La floración de una violeta autóctona acrecienta la belleza de Cazorla

El jardín botánico del centro de visitantes de la Torre del Vinagre en el parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas ofrece las primeras floraciones de la viola cazorlensis , nombre científico de la conocida como violeta de Cazorla, una especie que se encuentra en protección estricta por ley pero que, debido a su gran belleza , al uno de los elementos florísticos más relevantes de esta zona de la provincia jiennense, corre el riesgo de ser arrancada por visitantes. 

La violeta de Cazorla, que permanecerá en flor hasta el próximo mes de julio, se localiza en la zona de rupícolas (rocas) y en la expansión del jardín botánico. Considerada endémica de Cazorla, ha conseguido exceder estos límites, ya que se ha localizado también en áreas de Sierra Mágina, en el municipio granadino de Castril e incluso en las provincias de Albacete y Murcia .

Esta violácea es una planta de pocos centímetros de tamaño, tiene el tallo rojizo y hojas con forma de punta de lanza. Sus flores aparecen de forma individual, con cinco pétalos desiguales, ya que los laterales se dirigen hacia arriba y el inferior tiene una muesca bien visible y de donde parte un espolón que aloja el néctar. El fruto es una cápsula donde aloja las semillas, que son marrones.

La mayoría de las plantas no se reproducen todos los años. La proporción de individuos reproductivos aumenta cuanto mayor sea la precipitación de agua total acumulada durante el invierno . Junto al peligro de ser arrancada por visitantes, la depredación de los herbívoros es otro gran problema, dado que origina el desplazamiento de las poblaciones hasta paredes inaccesibles o al abrigo de otras especies, donde crecen más y mejor.

El jardín botánico Torre del Vinagre pertenece a la Red Andaluza de Jardines Botánicos en Espacios Naturales, constituida por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para la conservación, conocimiento y difusión de las plantas que componen el tapiz vegetal de Andalucía. Los jardines botánicos de la Red – 9 en total- están dedicados a la conservación de la flora amenazada, rara o endémica , y, según explica la administración autonómica, son una magnífica oportunidad para conocer especies que se encuentran muy dispersas y en lugares de difícil acceso.