Así serán los veranos en Andalucía en unos años: más amplios y con más muertes por calor

Los expertos advierten de los efectos del calentamiento global en la comunidad, en especial en los meses de junio, julio, agosto y septiembre

Un hombre observa un termómetros en Córdoba que marca 44 grados ABC

M. Moguer

Hay dos datos sobre el calor en Andalucía que vistos juntos, sorprenden. Por un lado, el pasado mes de julio fue más caluroso en Oslo (Noruega) que en Huelva . Por otro, las olas de calor extremo en Andalucía han matado al menos a una persona solo este verano en Andalucía. ¿Cómo casan ambas realidades?

Fernando López Cotín , delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para Andalucía, Ceuta y Melilla, explica que las olas de calor extremas y meses más frescos que en Norte de Europa son, en realidad, normales. «Es producto del cambio climático y el calentamiento global» , indica este meteorólogo.

La tendencia general es que los termómetros suban . Pero eso no quiere decir que no haya -ni vaya a haber en el futuro- meses más benignos que la media. «Es lo que se conoce como dientes de sierra. La gráfica de l as temperaturas muestra subidas y bajadas , pero la tendencia es al alza en los termómetros», explica López Cotín.

Así se explican fenómenos como el mes de julio en Huelva, Cádiz y Sevilla , cuando las máximas han estado varios grados por debajo de lo acostumbrado. Sin embargo, indica el meteorólogo, «en Málaga ha hecho mucho más calor del habitual . No hay que confundir lo que pasa unos días o un mes con el clima, que es mucho más amplio», recuerda.

Un futuro tórrido

Según las previsiones de los expertos, el calentamiento global y el cambio climático van a complicar los veranos de todo el planeta. Y Andalucía no se escapa. Así, un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Csic) indica que el número de muertes por olas de calor aumentará «drásticamente» en las zonas más cálidas de la Tierra. Se refiere primero a regiones tropicales, pero le sigue de cerca en peligro Australia y también Europa.

«Los estudios más recientes demuestran que las olas de calor futuras serán más frecuentes, más intensas y durarán mucho más por los efectos del cambio climático. Si no podemos encontrar una manera de mitigar el cambio climático, de reducir los días de ola de calor, y ayudar a las personas a adaptarse a ellas, en el futuro habrá un incremento sustancial de fallecimientos relacionados con estos fenómenos,», explica el investigador del CSIC Aurelio Tobías, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua y copartícipe del citado estudio.

Según datos de esta investigación, en España se producirá un incremento del 292% de muertes causadas por olas de calor en comparación con el periodo 1971-2010.

Pero las olas de calor extremo no son la única advertencia de los expertos para el futuro del Sur de España . El delegado de la Aemet López Cotín señala que los veranos serán cada vez más largos y, además, más calurosos. «Empezarán antes y acabarán después», indica.

¿A 50 grados?

Aunque hay unanimidad cuando se vaticina la subida de los mercurios, López Cotín descarta que ciudades como Sevilla o Córdoba lleguen a los 50 grados . «Eso es mucho. El récord absoluto de España lo tiene ahora mismo Montoro, en Córdoba, con 47,3ºC. Llegar a 50 sería subir casi cuatro grados y eso es muy poco probable en los próximos 20 años», indica.

Para el litoral andaluz, explica López Cotín, el pronóstico climático para dentro de diez o 20 años es más halagüeño : «Su tiempo será más benigno. Eso no quiere decir que no vaya a hacer calor, que lo hará y más que ahora. Pero será menos extremo que en zonas como el Valle del Guadalquivir». Pero ahí acaban las buenas noticias para la costa porque según datos de la Agencia Estatal de Meteorología , este agosto el agua del mar Mediterráneo ha alcanzado los 30 grados centígrados, tres o cuatro grados por encima de la media para este mes.

Tormentas más frecuentes

Para Miguel Méndez, jefe del servicio de cambio climático de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio , el calentamiento global tendrá efectos en casi todos los ámbitos para Andalucía. Desde el más obvio (subida de las temperaturas y desajustes en el clima) hasta otros más curiosos como el desgaste de puentes y otras infraestructuras .

