Historias y curiosidades

Así era el sorprendente harén de Almanzor: Un órdago a los Califas de Córdoba

Las crónicas señalan que, atendiendo al consumo de carne de las mujeres, la cifra sería como mínimo de 15.000

Así fue el gigantesco harén de Medina Azahara

Dibujo del caudillo andalusí Almanzor ABC

Manuel Ramos Gil

Hasta hace poco tiempo, por sistema, se ha venido considerando como mera hipérbole las cifras que ofrecían los cronistas musulmanes sobre la grandeza de la Córdoba del siglo X . Sin embargo, a la luz de los hallazgos arqueológicos acaecidos a principios de este milenio, que demuestran que no hay un palmo de tierra ‘virgen’ en las miles de hectáreas del extrarradio de Córdoba, sino que ya estuvieron urbanizadas hace ahora mil años , habría que comenzar a pedir perdón por no dar credibilidad a aquellos historiadores que nos hablaron de la Córdoba del millón de habitantes, de sus 300 mezquitas, 900 baños públicos o 250.000 casas…

6.314 mujeres , según el docto Rafael Castejón , citando a Ibn Idari, eran las que componían el harén del gran califa al-Nasir, en Medina Azahara , serrallo que fue el tema central del articulo de la semana pasada. Se trata de una cifra escandalosa que, sin embargo, y dado lo expuesto anteriormente, no habría que tomar a la ligera. Lo cierto es que en la época de esplendor, todo en Córdoba fue exagerado, para lo bueno y lo malo, y sus califas los reyes más poderosos.

Precisamente, al constituir el harén un símbolo más de ostentación y del poder de los califas, y conociéndose cómo Almanzor imitó a aquellos hasta en el mismo nombre de su nueva ciudad, no sería descabellado pensar que también quisiera copiar, si no, superar, el gigantesco harén de Azahara. Para muestra de su personalidad y poderío baste citar la ampliación que llevó a cabo en la Mezquita de Córdoba, que a partir de entonces casi dobló en tamaño, superando lo edificado durante siglos por todos los califas anteriores.

Conjeturas aparte, Ibn al- Jatib, en su A’mal al a’lam, ofrece cierto dato que permitiría acercarnos a una cifra aproximada de las mujeres que habrían constituido el harén de Medina Alzahira , la ciudad de Almanzor. Según su crónica, las féminas, sin contar otros alimentos, devoraban la bárbara cifra de 9.000 arreldes de carne mensualmente.

Don Joaquín Vallvé, catedrático y miembro de la Real Academia de la Historia, se hacía eco de aquellos sorprendentes datos en su obra ‘Córdoba Califal’, añadiendo que el arrelde equivaldría a la libra mayor de carne de 120 onzas, medida que equivalía a 3,456 kg. De aceptar estos datos, resultaría que las féminas amiríes comerían la friolera de 31.104 kg de carne al mes.

Sabiendo que la O.M.S recomienda un consumo entre 200 a 500 gramos a la semana, hagan ustedes mismo los cálculos que estimen pertinentes, que ya les advierto que en cualquier caso son sorprendentes… Como mínimo 15.000 mujeres

¿Les parece exagerado? Sigamos hablando de cifras…

Las favoritas

El harén se nutriría mayoritariamente de las esclavas cautivadas por Almanzor en sus más de treinta años de campañas en los reinos cristianos del norte. De nuevo, las cifras son escandalosas.De las veintisiete campañas capitaneadas por Almanzor, sólo citamos tres y con los siguientes y dramáticos resultados: 40.000 cautivas tomadas en la campaña contra Zamora y Toro , 70.000 en Barcelona o 50.000 en Aguilar de Sousa . Otras fuentes, como el Dirk, refieren en conjunto una cifra de 99.000 mujeres…

Se opine lo que se opine, la realidad es que llegó tanta mujer a al- Ándalus que se produjo una devaluación en picado de la cotización de las ‘esclavas de lujo’, entre ellas, las mujeres rubias tan apetecidas en la corte, las llamadas sakalibas . A su vez, su devaluación trajo consigo que los solteros prefirieran hacerse de aquellas ‘top models’ a precios bajos, como alternativa al casamiento.

