Contramiradas

La Trini, cantante: «Me gusta ir a corazón abierto»

Impetuosa, vitalista y transparente como un venero. Ha mudado la piel para reinventarse. Copla, jazz, bolero y lo que le pida el cuerpo. Es La Trini

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La Trini, delante del Palacio de Viana ÁLVARO CARMONA
Aristóteles Moreno

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Con solo 9 años ya se plantó en TVE para cantar copla. Y desde entonces no ha parado. Ni de cantar ni de mudar la piel. Un buen día Trinidad Álvarez Beltrán (Córdoba, 1979 ) se transformó en Trinidad Montero . Y Trinidad Montero en La Trini . De la copla al jazz, del jazz al filin cubano , del filin a la bossa , de la bossa al bolero . Y así sucesivamente en un círculo interminable de búsqueda creativa. Si no, escuchen sus propias palabras: «He sido muy inquieta y siempre he buscado otros caminos».

Y no se quería quedar cautiva de la copla.

No. Hay cosas muy bonitas. De hecho, en mis espectáculos sigo cantando copla pero muy retorcida. Incluso a través del rock. Como yo la siento.

Y le sigue emocionando.

Sí, claro. Las letras son de mucho peso. Muy desgarradas. Apasionadas. Yo tengo también ese punto. Soy muy emocional.

¿Qué queda de Trinidad Montero?

Ha habido una evolución de Trinidad Álvarez a Trinidad Montero y ahora a La Trini. Y la sigue habiendo. Con el estreno de «La cosa está que Trini» en el Gran Teatro ha sido una ruptura con lo anterior. No concibo la vida de otra forma. Si no, vamos a estar siempre en el mismo lugar. Y eso para mí es muy aburrido.

Hay que mudar de piel.

Esa es la palabra. Soy como muy Ave Fénix . Hay una elegante rebeldía. Lo que antes me valía ahora ya no me vale. Trinidad Montero ha encontrado cosas. Ha buscado. Y hay cosas que las ha encontrado a ella.

Carlos Cano decía que nuestro Bob Dylan fue Concha Piquer. ¿También el suyo?

Realmente no. Reconozco que ella aportó una forma diferente y muy personal de cantar copla. Yo soy más de Lola Flores y de Marifé. Ese dramatismo y ese arte. Eso que no se enseña y que se tiene.

Con 11 años ingresó en el Conservatorio de Córdoba . Canto, solfeo y piano. Luego se puso en manos del maestro Fragero y Antonio Mondéjar, con quienes aprendió los rudimentos básicos del mundo del escenario. Siguiente estación:Sevilla. Allí se formó con Rafael Mudarra, antes de dar un nuevo salto a Madrid para propinar un impulso definitivo a su carrera artística. Más tarde vino Japón , Gran Bretaña y media docena de países donde maduró su cada vez más sofisticada puesta en escena. Ha compartido escenario con Kiko Veneno , Raimundo Amador, Presuntos Implicados o Lucho Gatic a, y ha interpretado «El amor brujo », de Manuel de Falla , en una exhibición de versatilidad artística que define su poliédrica personalidad.

Con 9 años se subió a un escenario. Con 18 se fue a Japón. ¿Dónde iba tan rápido?

Fue una cosa natural y rodada. No podía pensar que con 18 años iba a estar cogiendo mis maletas. Antes mi madre me acompañaba cuando iba a Portugal o a otros lugares. Luego de Japón estuve tres años yendo a Inglaterra cuatro meses al año.

Ha cantado copla, saeta, filin cubano, bossa nova, canción romántica, jazz. ¿Qué busca La Trini?

¿Sabe qué? Tampoco me planteo eso. No busco nada. Lo que intento es ser feliz haciendo lo que hago.

¿Y es feliz?

Sí lo soy. Lo que pasa es que los humanos somos muy complicados. La cabeza es muy complicada. Soy muy espiritual y energética. Todo está dentro y, a veces, nos dejamos influir por lo de fuera.

¿Y ahora qué le pide su cerebro?

Ahora estoy rebelde.

La artista en su encuentro con ABC ALVARO CARMONA

¿Rebelde con qué?

Rebelde hasta con una misma. El 31 de marzo pasado estrenamos en el Gran Teatro después de un año con mucho trabajo y con la producción de la Casa Azu l, de Ernesto Hita y Jerónimo Jiménez . Ahí nos embarcamos y el espectáculo ha crecido de una forma brutal. Córdoba es una ciudad maravillosa, preciosa, tranquila, donde te puedes permitir una cerveza a la una del mediodía, pero a nivel cultural...

… se le queda pequeña.

¿Qué lugar ocupa la cultura realmente en esta tierra? Una cosa es lo que se dice y otra lo que es. Y yo soy muy sincera. Hago arte desde la honestidad. Soy una mujer muy comprometida con lo que hago.

