DEVOCIÓN ROCIERA

La Venida de la Virgen del Rocío que inmortalizó Juan Ramón Jiménez

Una foto del poeta en la puerta de la parroquia de la Asunción de Almonte sirve, junto a dos artículos en prensa, para desvelar la fecha exacta de un Traslado de la Blanca Paloma ocurrido en 1929

Juan Ramón Jiménez a la izquierda de la imagen ante la Parroquia de la Asunción de Almonte Fundación J.R.J.

Miguel A. Jiménez

La regularidad de los traslados de la Virgen del Rocío al municipio de Almonte se establece, tal y como la conocemos hoy, con la periodicidad de siete años, en 1949 . Antes de esa fecha, la Blanca Paloma era trasladada hasta el municipio cuando las circunstancias, normalmente adversas, así lo indicaban, y con su Venida se procuraba su intercesión para que se superase la coyuntura a la mayor brevedad posible. Por esta especie de «improvisación» y teniendo en cuenta que en épocas pretéritas no existían medios como los actuales para dejar constancia de estas efemérides, muchas de estas venidas quedaban sepultadas en el olvido cuando sus protagonistas desaparecían.

Uno de esos momentos históricos de la devoción rociera sucedió en 1929 , cuando la Virgen del Rocío fue trasladada hasta la Villa de Almonte para que ejerciese su acción milagrosa ante la pertinaz sequía que venía sufriendo la comarca del Condado, muy dependiente del sector agrícola. Y el hecho de que ahora se tenga constancia de este traslado se le debe, en buena parte, al poeta moguereño Juan Ramón Jiménez y a la labor investigadora del almonteño Javier Coronel . Fue a raíz de una instantánea del Premio Nobel, que se custodia en el Centro de Estudios Juanramonianos de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez que el investigador comenzó a escarbar en la escasa documentación existente sobre el hecho y establecer, entre otros detalles, una fecha concreta para una venida que en primera instancia se fijaba en 1930.

En la imagen, que fue tomada por la sobrina de Zenobia, Inés Camprubí, aparece Juan Ramón en la puerta de la Parroquia de la Asunción de Almonte frente al azulejo conmemorativo de la Coronación Canónica y junto a él, el doctor Luis López Rueda, marido de la prima del poeta, Manuela Jiménez, y en el centro de la escena las hijas del matrimonio, Carmela y Manola López.

La visita se produjo en 1929, durante las vacaciones del poeta en Moguer , y el detalle sirve a Coronel para contrastar algunos datos con los que contaba acerca de esta Venida inédita . Por ejemplo, en el cuaderno Historia y documentos de los Traslados de la Virgen del Rocío a la Villa de Almonte 1607-2005, Julio Flores se inclina por enero de 1930 como fecha para el Traslado, algo que ahora sabemos que no fue así por la foto de Juan Ramón y por otras pruebas halladas por Javier Coronel en el curso de su investigación.

Los Infantes D. Carlos y Dª Luisa de Orleans esperan a la Hermandad de Triana en su peregrinación extraordinaria a Almonte en 1930 ABC

Así, en una crónica del Traslado de 1998 elaborada por el almonteño José Luis López Peláez , en la que se recogen testimonios de algunos almonteños mayores como Antonio Corona o Vicente Díaz de la Serna , estos narran cómo en 1929 pidieron permiso para poder asistir al Traslado mientras se encontraban en el Servicio Militar.

Pero el documento que no deja lugar a dudas sobre la fecha concreta de esta Venida de la Virgen es la que arroja la prensa de la época. En concreto, dos diarios reflejaron en sus páginas una efeméride que en aquellas fechas no tenía más trascendencia que la puramente local, por lo que llama especialmente la atención que uno de los periódicos que publicaron una reseña sobre el tema fuera el diario de ideología liberal El Sol, editado en Madrid , que además de informar del Traslado de la Virgen del Rocío a Almonte daba algunos detalles de sociedad como que los infantes don Carlos y doña Luisa de Orleans acompañaron a la Blanca Paloma . Ocurrió, sin lugar a dudas, el 7 de noviembre de 1929.

Mucho más profusa en extensión y detalles fue la crónica del diario La Provincia, publicada el 28 de noviembre , un texto que además permite saber que el ritual de la Venida ha permanecido prácticamente intacto. Por ejemplo, describe cómo en aquella ocasión el rostro de la Virgen fue descubierto por el párroco en el altar dispuesto en el Chaparral, al amanecer, como siempre; los vivas, las salvas de escopeta o los arcos con los que se adornan las calles.

Se desconocen otros detalles, como cuándo comenzó a cubrirse la figura de la Pastora con el guardapolvo y otros, como la participación de la banda de música o la presencia de San José, que recibía a la Virgen a las afueras del pueblo, se han perdido. Esta última costumbre, según establece Javier Coronel , se celebró por última vez precisamente en 1929.

También queda constancia de las peregrinaciones extraordinarias de las hermandades filiales, una costumbre cuyo origen aún está por determinar pero que, como asegura Javier Coronel, «nacen aquí, en Almonte, como hecho inaudito por estar la Virgen fuera de su marco geográfico». La visitaron, como detalla Manuel Siurot para ABC el 27 de marzo de 1930, Huelva –con más de 1000 peregrinos-, Sevilla y Cádiz ; además de Carrión de los Céspedes en enero, Triana en febrero –otra vez con los infantes-, y La Palma en marzo. Rociana haría lo propio en abril.

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