Apuntes al margen
El triunfo del Power Point
Digan adiós al promotor de toda la vida. Los nuevos chicos de Económicas han tomado el control
FUE el portavoz de Izquierda Unida, Pedro García , quien en el anterior mandato realizó unas airadas declaraciones en las que aseguraba que los fondos de inversión habían tomado el Casco Histórico expulsando a los vecinos .
En realidad, el coordinador de IU se quedó corto. Los fondos de inversión se han quedado con el sector de la construcción casi en su totalidad, con buena parte de las iniciativas que se desarrollan en toda la ciudad (en Andalucía , en España ) donde el promotor tradicional, tantas veces caricaturizado, se encuentra hoy en franca minoría frente a firmas que llegan con mucho dinero dispuesto para invertir.
El momento en que cambió todo fue la gran crisis anterior, de carácter inmobiliario. El promotor tradicional, que se había labrado a pulso aquella imagen agresiva, se encontró con una serie de préstamos que no podía pagar. De todas las grandes empresas de entonces, ninguna queda en pie. Prasa está en concurso de acreedores, Noriega protagonizó una de las grandes quiebras, Arenal 2000 terminó como es conocido y Marín Hillinger es ya un nombre del pasado. Así, pocos quedan de todos aquellos que tanto dinero hicieron en la década de la escalada inmobiliaria gracias a la política de dinero barato, crédito desmedidamente fácil y la desregulación que supuso la legislación sobre suelo de Rodrigo Rato.
Con la crisis, la banca vendió a toda prisa y a bajo precio enormes paquetes de activos de suelo que son las grúas que vemos hoy en toda la zona de Poniente . Donde había promotores, empezaron a llegar marcas de nueva creación como N einor, Aedas, Vía Celere, Kronos o Nuveen, primero, en el mercado residencial .
«Las nuevas marcas como Neinor, Kronos, Aedas o Vía Celere son los vehículos de los fondos de inversión»
El proceso se ha ido alargando a la creación de hoteles ( Millenium , entre otros) o al suelo industrial, logístico o comercial ( Montepino, VGP, Lar) . Todos ellos ligados a fondos como Lone Star, Black Stone, Cerberus o Värde. Empresas de gestión de dinero que vieron la oportunidad de un país que vendía barato multiplicando la posibilidad de generar beneficios para sus partícipes. Para ello, crearon vehículos de inversión.
Ese movimiento ha generado, además, un cambio cultural. Buena parte de los gestores de las antiguas promotoras venían del la actividad de la construcción o de otros sectores como la joyería. Lo que se ven ahora son gestores con formación en Económicas , de nacionalidades variadas y con experiencia en actividades como las consultoras y auditoras. Gente que podría trabajar en banca o en un despacho de abogados. De la uña larga al traje bien cortado, no sé si me explico.
Los políticos y algunos técnicos del sector reconocen estar encantados con este nuevo ambiente. Son empresas directas, no tienen problemas en cumplir las prescripciones, pagan bien y afrontan proyectos que, hace años, hubieran sido incomprensibles. Kronos y Nuveen , por un lado, y Neinor , por otro, han iniciado sus respectivos proyectos de grandes edificios completos para alquilar, el llamado ‘build to rent’ (este rollo nuevo anda plagado de jerga inglesa, se siente). Tienen, todos ellos, una prisa loca. Su negocio se basa en tomar dinero, invertirlo y sacarle rendimiento sin demora. Cuando quieren algo, lo necesitan para ya.
Este triunfo del Power Point , esto de cambiar al ‘ encargado ’ por el CEO , es lo que explica este súbito cambio en muchos sectores ligados al ladrillo. Los fondos de inversión están ahora intentado sacar rendimiento de las adquisiciones que hicieron en los años más negros de la economía. La duda es si han llegado para quedarse o si se irán como vinieron.
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