Festival de Málaga 2021
Agustí Villaronga retrata en 'El vientre del mar' dos formas de afrontar la desesperación
El director mallorquín lleva al festival de Málaga el naufragio de una fragata francesa a principios del siglo XIX narrado por Alessandro Baricco en su novela 'Oceano Mare'
Los actores Roger Casamajor y Oscar Kapoya protagonizan la cinta, que encierra un retrato de las tragedias asociadas a la inmigración
En un Festival de Málaga plagado de nuevos creadores, la presencia de Agustí Villaronga causaba expectación. El aspecto del patio de butacas del Teatro Cervantes daba fe de las ganas del público por conocer su último trabajo, 'El vientre del mar' , una película cocinada durante la pandemia y que el veterano director mallorquín ha definido como «un acto de rebeldía».
Durante el confinamiento vio cada día el mar ante sus ojos en su isla natal y lo que hace años intentó llevar al teatro finalmente ha acabado plasmado en la gran pantalla. Villaronga recupera en la película la historia real del naufragio de una fragata francesa frente a las costas de Senegal en 1816 . Aquel suceso acontecido hace más de sus siglos fue narrado por el escritor italiano Alessandro Baricco y el director se ha valido de su obra para crear una cinta cuya narrativa no deja indiferente.
'El vientre del mar' nació con «vocación de cosa pequeña» por el escaso presupuesto, ha asegurado el mallorquín, cuyo nuevo trabajo destaca por el fuerte peso literario y teatral. «Había un cierto temor al principio porque en los diez primeros minutos teníamos que establecer un código de lenguaje que no es convencional », ha señalado, «creo que al final se dan las claves para que el público siga todo lo que ocurre».
La mayor parte de la película, salvo escenas puntuales, se desarrolla en blanco y negro, un pilar fundamental para consolidar ese lenguaje propio. Además, en el rodaje se han empleado técnicas de infrarrojos para conseguir «diferentes texturas», tonos de piel casi albinos y claros muy marcados.
Con el relato principal se entremezclan al inicio imágenes actuales de tragedias en el mar asociadas a la inmigración Y es que, como ha apuntado Villaronga, no es el relato de un naufragio concreto, sino algo más «generalizado» y ambicioso. «Es la historia de cómo a las personas abocadas a situaciones difíciles se les impone el destino» , ya sea en una frontera, una guerra o ante un cataclismo natural.
'El vientre del mar' es también un dibujo del bien y del mal y el reflejo de dos maneras distintas de abordar la desesperación. Roger Casamajor y Óscar Kapoya regalan una batalla interpretativa en la que sacan a relucir «las sensaciones más primitivas»: el miedo, la agonía, la culpa, el odio e incluso el hambre y la sed.
«Mi personaje pasa por una amalgama de emociones », ha señalado Kapoya, que debuta en el cine con una película para la que ha hecho un ejercicio de observación, mirando fotografías e imágenes de quienes han tenido que hacer estas travesías. «Cuando miras a estas personas de manera abierta te pasan mil cosas por dentro», ha confesado.
En este sentido, su compañero de reparto, Roger Casamajor, ha recordado cómo en el rodaje un figurante tuvo que abandonar una secuencia con la balsa y cadáveres alrededor por el recuerdo que le traía de su propia experiencia flotando en mar. Fue «un mazazo de realidad». «Justo ahí entendí de qué iba la película», ha asegurado.
A pesar de estar basada en la obra de Baricco y haber respetado la poética del autor italiano, los personajes no son una recreación de los originales , sino una interpretación más libre, según Villaronga, quien ha explicado que ni Thomas -el personaje interpretado por Kapoya- era negro, ni Savigny -encarnado por Casamajor- era una persona muy católica, como sí se refleja en la cinta.
Si hay un tercer protagonista en la historia, ese el mar , que adquiere una dimensión espiritual. «Es como hablar de un cielo bajo el agua», ha descrito el director, quien recoge en la película dos ideas del escritor italiano: que la verdad solo puede estar detrás del sufrimiento y que quien vive ese dolor permanece para siempre «inconsolable».
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