su compromiso con el futuro.

Los movimientos y vientos de cambio llegan hasta la Secretaría General de Sevilla. A nadie en el PSOE andaluz y sevillano se le escapa la trascendencia del ascenso de Sonia Gaya , exconsejera de Educación, hasta el número dos del Ayuntamiento de Sevilla. Este lunes fue designada, también por unanimidad, secretaria de Organización del PSOE sevillano , un cargo vacante tras el triste fallecimiento de José Muñoz Sánchez. Un ascenso, el de Gaya, que coincide con el declive de Verónica Pérez, también hasta ahora una de sus mujeres de confianza, y secretaria general del PSOE sevillano. Las diferencias entre ambas se han ahondado desde el pasado 2 de diciembre, cuando los resultados electorales no acompañaron a los socialistas.

La coartada fallida

La dirección del PSOE andaluz ha querido tapar el cese abrupto de Mario Jiménez anunciando la incorporación de un sanchista a la Ejecutiva regional, un órgano en el que no hubo integración. Joaquín Dobladez , cordobés y jefe de gabinete de la Subdelegación del Gobierno central en Córdoba (nombrado, por cierto, por Gómez de Celis) será desde ahora el delegado de Transición Ecológica y Cambio Climático , un cargo de nueva creación y que, en realidad, no tiene ningún poder ejecutivo.

Se trataba de un gesto, de una especie de maniobra de despiste para mostrar unidad y apoyo total al presidente en funciones Pedro Sánchez «también en sus negociaciones en la investidura», según informó el secretario de Organización al término de la reunión de la Ejecutiva.

Claro que si el nombramiento de Dobladez se puede interpretar como un guiño a Sánchez , la de arena habrá sido el nombramiento de Fernando López Gil como senador por la comunidad autónoma, un cargo que propondrá el PSOEy tendrá que ratificar el Parlamento. López Gil formaba parte de la cúpula defenestrada del anterior Gobierno y fue vetado expresamente por la Dirección Federal para formar parte de la candidatura al Senado, a pesar de las presiones en este sentido de Susana Díaz . Ahora, la dirección regional lo envía al grupo socialista en el Senado sin que Pedro Sánchez pueda hacer nada por evitarlo porque su cargo depende sólo del Parlamento andaluz.

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