Ad- Darfa comenzó siendo una simple esclava, pero sus belleza e inteligencia pronto hicieron que Almanzor se fijase en ella, convirtiéndola en favorita y madre de quien será su sucesor, Almuzáffar .

También fue favorita su esposa Asma , hija de l general Galib y hasta dos princesas cristianas : Urraca de Pamplona , hija del rey Sancho II , que se convirtió al islam como Abda, la Vascona , madre de Abderramán «Sanchuelo» , y Teresa , hija de Bermudo II de León .

El poeta Ibn Suhayd , que vivió en aquellos años, nos relata una anécdota de su infancia acaecida en aquel harén de Alzahira y cómo allí se nadaba en la abundancia. «La sayyida y las demás mujeres del harén jugaron conmigo y me dieron mucho dinero». En efecto, los dinares se gastaban a manos llenas por las favoritas y sus damas, a veces, en objetos extraños y caprichosos, como presuntas reliquias, entre ellas, algunas tan curiosas como tablas del Arca de Noé o los cuernos del carnero de Ishaq.

Por supuesto, nada de lujos habría para las otras cientos de mujeres de la clase baja o servil de aquel harén fuertemente jerarquizado y vigilado por los eunucos. Aquellas desgraciadas vivirían afinadas en lúgubres espacios no mucho mejores que unas simples cuadras. En este sentido, consta cómo Almanzor frecuentemente utilizaba a sus mujeres como mero regalo, al igual que hacía con sus famosos potros. Cuentan las crónicas que tras volver de su campaña de Barcelona regaló a su visir Abú Merwan una «esposa cristiana» y tres jóvenes vírgenes.

Dicen que Almanzor vio en sueños el fin de su ciudad, la destrucción de sus palacios y cómo su harén y demás objetos valiosos serían objeto de rapiña.

El fin del harén

Pero murió en el año 1002, por lo tanto, antes de que se cumplieran sus pronósticos. La ruina llegó siete años después, durante el breve gobierno de su hijo Sanchuelo. Tenía éste fama de promiscuo y juerguista, señalando el cronista Ibn Idari que «andaba siempre de almunia en almunia y de fiesta en fiesta ».

Era principios de febrero del año 1.009, cuando encontrándose de campaña en el norte, acompañado de 70 mujeres de su harén, Sanchuelo recibe la noticia de que un bisnieto de Abderramán III, se ha sublevado y ha saqueado Medina Alzahira. Rápidamente se pone de camino a Córdoba a la que, sin embargo, nunca llegará de una pieza, pues su ejército lo abandona y la delegación cordobesa lo decapita a pocas leguas de la ciudad.

Durante tres días seguidos la plebe saqueó Medina Alzahira, hasta que al-Madhi, el sublevado , estableció un límite, que alejara al populacho de «la zona en la que estaba el harén, las dependencias del tesoro y los objetos privados», trasladando todo lo que pudo salvar a l alcázar de Córdoba . Una vez allí, el sublevado revisó el harén amirí, despidió a las mujeres libres y se apropió de las mujeres esclavas para sí. Termina el cronista su relato diciendo: «Yació con la mayor parte de ellas y dio algunas a sus visires y partidarios».

Así de dura fue la historia de aquellas mujeres, entre ellas, las dos esposas de Almuzzáfar, llamadas Wayid y Jayal , que pasaron el resto de sus días de harén en harén a medida que se iban sucediendo los nuevos y efímeros califas de Córdoba.

Desde entonces, ya nada volvió a ser tan exagerado en la increíble ciudad, ni para lo bueno ni para lo malo…

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