«La tendencia del clima es al calentamiento -indica- y a que aumenten la diferencia de temperatura de unas épocas a otras del año así como a las lluvias muy concentradas, en forma de tormentas». Méndez recuerda que en Andalucía «constantemente estamos superando temperaturas máximas históricas », prueba irrefutable de que el calentamiento global afecta, y mucho, a la comunidad.

«Conforme avance el tiempo, seguirá subiendo. Todos los años. Y habrá una polarización, es decir, los fenómenos meteorológicos se harán más extremos», asegura Méndez, que añade que por el momento los termómetros han subido en Andalucía algo más de un grado desde el periodo de referencia (que se sitúa en la Revolución Industrial). El objetivo es no llegar nunca a superar los dos grados más que en ese momento. «Y ya hemos consumido la mitad».

Mujeers protegiéndose del sol con abanicos ABC

Para los expertos en cambio climático, Andalucía ha hecho virtud de su «pobreza». Explican que la comunidad es de las que menos aportan en términos de CO2 al calentamiento global , pero que no es debido a políticas contra este tipo de emisiones o a una especial conciencia ecológica, sino que tiene más que ver con que el Producto Interior Bruto (PIB) está muy lejos de la media europea. Este dato económico está íntimamente relacionado con el tamaño de la industria, de la cantidad de coches que tienen los ciudadanos o de los residuos que generan. De cómo contaminan, en definitiva.

Subida del nivel del mar

El calentamiento global, además de veranos más largos de termómetros altísimos y un aumento del número de muertes por calor, traerá a Andalucía una subida del nivel del mar . «Somos muy vulnerables a este hecho», indica Miguel Méndez. «Puntuamos fatal en los tres criterios que miden lo expuesto que está un territorio a este fenómeno». Dichos marcadores son el nivel de subida, la exposición (Andalucía tiene una costa llana, sin muchos acantilados que protejan sus poblaciones ) y la vulnerabilidad (casi todo el litoral está construido y no solo con viviendas, también están el puerto de Algeciras o el de Málaga).

La vulnerabilidad de Andalucía no está además solo en el nivel del mar. Desde la Unidad de Cambio Climático de la Junta indican que hay otros elementos en peligro si las temperaturas siguen subiendo. «Un mayor número de incendios, problemas de disponibilidad de agua, dificultad para que los agricultores desarrollen su actividad, aumento de plagas y hasta deterioro de algunas infraestructuras expuestas a los elementos como puentes o edificios, que deberán soportar mucho más calor, sequedad y desgaste por las condiciones climáticas extremas que se avecinan».

Sevillanos refrescándose en una fuente de la Alameda ABC

Cuando se habla de clima, no hay forma de separar unos elementos de otros. Más calor no solo implica sofocos para la población -y riesgo de muerte, en algunos casos-. Supone también un mayor consumo de energía para poner en marcha aparatos de aire acondicionado. Supone que llueve menos, lo que a la larga lleva a «agua más caliente, de peor calidad y mal distribuida», explica Méndez.

Plazas «duras»

Si el calentamiento global y los veranos extremos son una realidad que espera a los andaluces en un horizonte más cercano que lejano, ¿qué se está haciendo para luchar contra este fenómeno en las ciudades? Poco, en opinión de Méndez. La construcción y la arquitectura, que podrían ser grandes aliados para reducir la temperatura en las grandes urbes se torna en enemiga de los ciudadanos cuando se construyen «plazas duras» de hormigón. «Eso es un error desde el punto de vista climático. Pero a los ayuntamientos les gusta porque no tienen casi mantenimiento», explica el experto.

¿Y los árboles? Muchas ciudades como Sevilla, explican los entendidos, crecieron con un casco histórico muy amplio, donde no había espacio para zonas verdes . Y no es hasta los ensanches y las caída de las murallas cuando se plantea, ya en los barrios nuevos, la necesidad de integrar árboles en el paisaje urbano.

Los expertos lamentan que hay mucho por hacer en Andalucía, pero aún así, son optimistas. Y abogan por luchar contra el calor con técnicas baratas y tradicionales , medios que ya usaban hace siglos los árabes en el Sur de España: plazas «blandas», arbolado, sombra de toldos, fuentes de agua.... Técnicas poco costosas para reducir el calor, ahora que se sabe que éste solo va a ir a peor.

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