Susana Díaz, presidenta de la Junta
Susana Díaz, presidenta de la Junta - EFE
POLÍTICA

El penúltimo tren de Susana Díaz a Madrid sale el 8 de mayo

La fallida investidura de Sánchez llena de incertidumbre el futuro del PSOE en el que Andalucía tiene mucho que decir

SEVILLA Actualizado: Guardar
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«La metáfora del actual statu quo andaluz es la de la mayor terrateniente política de España plantada en el andén de la estación del AVE. Indecisa sobre el tren al que subir y sin saber si el billete comprende trayecto de vuelta». Así concluía Ignacio Camacho su análisis político sobre el Día de Andalucía del especial de ABC de Sevilla el pasado 28 de febrero. Hoy, tras el fracaso de Pedro Sánchez en su intención de ser investido presidente del Gobierno, hay un dato más que añadir a esa escena: en el panel de la estación ha aparecido el anuncio del próximo tren con salida de Santa Justa a la secretaría federal del PSOE. Ese tren tiene prevista su salida el próximo 8 de mayo, fecha en la que la militancia socialista celebrará primarias para designar a su secretario o secretaria federal, que será proclamado en el 39 Congreso del PSOE los días 21 y 22 de mayo.

Por tanto hay menos margen para las indecisiones. La presidenta de la Junta tiene que hacer el equipaje o abandonar la estación so pena de que se difunda que verdaderamente lo que le ocurre es que tiene pánico a viajar, algo impropio de un lider político.

Y más cuando las circunstancias señalan a la presidenta de la Junta para asumir el mando en la sede de Ferraz. Pedro Sánchez se ha jugado su futuro político a la difícil jugada de la investidura sin cartas suficientes y el farol le costará que le salga competencia para continuar a los mandos del partido.

Quienes saben de la trayectoria política de Susana Díaz y su perfecto conocimiento de la fontanería del PSOE admiten que la secretaría federal es su objeto de deseo, natural y legítimo.

Aunque lo haya tapado mientras Sánchez negociaba sus opciones para ser presidente, Díaz encarna la oposición interna al líder. Está considerada como la más exigente entre los barones y la que más ha batallado a la hora de marcar a Sánchez fronteras en la negociación por la izquierda. Porque Díaz está claramente posicionada entre los socialistas que no compran a Podemos, que no están por el pacto a la izquierda con Iglesias y los independentistas. Su teoría es que el único objetivo político de la formación morada es dar el sorpasso al PSOE y no está dispuesta a que «su» partido corra la misma suerte que el Pasok griego. Díaz tiene la confianza de la vieja guardia que no se ha cruzado en su fulgurante carrera política. Digamos que es de las que no entienden que tras la mención que hizo Pablo Iglesias a Felipe González sobre la cal viva, el partido pueda seguir suplicando el apoyo de Podemos. Por eso, y porque ganó en marzo de 2015 las andaluzas y repitió victoria en las Generales de diciembre, aunque haya cosechado el peor resultado de la Historia en el feudo andaluz, es la mejor posicionada para disputarle la secretaría federal del partido a Sánchez.

Operación inminente

Si decide tomar ese tren a Madrid será porque aglutina una importante mayoría de adhesiones. Al menos más que Pedro Sánchez que había subido enteros y que se ha vuelto a desgastar con los noes que ha escuchado en el Congreso. Y eso tiene que gestarse en los próximos días cuando se van a reactivar en Madrid negociaciones continuas y diversas para intentar formar un Gobierno antes del día 2 de mayo. Este tiempo va a ser clave para saber cuáles son las intenciones de la presidenta andaluza, pero nadie duda de que va a tener desde hoy un papel protagonista en lo que ocurra. Díaz va a ejercer liderago para marcar las rutas alternativas al callejón sin salida al que ha llevado las ambiciones de Pedro Sánchez. Su magnífica relación con Ciudadanos, demostrada en la cómoda estabilidad de su Gobierno en Andalucía, juega a favor. También ayuda su trato institucional con Mariano Rajoy. Cuentan que en la última, y reciente, reunión de Díaz con el presidente popular, lo que más llamó la atención de Rajoy es que no se habló de Andalucía. Ejemplo de la preocupación de Susana Díaz por el panorama político nacional. También es muy relevante la buena relación que ella mantiene con Felipe VI y la opinión favorable que de ella circula en los círculos de poder capitalinos.

Si el PP es capaz de alcanzar un acuerdo para ocupar el Gobierno de España antes del 2 de mayo, Susana posiblemente estará en la pelea de las primarias porque habrá sido necesaria la abstención del PSOE para lograrlo. Desde la noche electoral, esa ha sido su posición: el PSOE a la oposición y que gobierne el partido más votado. Eso sí, en una Legislatura corta, con un Presupuesto que ya existe y otro prorrogado por un año, que permita al líder socialistas empoderarse, hacer reformas desde la oposición y mostrarse como referente en España.

Pedro Sánchez no lo ha hecho pero ¿y ella?. En este escenario, las opciones son arriesgadas. Irse a Madrid como secretaria federal del PSOE para ir ganando poder, mientras que su portavoz en el Congreso, que podría ser Carme Chacón, se quema en el fuego cruzado entre Podemos y el PP. Claro que eso supondría tener que renunciar a su principal cuota de poder institucional, la Junta de Andalucía. El PSOE no le permitiría -y ella lo sabe muy bien- compaginar ambos cargos. Un mes o dos, sí; mientras se resuelven los trámites. Pero nada más. Tendría que abandonar Andalucía de todas todas, el PSOE y el Gobierno. La otra opción es quedarse tal y como está.

En su propio círculo más íntimo hay divergencias al respecto. Ni sus hombres de confianza se ponen de acuerdo en qué sería lo más adecuado, sobre todo teniendo en cuenta que ya ha pasado por dos fiascos.

Ante la certeza de repetición de elecciones la cuestión es algo más peliaguda. Susana Díaz no tendría que preparar una muda sino cargar el baúl y dejar la Junta para encabezar la candidatura socialista a unas urnas donde el PSOE cotiza a la baja. Y Susana Díaz no está acostumbrada a perder. Tampoco puede descartarse que decida no subir a este primer tren, a la espera de que el tiempo de Pedro Sánchez se consuma por el resultado en las próximas elecciones. Hay que recordar que el poder de Díaz está en Andalucía, que siempre ha sido fiel al PSOE. Poner en riesgo ese patrimonio puede ser insensato, sobre todo porque el del día 8 no tiene por qué ser el último tren con destino a Madrid.

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