Opinión

Los pocos hombres del presidente

El PSOE cordobés, que fue clave en el derribo a Sánchez, se va a comer ahora los halagos a una ministra que no está sentada ni en la ejecutiva mientras el PP ha de repensar el papel de Nieto

Pedro Sánchez en la Feria de Córdoba EFE/RAFA ALCAIDE

Rafael Ruiz

El PSOE de Córdoba fue clave para la caída inicial del actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , cuando desde la secretaría general del partido intentó por primera vez una investidura con los compañeros de viaje que ahora se ha buscado. Lamento profundamente una disgresión de metepatas como ésta en un momento tan feliz para la militancia socialista andaluza, que hace apenas unos meses estaba echando pestes de la posibilidad lejana de llegar a un acuerdo con Podemos y los partidos que han propuesto la independencia de Cataluña por la vía de la ruptura del marco constitucional. Imagino que las sonrisas propias de la consecución de un objetivo estratégico, sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa , tienen no pocas derivadas para la dirección de la cosa en Córdoba. Y algunas de ellas tienen que darles poca risa a los protagonistas, la verdad.

Sánchez no tiene más remedio que ser un presidente de corta duración antes de que los colegios electorales vuelvan a abrir sus puertas. No ya es que no disponga de un apoyo parlamentario sólido para la gestión operativa del Estado , lo cual es un riesgo de consideración. Es que ni siquiera lo tiene en su propio partido donde las baronías están heridas pero no muertas. Si la agrupación provincial de aquí es un ejemplo de lo que ocurre en otros territorios donde el sanchismo no está asentado, los representantes de la corriente del presidente del Gobierno se ciñen al grupo -reducido pero animoso- creado por Teba Roldán y Rogelio Palacios, entre otros, con la orientación de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y el apoyo de algunos históricos a los que les suda la frente que no gusten sus posiciones como Pepe Mellado .

Sucede que Carmen Calvo tiene todas las trazas de entrar en el Gobierno con puestazo en Moncloa o edificio oficial anexo sin tener siquiera sitio en la ejecutiva provincial. La exministra de Cultura, como bien se ha dicho en otras ocasiones, fue clave para dar forma al pacto bipartito que devino en la aplicación del 155 en Cataluña . En su condición de experta en Derecho Constitucional , Sánchez, dure lo que dure, va a necesitar a alguien que tenga en la cabeza los asideros jurídicos de la descompresión catalana . Y ello va a ocurrir sin que el sanchismo, los más fieles al presidente del Gobierno, tengan siquiera un sitio en la estructura territorial del partido para tomar decisiones por la determinación de Susana Díaz , seguida al pie de la letra por el susanismo local, de no dar ni agua a los adversarios internos.

Si todas las presidencias son un papelón, las del nuevo inquilino del Palacio de la Moncloa tiene todas las trazas para llegar a convertirse en un numerito. Da la impresión de que, mientras más se alargue el contacto con las urnas, se elevan las posibilidades de que los débiles afectos que han facilitado el mandato de Sánchez podrían esfumarse con el atronador ruido que hacen las cosas al caer de las estanterías. Al débil en política se lo comen los tiburones .

No es el PSOE el único que partido que tiene una reorientación pendiente a raíz de la moción de censura aprobada con éxito con el apoyo estratégico del nacionalismo periférico. Los populares cordobeses, que se enfrentan a una inevitable refundación como consecuencia de los gravísimos casos de corrupción ocurridos, tienen ante sí una respuesta que dar en las próximas semanas. El expresidente provincial del PP, José Antonio Nieto, dejará de ser secretario de estado de Seguridad en cuanto se produzca el traspaso de poderes al nuevo equipo socialista de Interior. No tendrá cargo público ni orgánico alguno ya que dimitió de su acta de diputado, incompatible con el puesto de número dos de Juan Ignacio Zoido , y dejó la máxima responsabilidad del partido aceptando la presidencia honorífica. Con 48 años, cuesta pensar que Nieto acepte así por las buenas que su carrera política ha pasado a mejor vida y que toca dedicarse a otras cosas tras los meses en el cargo marcados por algunos de los hechos más dramáticos, metafórica y literalmente, de la historia reciente.

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