Penitencia de los Servitas en Málaga en Viernes Santo
Penitencia de los Servitas en Málaga en Viernes Santo - DIARIO SUR
SEMANA SANTA

Compañeros de dolor de María

El Viernes Santo la Orden de los Siervos de María (Servitas) sacan a su Madre Dolorosa en la oscuridad de la noche

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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Entre las callejuelas. En la oscuridad más absoluta. En medio la noche. Cuando la ciudad se sume en un apagón para su paso. Con el más riguroso negro y tras 275 años de devoción mariana, los Siervos de María (Servitas) abren las puertas de San Felipe para hacer su peculiar estación de penitencia. Resuena un «Stabat Mater» –himno católico del siglo XIII atribuido al fraile franciscano Jacopone da Todi–. La voz de la soprano viaja entre las fachadas remarcando el dolor de María: «Estaba la Madre dolorosa llorando junto a la cruz, lacrimosa, mientras pendía su hijo...». La voz en latín es el preludio de uno de los momentos más ancestrales e inamovibles de la historia católica malagueña.

Con las puertas de San Felipe abiertas retumba el rezo doloroso.

El luto es absoluto. El negro y la austeridad impera en el ambiente. «Es la tradición castellana», afirma Carlos Jiménez García-Hirschfeld, prior de la Orden Tercera de Servitas de Málaga. Comienza la «Corona Dolorosa», que acompañará a esta Orden Tercera de Servitas en su estación de penitencia. En latín Simeón dicta su profecía. Se produce la huida a Egipto, mientras la Dolorosa avanza en la oscuridad, María pierde a Jesús y se siguen apagando las luces, Cristo camina hacia el Calvario y muere ante los ojos de María en la Cruz.

María sostiene a su Hijo en brazos y los hermanos prosiguen con sus rezos, no paran en todo el camino. En Soledad camina por las calles de Málaga, sólo arropada por los ordenantes, que cuando llegan a la Tribuna invitan a Málaga a compartir el dolor de María y a rezar para compartir la «Corona Dolorosa» que parte el alma de la Madre a la que todos sirven como una espada.

Los siete dolores de la Virgen acompañan a esta orden en todo su camino. También durante el año. No es una cofradía. «Lo que más nos diferencia es la austeridad», remarca Calos Jiménez, quien explica que la Orden no ha cambiado nada sustancial en los últimos 275 años. De hecho, existen requisitos para poder ser un servita. «Ser un Siervo de María es una forma de vida. A los que pretenden ser nuevos miembros les hacemos que hagan un año de noviciado, para que nos conozcan», explica el Prior, quien asegura que con los hijos de servitas no hay este requerimiento. «Ellos conocen la orden y saben lo que es», concluye.

Todo comenzó con los frailes Siervos de María en el siglo XIII en Florencia. Una tradición que se fundamentó en la «Leyenda de los Orígenes». Cuenta la «leyenda» que la noche del 15 de Agosto de 1233 unos fieles se encontraban celebrando una vigilia de la Asunción de Nuestra Señora, cuando se les presentó la Santísima Virgen y les comunicó su deseo de que fundasen una Orden para venerar sus Doloresy estar al servicio de los más necesitados. Aquella revelación les dio las reglas de San Agustín y el hábito negro que compadeciera su dolor.

La Orden llegó a Málaga en 1695. Se trataba de una antigua confraternidad Servita que se extinguió en los primeros años del siglo XVIII. Pero en 1739 el Conde de Buenavista encarga a los filipenses que promuevan la fundación de la Orden en la Iglesia de San Felipe Neri, donde se encuentra en la actualidad y donde conservan las tradiciones que María reveló a la Orden hace 800 años.

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