Rafael Aguilar - EL NORTE DEL SUR

El turismo herido

Medina Azahara cerrada los domingos por la tarde: un ejemplo que avala las críticas de los empresarios del sector

Entrada al Centro de Visitantes y Museo de Medina Azahara VALERIO MERINO

Más razón (y valentía) que un santo tienen los empresarios de Córdoba al haberle aguado este jueves a la Junta y al Ayuntamiento -en especial a este último- la celebración del Día Internacional del Turismo . La enmienda a la totalidad, o casi, a la gestión turística de la ciudad, con lo contento que estaba Pedro García con el montaje nuevo del Alcázar de los Reyes Cristianos , no puede ser más sensata y medida, más equilibrada, porque lo que ha hecho CECO es darle naturaleza institucional a una queja que cualquiera habrá escuchado o quizás padecido si tiene afición por los bienes patrimoniales. Es que hay veces que no hay por dónde coger la cosa.

Pongamos que lo que refleja el siguiente relato es algo que sucedió el pasado domingo, un día en la frontera entre el verano y el otoño que amaneció con un sol espléndido que pedía salir a la calle. Una cosa lleva a la otra, las horas pasan entre paseos, lecturas, tapas, cafés y sombras y cuando llega la sobremesa una de las opciones firmes a la vista es acercarse a Medina Azahara . A nadie de la reunión se le ocurre ni de lejos asegurarse de que no va a haber problemas para entrar. «Hombre, si no se puede ir un domingo después de comer cuándo se va poder ir si no», se escucha. Cinco y cuarto de la tarde: la verja de última generación del centro de recepción de visitantes del yacimiento está echada y más que echada, no hay un timbre al que llamar para ver si alguien puede abrir y a simple vista no se distingue ni el horario de apertura del recinto ni la referencia de ningún teléfono de información. Arriba, en la entrada al sitio de interés que acaba de ser noticia de nuevo por la puesta en marcha de la iluminación nocturna, más de lo mismo: los aspirantes a recorrer los restos omeyas se cruzan de brazos entre el asombro y la indignación.

Las preguntas, que más una serie de interrogaciones son una sucesión de quejas, saltan solas: «Vamos a ver. Esto no hay quien no lo entienda. Luego nos quejamos. ¿Que un domingo a primera hora de la tarde no se puede visitar Medina Azahara? ¿Entonces cuando quieren que vengamos, los miércoles en horario laboral?», comenta agriado uno de los turistas frustrados. «A mí esto me recuerda lo de algunas tabernas típicas de la ciudad, que vas un domingo a llevar a comer a algún amigo que viene de fuera y te las encuentras cerradas a cal y canto y luego cuando, el lunes o el martes, le preguntas al dueño que por qué no funcionan cuando más negocio pueden hacer, te suelta aquello de que el personal también tiene derecho a descansar, y no le sugieras que traslade el día libre al lunes o al martes porque te responde que seguro que tú sí que libras los fines de semana completos», añade un tercero. Y no pasan ni cuatro días cuando la Confederación de Empresarios dice bien clarito lo que con frecuencia es un clamor entre los cordobeses y los visitantes. Y mientras tanto, los políticos a su rollo: celebrando que todo marcha como es debido.

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