Amor al atardecer marbellí, por Elton John

Al final, todos acabaron bailando. Rendidos. El piano dictaba los versos de la diversión en la tarde-noche del pasado jueves en Starlite Festival. Sir Elton John amenazó con la enésima excentricidad en Marbella y adelantó el concierto una hora. El suyo, al contrario que el del resto de artistas que pasan por la Cantera de Nagüeles, comenzaba a las 21.00 horas. Lo normal es que sea a las 22.00 horas, pero él es así y se hace lo que el divo exige, porque engrandece el espectáculo. Y no hubiera sido lo mismo sin el horario. Arrancó a plena luz del día con «The bitch is back» para anunciar que sir Elton ya estaba en la ciudad. El atasco continuaba, algunos aparcaban, los transportes se afanaban en subir gente lo más rápido posible al patio de butacas y el piano era como aquella flauta en Amelin.

Mientras el público todavía tomaba asiento, terminaba con «Bennie and de jet» invitando a todos a «descubrir quien está en lo correcto y quien está equivocado». Fue cuando saludó con un «hola Marbella» y prometió «un show especial para todos vosotros».

Nadie volvió a sentarse. Tocaba bailar y entregarse. «Cocodrile Rock» mantuvo al público agitando las caderas y aceleró el tempo aún más con «Your sister can't twist», justo antes de amagar con marcharse con «Saturday». Hasta que el taconeo sobre la grada hizo que volviera. Había cambiado las gafas y llevaba aquellas redondas rojizas de la portada de su último álbum. Lo hizo para declamar «Candle in the wind», escrita en 1973 y rescrita en 1997 tras la muerte de Diana de Gales. «Adiós rosa de Inglaterra, ojalá florezcas en nuestros corazones», cantó sir Elton en una versión que vendió 33 millones copias desde un país que se encontró «perdido» sin su espíritu, «que echará de menos las alas de tu compasión». «Tu vela se ha apagado mucho antes de lo que tu leyenda nunca lo hará», cerró 10 minutos antes de salir escoltado por la Policía Local del Auditorio Marbella, cuando la ovación aún resonaba entre las piedras de la cantera.