El mejor peluquero de España peina a los 'guerreros de la luz' en Málaga

Ingresado en el hospital, una amiga, regaló a Rafael Bueno (Málaga, 1981) el libro de Paulo Coehlo 'EL manual del guerrero de la luz'. Era un texto de autoayuda que le inspiró, no sólo para salir de aquel bache, sino para reconvertirse y volver tocar el cielo de la peluquería. Un par de años después de aquello, presentó a los premios Fígaro una colección creativa llamada 'The Warrior Of The Light' y ha sido nombrado 'peluquero español del año' . En el mostrador de la recepción de su salón de belleza del barrio de Puerto de la Torre el galardón saluda a todo el que entra a pedir una cita.

Entre las paredes blancas, destacan los puestos con sus espejos y luces, el piano de cola negro y las fotos de los peinados imposibles. En un desplegable está uno de los que le han valido el premio. Una guerrera con el pelo rojo que simboliza a la lucha por el amor . Es uno de los trabajos por los que se le ha galardonado. En el dossier muestra emociones a través de formas imposibles. «La colección simboliza, a través de los 'guerreros', el amor, la fuerza, la unión, la superación… Y eso lo trasmitimos con la forma, el color, texturas…», señala Rafael Bueno.

En IFEMA se plantó la semana pasada con un equipo que le aúpa en todas sus ideas. Iba su ayudante Moyses Utrera; la maquilladora, Lulú Pérez; el estilista Julián Ezquerro y el fotógrafo Alberto Zaldívar. Juntos montaron un 'show' que dejó boquiabierto al jurado y s e llevó un galardón que nunca antes había viajado a Andalucía . «Es muy emocionante, porque es un premio que te dan tus propios compañeros. Son ellos los que te nominan , para que luego el jurado decida. Son otros peluqueros de toda España los que eligen tu colección», afirma Bueno, que no es la primera vez que saborea las mieles del éxito.

Ya fue galardonado como el mejor del mundo en Bruselas hace unos años . En una de las paredes de su salón, cerca de donde le aplican laca a una señora, está uno de los peinados imposibles que le encumbraron en aquel momento. « Para mí todo esto es 'hobby' . Este tipo de peluquería es como alta costura , no se las puedes hacer a las vecinas del barrio. No vivo de la peluquería creativa, si no de mis clientas», asegura Bueno, que con cariño se acerca a cada persona que entrar en el salón para darles la bienvenida, ver qué necesitan y nadie se va sin que revise el trabajo hecho sobre su cabeza.

Pero cuando esa intensa jornada laboral acaba es cuando c omienzan a fluir las ideas, los colores, las formas, las texturas… El artista toma el mando y Rafael Bueno entra en pleno proceso creativo, primero dibujando y luego construyendo. Prueba y prueba hasta que da con la tecla para reproducir el imposible que ha imaginado .

Así es como ha estado de la mano de diseñadores como Elena Benarroche, Custo Barcelona o David Delfín … Sus peinados imposibles han estado en las pasarelas de Londres, Madrid, Bruselas o Milán. Sus clientas van desde sus vecinas del barrio a la princesa Beatriz de Orleans pasando por la estrella de la música urbana Nathy Peluso . Un binomio de humildad de un salón de barrio y el brillo de las estrellas que no desea cambiar.