María Dolores Ramos Palomo, en su despacho.
María Dolores Ramos Palomo, en su despacho.
Historiadora

María Dolores Ramos Palomo: «En Andalucía no se maltrata más que en otros lugares»

Experta en feminismo, pide la implicación de todos para combatir la violencia machista

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La catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga María Dolores Ramos Palomo considera que para erradicar la violencia machista es fundamental la concienciación del conjunto de la sociedad.

La cifra de mujeres asesinadas en el primer trimestre de 2017 es similar a la registrada en el mismo periodo de tiempo de años anteriores. ¿Significa que hay un maltrato doméstico estructural en España?

Muchas cosas fallan cuando no es posible poner fin a estos crímenes que se extienden como las células malignas de un cáncer en todo el mundo. El deseo de imponerse, la intolerancia, el autoritarismo, la rigidez de pensamiento y la necesidad de controlar a las mujeres están en la raíz de estos comportamientos.

¿La violencia machista forma parte de la idiosincrasia española?

Pienso que esa forma de abordar la cuestión impide ver que se trata de un problema universal. La desigualdad sexual está presente de manera abierta o encubierta en todas las sociedades, generando en ellas relaciones masculinas de dominación y privilegio.

¿Hay que buscar en la historia la razón de que Andalucía esté en los puestos de cabeza del maltrato?

En Andalucía, la comunidad autónoma más poblada de España, no se maltrata más que en otros lugares, pero se identifican las agresiones y se denuncian con mayor frecuencia. Este es el primer paso para combatirlas, adoptar medidas y promover experiencias no violentas en el orden sexual y social.

Los hombres que en el ámbito doméstico matan a sus mujeres sin margen de error suelen fallar a la hora quitarse la vida ¿Les falta puntería o les falta intención?

Ambas cosas. Lo difícil para muchos maltratadores es renunciar a las agresiones recurrentes que acaban finalmente con la vida de las mujeres. Las expresiones «la maté porque era mía» o «ella se lo buscó» pretenden justificar, al margen del frustrado suicidio del culpable, los comportamientos violentos contra las mujeres.

Mentalmente, la mujer es al menos tan fuerte como el hombre, pero parece que el maltrato psicológico cursa sólo en una dirección ¿a qué cree que se debe?

Los estereotipos de género inciden en esta interpretación. Desde esa óptica el llanto de un bebé podría considerarse de manera diferente en un niño o una niña: enfado en el primero, miedo en la segunda. Frecuentemente acudimos a la psicología diferencial más clásica para justificar el dominio masculino y la sumisión femenina.

Hay quien considera que el feminismo es un abanderado de la castración ¿el cliché es también una forma de maltrato?

No suscribo esa consideración, ni siquiera el cliché. Históricamente, las feministas han luchado organizadas para erradicar la desigualdad entre los sexos, extender los mal llamados derechos universales a las mujeres, incluso a otros grupos sociales excluidos, ampliando así los caminos de la ciudadanía y la democracia.

Le hago la pregunta a la inversa: soy un hombre casado, blanco y católico. Como España es el país del estereotipo ¿eso me convierte en un maltratador, en un racista y en un antisemita en potencia?

Los estudios sobre el arquetipo viril utilizan este ejemplo. Pero hay que evitar las simplificaciones. Si en Estados Unidos una mujer es golpeada cada nueve segundos, "la maldición de ser niña" en otras culturas conduce al aborto selectivo, el feminicidio, la mutilación genital, la lapidación, las quemaduras por ácido y otras agresiones.

¿Es partidaria del método Femen o de la reivindicación tranquila?

Soy partidaria de que la sociedad asuma y combata la violencia sexual como algo propio. No se trata de un asunto individual o privado, sino de un grave problema social cuya solución requiere, además de medidas políticas, policiales, legislativas, educativas y judiciales, la concienciación de hombres y mujeres de todas las clases sociales, creencias, etnias y edades.

Ha coordinado un libro sobre sobre mujeres iberoamericanas y derechos humanos ¿hay machismo de Estado en Sudamérica?

El poder patriarcal circula en todas direcciones. En el libro se analizan, entre otras cuestiones, los abusos sexuales, torturas, violaciones y otras vejaciones sufridas con absoluta impunidad por las mujeres en los centros de internamiento clandestinos, como víctimas del terrorismo de Estado de las dictaduras militares.

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