Los comercios sacan expositores a la calle para llamar la atención de los clientes
Los comercios sacan expositores a la calle para llamar la atención de los clientes - RAFAEL CARMONA
CASCO HISTÓRICO

Los tenderetes de la Judería de Córdoba dividen la opinión de vecinos y comerciantes

Urbanismo pretende reducir el efecto visual que producen los expositores ubicados fuera de los locales

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En la Judería de Córdoba huele a cuero y a plástico, y sin tener que entrar en ninguna tienda, encuentras platos de barro y llamativas especias pero también imanes, delantales y llaveros para contentar a la vuelta del viaje con un «souvenir». Gran parte de los productos se alcanzan al paso y «tienen que estar ahí porque ese es nuestro tipo de venta» se justificaron ayer los comerciantes de la zona.

Han oído que la Delegación de Urbanismo, en palabras de su portavoz, Pedro García (IU), tiene la intención de actuar «de inmediato» contra la «contaminación visual» que producen los expositores y cartelería de los establecimientos, pero se defienden explicando las condiciones de venta que presenta la zona.

«El 80 por ciento de mi negocio está en la puerta. Los turistas ven algo que les gusta y les cobro en la calle porque no se paran» aclaró la propietaria de un local que viste su fachada con blusas y faldas.

Esto, que para ella es, según explicó «su forma de ganarse la vida», para vecinos como Alejo resulta un «agobio» pasear por las calles de su barrio convertido en un «mercadillo permanente». «Estamos hartos de la invasión», añadió. Pero para tenderos como María, ese es el «encanto de la Judería. Un estilo a los bazares de Túnez o Marruecos». Otro vecino, Rafael, consideró que «aunque algunos se pasan con el tenderete, este barrio es así y así seguirá, le pese a quien le pese».

Tomando la calle Deanes no se puede ver otra cosa que no sea lo que cuelga de las paredes, ventanas y cables: vestidos y más vestidos. Manolo, dueño de uno de los locales de textil explicó que desde que usa la fachada contigua ha incrementado sus ventas «un 45 por ciento». Menos suerte corrió una de las tabernas que asentó su terraza y le llamaron la atención. «No hay espacio para caminar y lo comprendo, pero macetas y otros adornos hacen que la gente se detenga a hacer fotos», apuntó la propietaria.

Una costumbre

La «expansión» de los escaparates improvisados se ha producido de forma paulatina hasta que se ha asumido porque «nadie ha dicho nada», apuntaron en otro local aledaño a la Mezquita. En este sentido, el Ayuntamiento recordó que Córdoba ya tiene una ordenanza en esta materia, pero «no se cumple». Lo cierto es que de una decena de propietarios y dependientes consultados, ninguno sabía exactamente qué podía sacar de su local.

La opinión general es que la exposición fuera de los establecimientos «manviene vivo el comercio», aunque hay voces que reconocen que es necesario un «control porque no se puede permitir el abuso ni el mal gusto». Isabel es guía y comentó que «los visitantes se aburren de ver lo mismo en todas las ciudades. Hay que dar realce a los artesanos locales».

Los turistas, que también tienen que decir en esto, no ven inconvenientes a los expositores del exterior. Un grupo recién llegado de Valencia opinó que no hay «ningún despliegue excesivo» de artículos en la calle. «Lo mismo que en otras ciudades. Lo que sí impacta a la vista es encontrar un Burger King enfrente de la Mezquita», bromearon.

Ver los comentarios