¿Y qué lugar ocupa la cultura?

De cara a la galería la cultura parece algo muy importante, pero realmente no lo es.

¿Para la gente o para las instituciones?

No lo es para las instituciones. La cultura no puede ser gratuita siempre. Porque cuando llega la hora de pagar 20 o 25 euros la gente no los va a querer pagar. Así que meter en el Gran Teatro a 500 personas un jueves fue una proeza.

Ha cantado usted en Portugal, Alemania, Gran Bretaña, Países Bajos, Japón, EE.UU. y Sudamérica. ¿La Trini no es profeta en su tierra?

Yo sí me siento así. Si metimos a 500 personas un jueves en el Gran Teatro algo estamos haciendo bien. Estamos trabajando mucho. Soy una trabajadora incansable. Y todo lo hemos hecho nosotros.

Es usted hasta autoproductora.

Sí, pero por cojones, y perdón por la expresión. No me ha quedado otra. Y en esta última producción he tenido el apoyo decisivo de la Casa Azul. Hemos hecho un espectáculo muy grande.

En 2019 publicó «Confesiones de una diva». Primero: ¿qué confesiones?

Son una serie de letras y canciones que han marcado mi camino. Las letras son muy importantes para mí. Si no lo siento, difícilmente lo puedo cargar de verdad.

No puede disimular.

No. Imposible. Ni en la vida personal ni en la artística. A mí me gusta ir a corazón abierto.

Segundo: ¿qué diva?

Diva en el escenario. Ahí sí. Y me encanta. Gente como Sofía Loren, Mina, La Lupe . Yo tengo ese aire estético cuando salgo al escenario. Es un personaje que no es artificial. Me sale.

¿Y quién es La Trini fuera de los escenarios?

Ojalá tuviera la misma contundencia que en el escenario. La de fuera es una mujer extremadamente sensible. Muy amiga de sus amigos. Y muy familiar. No podría estar en modo artístico 24 horas al día. No es sano. Me gusta tomarme las cervezas en el bar de toda la vida.

En 2021 estrena «La cosa está que Trini». ¿Veía ya venir la guerra de Ucrania?

Es que las cosas están que Trini. Preestrenamos en mayo del año pasado y un año después lo hemos estrenado en el Gran Teatro con una formación más amplia. Hay una parte teatral, porque todos mis espectáculos siempre han sido muy teatrales. Este último está dividido en varios actos donde podemos ver los amores y desamores. El primer acto es el amor más idílico y el segundo el amor más sexual, que es importante que una mujer hable también de eso abiertamente.

¿Alguien se lo censura?

No, pero he sido una mujer muy clara para todo. Todavía te miran como diciendo qué ligera de cascos, y yo tengo derecho lo mismo que tú. Muy rara vez me han conquistado. No pierdo el tiempo .

¿Y una mujer libre en Córdoba lo tiene más crudo?

A veces sí. Decir lo que piensas, aunque sea de forma educada, no acaba de gustar del todo.

Su vida es una copla.

Intento tener equilibrio pero me cuesta mucho.

«Enseño las entrañas», asegura ÁLVARO CARMONA

Usted ha dicho de sí misma: «Soy una cantante visual». ¿Qué es lo que enseña?

Enseño las entrañas. La Trini real. Yo soy muy visual en mis movimientos y eso es muy importante que le llegue a la gente.

¿El escenario es su trinchera?

Se puede decir que sí. Es mi hábitat. Y cada día me desprendo más de la perfección. He encontrado el equilibrio entre la técnica y el sentimiento. Ya no me preocupan las imperfecciones.

La imperfección es bella.

Total.

También ha dicho usted lo siguiente: «Ser auténtica en este país es un problema». ¿Por envidia o por intransigencia?

Quizás por las dos cosas. Lo que no conocemos siempre nos da miedo. Y en el arte, eso es algo bonito.

¿Ha tenido que superar muchos obstáculos?

Sí. Hay otros países que tienen claro qué lugar ocupa la cultura. Y se puede vivir perfectamente de ella. Aquí tenemos un problema. Hemos tenido que saltar muchos obstáculos . Y por ser mujer también.

¿Rosalía o Martirio?

Martirio.

¿Por qué?

No sé. Llámame más tradicional . O es que todavía estoy en el idioma que yo hablo y no en el que habla la gente más joven. Hay artistas que han llegado muy lejos porque tienen detrás gente y dinero que los soportan.

¿Y usted qué tiene detrás?

Sobre todo, honestidad . Yo no he venido al arte a ser famosa. He venido a disfrutar y a contar quién soy yo.

Pida un deseo.

Paz.

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