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Fachada del antiguo cine Astoria, donde iba a ubicarse el proyecto de Banderas - F. SILVA
RENUNCIA DEL ACTOR

Del «banderismo» al «mamotreto»: los «insultos» que llevan a Banderas a abandonar su proyecto en Málaga

Los grupos de izquierda han arremetido contra la «limpieza» del proceso de adjudicación de unos antiguos cines

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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«Hay cosas que le han dolido mucho, que han entrado en lo personal, poniendo en duda su honorabilidad. Para alguien que plantea algo desde el amor y la vocación de servicio a su ciudad eso tiene que doler». El alcalde de Málaga, el popular Francisco de la Torre, ha afirmado este martes que tratará de convencer a Antonio Banderas de que se replantee su renuncia al proyecto teatral que abanderaba en su ciudad natal. Sí ha añadido, en cualquier caso, que «no parece fácil» a tenor de la carta que ha publicado y de la que informa el diario «Sur».

¿A qué se refiere el alcalde? ¿Cuáles han sido los motivos que han llevado a Banderas a dar el portazo a su proyecto más soñado? La cronología de la controversia, que se ha precipitado en solo un mes, es la siguiente.

A primeros de abril, el Ayuntamiento de Málaga anunciaba que el arquitecto José Seguí era el ganador del concurso de ideas (entre otros 72 aspirantes) convocado para reaprovechar los antiguos cines Astoria y Victoria de la plaza de la Merced. La «bomba» era con quien hacía tándem: el actor malagueño más internacional. Se trata de una manzana privilegiada enfrente de la casa natal de Picasso que sin embargo permanece desde hace años al borde del derrumbe. El Consistorio se empeñó en 2010 en adquirirla al «módico» precio de 20 millones a una empresa que quería ejecutar en ella pisos de lujo. Siete años después, crisis mediante, el esqueleto de los viejos cines aún se alza vergonzante.

Pero el proyecto de Seguí y Banderas ilusionaba. En lugar de los cines, se concebía un espacio cultural y comercial centrado en un teatro con producción propia que dirigiría el intérprete. Además, habría lugar para restaurantes, espacios musicales y sitio para ampliar la casa natal de Picasso. De genio a genio.

Pero desde entonces la polémica y el ruido han superado las expectativas. En realidad, el problema se deriva de la propia concepción del concurso de ideas, que no era vinculante. Por tanto, y a pesar de resultar el de Seguí, Banderas y Starlite (empresa que organiza un exitoso ciclo de conciertos veraniegos en Marbella) el proyecto «agraciado», había que convocar posteriormente otra concurrencia libre para su adjudicación, a la que volverían a presentarse los vencedores del primer concurso.

Y aquí saltó la disputa. Especialmente después de que el alcalde de Málaga, hiciera unas declaraciones en las que daba a entender que veía «normal» que la adjudicación definitiva del proyecto recayera en los ganadores del primer concurso. Luego, trató de desdecirse apelando a la transparencia y limpieza del proceso, pero la oposición aprovechó la espita y habló desde el principio de un «traje a medida».

El actor Antonio Banderas
El actor Antonio Banderas - EFE

A partir de aquí, se sucedieron las invectivas, especialmente por parte de los grupos de oposición de izquierdas. La portavoz de Málaga Ahora (franquicia de Podemos en esta ciudad) Ysabel Torralbo, se preguntaba jocosa cómo medir el «grado de banderismo del alcalde» cuando lo importante, a su juicio, era la viabilidad del proyecto. Y se cuestionaba también sobre si se puntuarían también proyectos de «Paz Vega, María Barranco o Chiquito de la Calzada». «Esto no es un casting», sentenciaba.

Otro concejal escindido de Podemos calificó de «mamotreto» la iniciativa de Seguí, que además obligaba a cambiar el plan urbanístico que rige el desarrollo del centro histórico malagueño. Y desde Izquierda Unida calificaron el proceso de «urbanismo de Monopoly». Ni siquiera Ciudadanos, que soporta al gobierno municipal del PP, estaba por la idea, y ha llegado a pedir que se repitiera el concurso, aunque ahora cargan contra las críticas de la izquierda.

Desde entonces, la división se ha ido ahondando en Málaga de manera visceral. En un extremo, los que apoyaban el proyecto destacando el amor de Banderas a su ciudad, interpretando como una crítica al actor que se pusiera en solfa el proceso de adjudicación. Y de otro, los que han aprovechado para arremeter contra el intérprete y director malagueño. Han terminado ganando los segundos.

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