El Norte del Sur

Blanco roto

El entretiempo es la patria de los contrastes

Pisadas durante la tormenta que causó la calima VALERIO MERINO
Rafael Aguilar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

POR el mismo balcón mínimo del que no se van los restos marrones de la lluvia del Sáhara , ay el Sáhara , cuando hace ya casi una semana de las tormentas entra cada mañana clara de este fin de marzo, tan próximo ya a la llegada de la primavera, el golpe premonitorio del azahar, con la flor que va estallar de un momento a otro en Conde de Priego , en San Bartolomé , en el corazón de la plaza de Juan Bernier , en Cardenal Toledo .

El entretiempo es la patria de los contrastes: hasta anteayer era preciso extremar el cuidado si uno paseaba junto la muralla del Marrubial , porque la calima había convertido la espléndida pista peatonal en una lámina de agua fina y de barro agapazado en cada charco que traía de cabeza a cada peatón, pero bastaba que pasara un rato para que el cielo abriera y pareciera el de Córdoba y no el del desierto, y que ya en la plaza del Alpargate los naranjos le dieran a uno la primera bofetada de la temporada.

Los fenómenos meteorológicos no respetan ni las tradiciones más acendradas. Que le pregunten a los puestos de caracoles: los toldos de los de La Magdalena o de los Patos , tan por estrenar como todo en esta inminencia del mes de abril, lucen aún moteados del pardo de la arenisca del otro lado del Estrecho . Y en el mercadillo que corre cada semana en paralelo a la avenida de la Agrupación Córdoba vi el otro día a una comerciante bien valiente y aguerrida perder la vergüenza ante el mismísimo San Pedro y decirle las cosas bien dichas, y todo porque el capricho de las turbias e inoportunas precipitaciones habían roto el blanco inmaculado de la ropa interior del expositor de delante de su furgoneta .

Al vehículo doméstico de transporte de mercancías , víctima también de las inclemencias climatológicas, le caían ya a esas horas por sus costados no pocas lágrimas de fango aguado, las mismas que persisten en el parque móvil de la ciudad que no tiene más remedio que pasar las últimas noches del invierno en esa intemperie en la que cuando el día clarea vuelve a correr este aire del frío que no se quiere ir y el sol dice que ha llegado su turno.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación