Magrudis

Magrudis eludió los controles con una «declaración responsable» ilegal

El Ayuntamiento de Sevilla permitió la actividad a pesar de que la empresa no tenía la «calificación ambiental expresa», obligatoria en su caso

La sede de la empresa Magrudis, en el Polígono el Pino de Sevilla, está actualmente precintada Juan Flores

Alberto García Reyes

La empresa sevillana Magrudis, epicentro del brote de listeriosis que se ha producido en Andalucía, no tenía la calificación ambiental obligatoria para que puedan operar las industrias alimentarias, pero decidió iniciar su actividad con una mera «declaración responsable» ante el Ayuntamiento de Sevilla que, además, está plagada de irregularidades. Un informe realizado por el secretario del Ayuntamiento sevillano y el director general de Medio Ambiente, Adolfo Fernández Palomares , al que ha tenido acceso este periódico aclara que en ningún caso el gobierno municipal de Sevilla tuvo que permitir la actividad de esta empresa con una simple «declaración responsable», ya que «al disponer de superficie total construida superior a 300 metros cuadrados» resultaría «necesario obtener, previamente a la presentación de declaración responsable, una calificación ambiental expresa», cosa que nunca ocurrió. Además, «al estar a menos de 500 metros de una zona residencial, la actividad se encontraría sometida a evaluación de impacto sobre la salud», según el decreto de la Junta de Andalucía que regula esta actividad. Y este requisito también lo incumplía Magrudis.

En informe que obra en poder de este periódico añade que «al igual que en lo referente a la calificación ambiental, tal evaluación de impacto sobre la salud debiera ser expresa y no mediante declaración responsable». Pero es que, además, Magrudis presentó una declaración incompleta «debiendo dejarse sin efecto», recalca el documento.

Magrudis utiliza en su declaración responsable una sola frase: «El local cuenta con ventilación adecuada a través de la entrada del local»

El listado de supuestas irregularidades que enumera el informe del secretario municipal y del director general de Medio Ambiente del Ayuntamiento es largo. En el apartado dedicado a especificar el proceso productivo, la empresa simplemente dice: «La productividad de este negocio depende de las operaciones efectuadas, su cálculo es variable y difícil». No hay más. Este tipo de documentación exige que se explique el funcionamiento de la cadena de frío, sobre la que nada se indica. En cuanto a la renovación ambiental, Magrudis utiliza en su declaración responsable una sola frase: «El local cuenta con ventilación adecuada a través de la entrada del local». Es decir, la ventilación es la puerta de acceso. Y la ley establece que «el aire aportado desde el exterior debe ser previamente tratado, no siendo válido, por lo tanto, la ventilación directa por huecos y ventanas». El informe aclara además que la empresa tiene la obligación de «justificar que las condiciones de calidad de aire interior del establecimiento se ajusta a los requisitos y exigencias básicas establecidas en el Reglamento de Instalaciones Térmicas». Otra exigencia que Magrudis eludió.

Por todo ello, los autores de este documento hacen constar que la declaración responsable presentada por Magrudis «no ha surtido efectos administrativos con la imposibilidad de la realización de la actividad solicitada». Y añaden que «una vez declarada la ineficacia de una declaración responsable, no tendrán efecto las sucesivas que se presenten con posterioridad sobre el mismo establecimiento y tipo de actividad». Es decir, Magrudis funcionó gracias a una treta administrativa que prosperó aprovechando la falta de controles del Ayuntamiento, que dejó operar a la empresa a pesar de que en su declaración responsable no aclaraba nada sobre la cadena de frío o la ventilación del establecimiento.

El informe incluye una perla final. El director general de Medio Ambiente visitó la sede el 29 de agosto de 2019, es decir, el jueves de la semana pasada, cuando el brote de listeriosis estaba en su momento más crítico, y se encontró la empresa «abierta», aunque sin funcionar, «desempeñando labores administrativas y de recogida de mercancías». El empresario estaba recogiendo los productos bajo sospecha. Esta fue la razón de que el Ayuntamiento decretara el precinto del local, probablemente ya muy tarde.

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