Coronavirus Andalucía

La mendicidad emerge de nuevo en Jaén tras suavizarse el confinamiento

Los mendigos retornan en la fase cero a las principales avenidas de la ciudad

Un mendigo pide ayuda en una de las principales calles de Jaén Javier López

Javier López

Falta el ruso, pero su vieja ropa, hacinada en el lugar en el que se situaba antes de la pandemia, revela que pronto retornará a la plaza de España para extender la mano, el lenguaje universal del mendicante, a fin de obtener unos céntimos. El ruso, ahuyentado por el coronavirus, aún no ha regresado a la calle, pero otros, más prestos, han aprovechado la aprobación de la fase cero para poner a prueba sobre el terreno la caridad de los jiennenses.

Las dos principales avenidas de Jaén, la de Andalucía y el paseo de la Estación, son los lugares escogidos para pedir por los mendigos por su elevado tránsito de personas. El relajamiento del real decreto del estado de alarma les ha ofrecido la oportunidad de recuperar en estos espacios de la capital una normalidad nada nueva para ellos, en la que, como antes del Covid-19, malviven rodeados de una indiferencia que ahora lleva mascarilla .

Lo comprueba un hombre de mediana edad que sentado en el escalón de acceso a un supermercado de la avenida de Andalucía lee una novela de la que, de vez en vez, alza la vista para observar a compradores que no reparan en su presencia. Está parapetado tras un cartelón en el que aclara que acepta comida. Agradece la ayuda a quien se la presta con una voz opaca y una mirada sin horizonte. Más brillo hay en la de una señora sudamericana, situada enfrente, quien a cambio de una moneda ofrece un cheque al portador: «Que Dios se lo pague» .

La mendicidad emerge también junto al mercado de San Francisco , donde un joven pide con escaso éxito a los que entran y a los que salen. Muy cerca de allí, en la p laza del deán Mazas , una chica extranjera, tal vez rumana, ruega a los transeúntes que les presten ayuda. Apenas a un centenar de metros una mujer sentada en el suelo da las gracias a quien a distancia lanza con acierto una moneda al vaso de plástico que sostiene sobre sus tobillos.

Las caras de la pobreza no son las habas contadas que piden en la calle. Centenares de jiennenses reciben socorro de colectivos solidarios. Así, ante la puerta de una asociación de vecinos situada en las inmediaciones de la carretera de Córdoba se agolpan decenas de ciudadanos para recibir productos de primera necesidad. Y las instituciones sociales vinculadas a la Iglesia católica multiplican su esfuerzo para atender la demanda de ayuda.

La metástasis de la solidaridad se extiende desde la capital al resto de la provincia. En su segunda ciudad, Linares, Cáritas ha recibido el apoyo de numerosos colectivos para atender el incremento de las peticiones de ayuda derivado del empobrecimiento de la población a causa de la crisis económica asociada a la sanitaria. Su coordinador, Cristóbal Lupiáñez, ha agradecido las donaciones al comedor social de San Agustín tanto alimentarias como en metálico. «Sin su ayuda no habría sido posible atender a todas las familias que estamos atendiendo diariamente», asegura.

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